El lema de la campaña de este año de Manos Unidas lleva una connotación que llama la atención, porque no estaba en las anteriores: conmina a actuar. “¡Actúa!” y es que a veces el problema de los más desfavorecidos no es la falta de recursos sino la imposibilidad de acceder a ellos, por condicionamientos políticos, sociales, económicos… que no se solucionan con donativos sino actuando desde las esferas más pequeñas, como la educación en la familia, hasta un compromiso con la sensibilización, la concienciación.
El día 8 de febrero de 2012, Manos Unidas ha presentado a la prensa su campaña número 53, que se ocupa del sexto objetivo de desarrollo del milenio, combatir el Sida y la Malaria, haber detenido y comenzado a reducir su propagación, para 2015. En la presentación de la campaña, su presidenta, Myriam García Abrisqueta, aclaró que Manos Unidas también se propone combatir otras enfermedades olvidadas, como la lepra, chagas, etc.
En la presentación participaron dos mujeres que contaron sus experiencias, la etíope Seble Balcha y la española Alicia Vacas.
Seble, que hablaba un castellano perfecto por haber estudiado medicina en Cuba, contó que trabaja en un hospital rural, de la región etíope de Gambo, a 245 kilómetros de la capital, Addis Abeba.
Este hospital que comenzó como una leprosería de misioneros, en 1987 se convirtió en hospital general. Allí atienden a entre 94 y 95.000 personas al año, unos 3.000 nuevos cada año. Este hospital tiene diversos departamentos importantes como farmacia, quirófanos, visitas externas, laboratorios, etc con la colaboración de Manos Unidas y alguna otra organización italiana, pero faltan otras muchas más cosas, una ambulancia, invertir en sensibilización para poder tener un banco de sangre, ya que los etíopes, por cultura, son reacios a donar sangre, y pocas personas pueden hacerlo, debido a la malaria. Pero la necesidad más importante es de personal, se necesita más personal médico.
Seble contó que lo que más impresiona de su trabajo es ver en qué condiciones llegan los pacientes, después de caminar largas distancias a pié, en caballo o en camillas rudimentarias, y casi siempre con un estado muy avanzado de su enfermedad. La sanidad gratuita en Etiopía no existe. Como siempre, las malas políticas y decisiones de gobiernos afectan sobre todo a los más pobres.
Un ejemplo perfecto de que los conflictos políticos lo deciden unos y lo pagan otros, siempre los más desfavorecidos, es la región en la que trabaja Alicia Vacas, misionera comboniana que vive y trabaja entre Israel y Palestina. Manos Unidas colabora con su trabajo en las comunidades beduinas en el desierto de Judea. Alicia mostró con mapas la situación de la región. Las poblaciones árabes y los asentamientos ilegales de colonos judíos en Gaza y Cisjordania, por dónde pasa la línea verde, la delimitación fronteriza que propone la ONU, y por dónde pasa el muro construido por Israel, se supone que ilegalmente, para impedir a los árabes moverse por la región.
Los recursos médicos están ahí y son abundantes, pero acceder a ellos para algunas poblaciones es prácticamente imposible, se les impide el acceso por la fuerza militar. Alicia relató casos escalofriantes. La vida cotidiana tan dura y los abusos e injusticias que sufren las comunidades con que trabaja, entre ellas las de los emigrantes africanos que llegan a Israel, cuando no han recibido un disparo por parte de la guardia fronteriza de Egipto, encargada de hacer infranqueable la frontera de Israel con su país, en el monte Sinaí.
Un ejemplo de los abusos a los que se somete a las poblaciones árabes son los trámites para una embarazada que necesita atravesar el muro para ir al hospital de su pueblo, que ha quedado al otro lado de dicho muro. Si va a dar a luz recibirá un permiso de 24 horas, pero tiene que haberlo pedido con tres días de antelación. “Como veis no hay lugar para las urgencias”, sentencia Alicia.
Las tres instaron a los periodistas a hacer nuestra parte. La de la sensibilización. No podemos permitir que estas historias queden olvidadas, porque piden a gritos compromiso, no solo colaboración monetaria una vez al año. Myriam recuerda que el compromiso “es actuar, es no cerrar los ojos”, “no sólo dar en época de abundancia, lo que nos sobra”.
Fundación Sur
