Madrid Rumbo al Sur, En el circo de Yaffar

23/11/2009 | Bitácora africana

El padre y el hijo.

El pastor que nos va a guiar llega a nuestro campamento de Tattiouine cuando todavía los chicos se preparan. Le preguntamos qué significa una gran inscripción en árabe que se aprecia en la ladera de una montaña. Se trata de una loa al actual rey, Mohamed VI. El monarca merece grandes alabanzas por parte del pastor, que nos asegura en un castellano sincopado pero entendible, que ahora puede ir hasta la siguiente población sin que le roben o le asalten. Su opinión sobre el anterior rey, Hassan II, no es la misma. Preguntado sobre cómo eran con él los viajes a la siguiente población, se corta con el dedo la garganta.

Costumbres saludables.

Nuestro guía pastor es un hombre que aparenta la cincuentena, moreno, con la cara surcada de arrugas y con un bigote que puentea una eterna sonrisa complaciente. De complexión un pelín gruesa, es fumador empedernido. Aún así, comienza la marcha a buen paso, y su ritmo hace que se produzcan las primeras rupturas en la fila.
Pausas musicales.

Tras la primera subida, para el grupo para descansar unos minutos. Dos grupos de chicos se retan de manera espontánea a cantar canciones de las que suenan en los 40 Principales. Alex, monitor, chaquetea pasando del grupo donde estaba al otro, que muestra más vigor vocal.

El impasible durmiente.

Subimos en vehículos para llegar hasta el Circo de Yaffar. Monto en el vetusto pero todavía poderoso Land Rover de bomberos que pilota Sevillano. En la caja de atrás nos apelotonamos 6 personas. Lo abrupto del terreno nos hace dar botes capaces de hacerme chocar la espalda con el techo. Uno de los chicos no ha dejado de dormir ni siquiera cuando su cuerpo flotaba en el aire sin contacto con el coche.

26 AGOSTO, 11:00, Circo de Yaffar.

Piedra, papel y tijera.

Circo de Yaffar. Mi gps mide 2280 metros de altitud. Las cumbres cercanas, desde el collado en el que paramos, parecen cernirse sobre nosotros. Los colosos del Himalaya deben ser así debajo de sus nieves. Las orgullosas montañas de aquí, sin embargo, también vestirán de blanco buena parte del año. Entre octubre y junio lucirán radiantes.
Roca partida y piedra maltratada por el agua, la nieve y el viento. Si se encontrara buna utilidad práctica a las lascas de piedra, Marruecos sería primera potencia mundial.

Vitalidad sin vitaminas.

Descendemos por el collado para hacer trekking por esta zona del medio Atlas. La gente que encontramos saluda desde lejos con las manos y continúa saludando hasta mucho después de pasar nosotros a su lado. Gente de apariencia miserable, vestida con ropas sucias y que pide algún tipo de regalo, o de dinero, a los miembros de la expedición que pasamos de camino. De tal manera que algunos niños y alguna mujer nos acompañan durante los bastantes kilómetros más de marcha que nos quedan por delante. Mientras, cansados, miramos al suelo apretando los dientes, ellos corren de arriba a abajo de la columna, hablando, gritando, pidiendo… Sé que sus cuerpos están aclimatados a los más de dos mil metros de altitud, pero ignoraba que su capacidad de insistencia les pudiera llevar a realizar verdaderas proezas físicas.
Descubrimiento crucial.

En estos días de viaje todos hemos ido aprendiendo cosas. De los bomberos de la Comunidad de Madrid, que una vez echada a la cantimplora la pastilla potabilizadora, hay que esperar cierto tiempo antes de beber. De Riquelme, el biólogo, que el dulce de membrillo ayuda a superar los apretones de las tripas.
Pero la enseñanza más importante hasta ahora ha sido algo que nunca hubiera pensado, y que nos ha impactado a todos: El bocadillo de spaghetti con salchicha es delicioso.

Gabi se ha ocupado de cocinar en el collado, y el resultado ha sido sorprendente. El aplauso ha sido unánime. Y Gonzalo, a la hora de servirnos, me ha dado un “extra” de salchicha por haberles dejado el mechero para hacer fuego.

Cuando vuelva a casa repetiré la experiencia.

Mojones.

El camino está plagado de mojones de piedras acumuladas que no sabemos qué significan. Son señales de algo que no sabemos qué es, advertencias que nos pasan desapercibidas, desvíos hacia lugares que nunca conoceremos.

Como en la vida misma.

Los últimos de Filipinas.

Desde el collado, los vehículos nos transportan a la mayoría de vuelta al campamento. Los monitores, buenos capitanes, son los últimos en abandonar el barco. Se quedan allí, junto con el equipo de material. El camino de regreso es largo y difícil, es decir, tardarán los vehículos en volver a buscarles. Y seguramente empezará a hacer frío.
Mientras los demás nos hemos bañado felices en el río, quitándonos el polvo que nos cubría, ellos seguían allí.
Ahora mismo, ya de noche, mientras escribo estas líneas, los chicos tocan los tambores con gente del lugar, cantan y ríen.
Y un grupo de monitores todavía queda por regresar.

Ramón Huarte Cronista Oficial de MRS 2009

http://www.madridrumboalsur.com

Autor

  • Madrid Rumbo al Sur

    La expedición "Madrid Rumbo al Sur" es una oportunidad excepcional para los jóvenes de la Comunidad de Madrid de viajar para conocer África. Los objetivos son: la promoción del conocimiento de África y de los africanos de la Comunidad de Madrid, la sensibilización de la juventud madrileña hacia los desafíos del desarrollo y la oportunidad de conocer sobre el terreno las actividades de cooperación al desarrollo promovidos por la Comunidad de Madrid. Para ello, los jóvenes madrileños ganadores de esta 3ª edición del concurso "Madrid Rumbo al Sur", realizarán una ruta por África Occidental, por países en los que la Comunidad de Madrid está actualmente desarrollando proyectos de Cooperación.

    Bitácora Africana irá publicando las crónicas del viaje realizado durante el verano de 2009 por tierras de Marruecos por los jovenes madrileños que se embarcaron en este emocionante viaje de aprendizaje y cooperación.

    http://www.madridrumboalsur.com

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