Marial Lou: Cirugía “en el quinto pino» , por Alberto Eisman

6/05/2009 | Bitácora africana

En estos días estoy teniendo la oportunidad de visitar varios hospitales locales que una ONG ha establecido en diferentes partes del Sudán Meridional. Esta organización llamada “Arkangelo Ali Association” me ha pedido que recoja material gráfico y escrito sobre las actividades que están llevando a cabo y en este periodo de tiempo he podido ser testigo de la frenética actividad que este puñado de personas están llevando a cabo. No estamos hablando de una ONG internacional con inmensas entradas de dinero, poderosos apoyos logísticos y con una reputación internacional bien conocida, sino una pequeña organización que, partiendo de la iniciativa de una peculiar pareja con experiencia de trabajo sanitario en Sudán, se ha desarrollado y ha crecido hasta contar ahora con 40 trabajadores extranjeros y 300 sudaneses con diferentes especializaciones médicas desde doctores a enfermeros pasando por animadores de salud, comadronas, cirujanos y otros cuadros sanitarios.

Una de las experiencias que estos días me han marcado más ha tenido lugar en el hospital de Marial-Lou y ha sido el poder contemplar cómo esta organización, en las condiciones en las que viven y trabajan en zonas remotísimas de Sudán, es capaz de llevar a cabo incluso operaciones quirúrgicas de importancia con anestesia general. Una de las operaciones de las que fui testigo era la de una mujer de unos 20 años con tres heridas por arma de fuego. Su abdomen era un desastre, llegó al hospital en una situación desesperada y era obvio que tanto el personal médico como sus parientes daban muy poco por su vida. La recuperación después de la primera operación fue sorprendente, por lo cual continuaron con el tratamiento y la cirugía. Cuando yo llegué, pude contemplar la quinta y última operación en la cual se le iba a quitar la colostomía (una apertura artificial en el abdomen para deponer los excrementos) y donde volvería a recuperar el proceso normal de sus funciones fisiológicas y el restablecimiento de sus órganos internos. La operación duró casi cuatro horas y tuvo un final feliz: toda una proeza, si tenemos en cuenta que esto que les cuento sucede en un sitio remoto, sin accesos permanentes, sin puntos importantes de abastecimiento o infraestructura mínima de comunicación y transporte.

Milagros así suceden gracias al empeño y la profesionalidad de unas personas que son capaces de dar lo mejor de sí mismas, viviendo en cabañas, en condiciones casi espartanas, para hacer posible que los habitantes del Sudán pueden tener acceso a unos servicios sanitarios de calidad. Un grupo de cirujanos y anestesistas eslovacos se han comprometido con este hospital y ofrecen sus servicios durante varios meses, asegurando que los pacientes que lo necesiten puedan tener también tratamiento quirúrgico. Durante los años que ha estado funcionando, este hospital ha salvado miles de vidas en un contexto donde una simple afección de apendicitis deriva fácilmente en una peritonitis y significa una muerte casi segura si no hay cerca instalaciones médicas adecuadas.

Ni que decir tiene que Marial Lou no puede cubrir todas las necesidades que existen en esa región. Es un hospital rural, el único de su clase en el inmenso estado de Warab, uno de los 10 que componen el Sur del Sudán. El gobierno local todavía no cuenta con una capacidad suficiente para poder establecer otros hospitales similares que puedan atender a los miles de personas que lo necesitan. Mientras llega ese día, el trabajo y la dedicación de este hospital, de la organización que lo sustenta y del personal que lo hace realidad cada día son lo único a lo que se puede aferrar esta comunidad perdida del Sur del Sudán.

Una de las características más peculiares del hospital de Marial-Lou es que está dirigido por el Dr. Benjamin Jok, un doctor originario del Sur de Sudán. Creo que sobre él tendré que hablar largo y tendido otro día. Es admirable que poco a poco, comienzan a surgir profesionales locales en cuyas manos están ya ciertas estructuras… pero ¿cuánto tiempo pasará hasta que el Sudán tenga sus propios profesionales, sean médicos, ingenieros o profesores formados? Serán décadas. El conflicto armado que ha durado 20 años ha dejado una gran huella en el tejido social. Toda una generación ha perdido el tren de la educación y los servicios que hay ahora son a todas luces insuficientes. Aunque las perspectivas no sean lo que se dice halagüeñas, también es verdad que hay signos de esperanza y este hospital junto con la gente que trabaja en él es uno de ellos.

Original en :

http://blogs.periodistadigital.com/enclavedeafrica.php

Autor

  • Alberto Eisman Torres. Jaén, 1966. Licenciado en Teología (Innsbruck, Austria) y máster universitario en Políticas de Desarrollo (Universidad del País Vasco). Lleva en África desde 1996. Primero estudió árabe clásico en El Cairo y luego árabe dialectal sudanés en Jartúm, capital de Sudán. Trabajó en diferentes regiones del Sudán como Misionero Comboniano hasta el 2002.

    Del 2003 al 2008 ha sido Director de País de Intermón Oxfam para Sudán, donde se ha encargado de la coordinación de proyectos y de la gestión de las oficinas de Intermón Oxfam en Nairobi y Wau (Sur de Sudán). Es un amante de los medios de comunicación social, durante cinco años ha sido colaborador semanal de Radio Exterior de España en su programa "África Hoy" y escribe también artículos de opinión y análisis en revistas españolas (Mundo Negro, Vida Nueva) y de África Oriental. Actualmente es director de Radio-Wa, una radio comunitaria auspiciada por la Iglesia Católica y ubicada en Lira (Norte de Uganda).

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