Lucha y archivo, por Sean Henry Jacobs (parte 3/3)

5/09/2025 | Cultura

 

La película también dedica un tiempo considerable a la vida de Sachs tras el fin del apartheid. Tras el levantamiento de la prohibición del Congreso Nacional Africano (CNA) y el regreso de los exiliados, Sachs conoció a Vanessa y posteriormente renunció al CNA para convertirse en juez del nuevo Tribunal Constitucional de Sudáfrica. De Gouveia y Shamis incluyen escenas que representan algunos de los debates legales de casos que Sachs y sus colegas llevaron a cabo. Esto resulta útil, ya que muestra el alcance de la contribución de Sachs a la institucionalización del orden jurídico posterior al apartheid. La película destaca también el papel de Sachs en la conservación de la colección de arte del Tribunal, lo que contribuye al carácter singularmente acogedor de la institución, diferenciándola de otras instituciones similares en todo el mundo.

Albie: Una Extraña Alquimia podría fácilmente haber sido pura hagiografía (es producción ejecutiva de Albie y Vanessa), y a veces da esa sensación, pero la película incluye algunas sinceras conversaciones entre Sachs y sus hijos: Alan, quien lo visitó tras el atentado de Maputo en 1988 y posteriormente se convirtió en artista; Michael, un economista que trabajó en el gobierno postapartheid y que ofrece la única voz crítica a la película sobre compromisos de aquella época; y Oliver, el menor, a quien tuvo  con Vanessa en 2006, cuando Albie tenía 71 años. Estas escenas parecen una especie de testamento viviente: irresuelto, tierno y lleno de búsquedas.

Algunos de sus allegados, pero que ya no están, también tienen la oportunidad de hablar, aunque sea momentáneamente. Kemp falleció en 2023, y solo la escuchamos brevemente a través de una grabación reflexionando sobre su estancia en Londres. Su relación dejó una huella imborrable en Sachs. De igual manera, Koyo Kouoh, curadora jefe del Zeitz MOCAA, quien mantuvo una estrecha relación con Albie y Vanessa y falleció este año, también aparece en la película. En la que probablemente sea una de las últimas imágenes de Kouoh en cámara, la vemos junto a Sachs, colaborando en la planificación de “Spring is Rebellious”. Originariamente de Camerún y criada en Suiza, Kouoh ofrece una de las más profundas reflexiones de la película sobre lo que debería representar la siguiente etapa del proyecto de construcción nacional de Sudáfrica: un país que, en su mejor expresión, acogedor, cuya identidad está en constante evolución y que pertenece a todos sus habitantes, independientemente de su procedencia. “Las personas llenas de amor y generosidad se encuentran”, dice. “Y cuando se encuentran, forman una conexión. Creo que es algo espiritual, tú  sabes. Esas personas se encuentran dondequiera que se muevan en el mundo”.

La película también sugiere que el ataque de bomba que mutiló a Sachs no fue solo una tragedia, sino también un punto de inflexión. Tras el fin del apartheid, Henri van der Westhuizen, uno de los terroristas sudafricanos blancos responsables de su planificación, solicitó reunirse con Sachs. «Cuando vio mi brazo [mutilado], se estremeció«, relata Sachs. Hablaron, pero Sachs se negó a estrecharle la mano, instándolo a testificar ante la Comisión de la Verdad y la Reconciliación. Años después, se reencontraron en una fiesta. Van der Westhuizen le dijo que había confesado. «Solo tus ojos pueden decirme que es verdad«, dijo Sachs. Esta vez, se estrecharon la mano. «No es perdón. Es trascendencia«, reflexiona Sachs. «El triunfo de los valores. Ese ha sido mi camino. Y lo sigue siendo«. Sachs se refiere a este enfoque como «venganza blanda«.

Para Sachs, la venganza blanda equivale a una forma de justicia lograda mediante la práctica de la democracia, la igualdad y el Estado de derecho; esencialmente rechazando las represalias en favor de la realización de los ideales negados por la violencia del pasado.

Uno percibe que Sachs puede permitirse el lujo de ser indulgente y que es consciente de ello: logró el fin del apartheid que a tantos otros se les negó. Se casó con Vanessa, originaria de los municipios de Ciudad del Cabo. Tuvo la suerte de tener otro hijo. Se convirtió en juez. Vive en Clifton, una codiciada zona costera de Ciudad del Cabo. Su vida y su arte son celebrados en el museo más dinámico del país. Este no ha sido el caso de muchos otros.

Como alguien que cree que la generación de los luchadores por la libertad de Sachs merece lo que le corresponde, no hay amargura en estas observaciones, solo reflexión. El proyecto sudafricano sigue inconcluso. Historias como la de Sachs no solo dan testimonio de los logros del pasado, sino que también nos confrontan con la urgente e inconclusa tarea que aún queda por delante para lograr la justicia, la dignidad y la igualdad para todos.

Sean Henry Jacobs

Fuente: Africa is a Country

[CIDAF-UCM]

Autor

  • Fundador de Africa is a Country y profesor de Asuntos Internacionales en The New School.

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