Malaui y la agenda de Occidente para África

23/05/2012 | Opinión

Cuando insistes en ser mendigo es muy probable que termines sufriendo abusos y que se aprovechen de ti. Malaui ha devaluado recientemente su moneda, el kwacha. Esta devaluación era una demanda clave del Fondo Monetario Internacional, FMI, al gobierno de Malaui, para poder recibir el apoyo del FMI respaldado por Occidente. El gobierno de Malaui, por supuesto, describe esto como un mal necesario para que el país pueda seguir siendo viable.

Malaui es un país que no tiene nada, su principal exportación es el tabaco. El 36 % de los ingresos del gobierno provienen de las agencias de ayuda y donantes occidentales; literalmente es un país que se desmoronaría sin la ayuda occidental. Aún así, Joyce Banda, la presidenta, se niega, como han hecho todos sus predecesores a liberar a Malaui de esta esclavitud.

En su lugar, ella acepta todas las condiciones de Occidente para tener un gobierno funcional. Dos semanas después de la devaluación de la moneda, Joyce Banda tiene que aceptar otras condiciones de occidente para recibir más donaciones, ha tenido que mostrarse de acuerdo en descriminalizar la homosexualidad, una demanda clave de los donantes.

¿Cuáles son estos pasos necesarios que habrían liberado a Malaui y al resto de África a largo plazo? Obviamente, son factores que el FMI nunca demandaría porque a Occidente no le interesa que los pueblos negros sean prósperos, los hechos son más elocuentes que las palabras.

El primer paso necesario, incluso antes de hablar con el FMI hubiera sido eliminar las barreras a la entrada en todos los sectores de la economía, la banca, las telecomunicaciones, fijar los precios de los productos agrícolas. En segundo lugar tener un único y simple sistema de tasas que no sea complicado. Una vez liberada la economía, entonces Joyce Banda debería haber hablado con el FMI.

Liberar una economía es tener el sentido común de confiar en tu pueblo, algo de lo que se carece en África, es el pueblo el que construye las economías, las economías son para el pueblo, libera el mercado, una demanda que el FMI nunca hará, porque no le interesa ver una África próspera.

Al liberar la economía, la gente resolverá los problemas de la economía, no los expertos, que no están implicados de verdad en la economía, no puedes conocer las necesidades de un pescador a menos que tú te dediques a la pesca, no te pongas en su camino. Deja a la gente elegir a quién quieren comprar sus pescados, y el gobierno decide quién puede y quién no puede pescar, eso se consideraría malo, si yo tengo un barco y quiero pescar, ¿Por qué no dejarme hacerlo?

Tampoco se hace esto con los bancos, la gente decidirá en qué bancos quiere meter su dinero, nunca debería ser el gobierno, ¿cuál es la diferencia si el talento de un hombre es la banca y no la pesca? Si no puede encontrar un trabajo en un banco, debería permitírsele abrir el suyo propio, desafortunadamente eso es libertad, que los países occidentales no sean libres, no significa que África no deba serlo.

Lo mismo pasa con las telecomunicaciones, si un hombre no es buen banquero ni buen pescador, si no puede encontrar un trabajo en una compañía de telecomunicaciones, si tiene la capacidad, déjenle iniciar su propia compañía, una ilegalidad en todas las sociedades occidentales que crea grandes divisiones en la riqueza. Depreciar la moneda sin aumentar el potencial económico es una receta para aumentar las duras condiciones de vida a corto y largo plazo, y el FMI lo sabe.

África es un continente que lo que más necesita es libertad, por la sencilla razón de que está por detrás de todos los demás pueblos, en términos de desarrollo económico. La libertad significa confianza en el pueblo y que se permita al pueblo tener confianza en sí mismo. Uno debe tener confianza en sí mismo para ser agricultor, lo mismo que uno necesita confiar en sí mismo para ser un banquero capaz, o dirigir una compañía manufacturera, el gobierno debería mantenerse fuera del camino de la gente que confía en sí misma, y aprendes a confiar en ti mismo haciéndolo. Todo el capital por el que África mendiga, ha sido creado por otros seres humanos, seres humanos que confían en sus habilidades.

Joyce Banda debería haber introducido iniciativas para que la gente tenga confianza en sí misma, y después debería haber contactado con el FMI. Uno pensaba que la presidenta había aprendido del pasado y comprendido que si la gente es libre para hacer algo, lo hará, y si no son libres para hacerlo, no lo harán. Ningún pueblo de este mundo debería obtener el 36 % del presupuesto de su gobierno de donaciones. Vamos África, podemos hacer algo mejor.

He insistido durante mucho tiempo, el FMI nunca podrá ayudar a África, lo suyo es hacer demandas que nunca han funcionado, simplemente da libertad a la gente, es una falta de confianza de los líderes africanos, que confían en los asesores blancos más que en su propio pueblo, y tienen África patas arriba.

Ahora Malaui se enfrenta a la ridícula situación de que se le dicten las leyes, porque son pobres, la homosexualidad no tiene nada que ver con el desarrollo económico. Hubiera sido más importante para Malaui haber liberado a su pueblo antes de hacer leyes sobre homosexualidad. Extrañamente, los donantes que se preocupan tanto por la homosexualidad, no han pedido a Malaui que libere a su pueblo, para crear riqueza.

La agenda de Occidente para África es simple, sé como nosotros o de lo contrario… Si Malaui no da pruebas suficientes, entonces uno se hace pasar por ciego.

Bhekuzulu Khumalo

(Africa News, 22-05-12)

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