Luces y sombras de una maldita plaga, Por Alberto Eisman

4/06/2008 | Bitácora africana

Hoy me lo vuelvo a encontrar después de meses de ausencia. Me cuesta trabajo reconocerlo. Sus brazos, otrora fuertes, fibrosos de puro músculo y fuerza, están ahora desinflados y fofos. Apenas puede caminar, su gesto es triste y sus ojos no pueden evitar una mirada profundamente triste.

La enfermera que lo atiende me dice que sospechan lo peor. No sabemos exactamente lo que tiene, pero habría que hacerle la prueba para ver si tiene “la enfermedad”. La llama así, con artículo determinado, como si fuera una definición bien clara y contundente. Por desgracia, pienso lo mismo que ella. No es posible que el físico de Sukiri (nombre ficticio) haya podido cambiar tanto en los últimos meses a ser que haya habido una gran infección o una transformación masiva en su organismo.

Hoy día, miles de personas en África luchan diariamente contra la pandemia del SIDA. Especialmente en Kenia y Uganda, es maravilloso ver a personas que, gracias a la buena labor de grupos de apoyo y de otros grupos de presión que han conseguido que se generalice y se abarate el tratamiento de medicamentos antiretrovirales, hoy son personas renovadas física y espiritualmente. Luchan día a día por vivir de manera sana, por evitar las infecciones oportunistas, por mantener su tratamiento y hacer una dieta lo más saludable posible… y hablamos de historias de éxito que no son precisamente la excepción. Hoy día, miles de enfermos seropositivos le están “robando” años a la muerte anunciada con la noticia que estaban infectados por el virus. Hace algunos años, los síntomas de la infección eran sinónimo de una muerte segura en poco tiempo… Hoy día esto no es así, muchas personas se están beneficiando de estos tratamientos y comienza a haber una nueva conciencia en la sociedad. Ya comienzan a ser historia los tiempos en los que afectados de SIDA eran tratados poco menos que como apestados. Todavía hay mucho camino por recorrer, pero podemos ya contar algunas humildes victorias en esta dura batalla.

La otra cara de la moneda es Sukiri y su situación. Él no podrá beneficiarse de estos tratamientos, ya que está en Sudán, en un país en casi situación de guerra donde apenas hay medicamentos suficientes para tratar las enfermedades más simples, así que imagínense cuándo habrá acceso a los antiretrovirales. Si se confirma el temido virus en su cuerpo, su vida estará sentenciada y, debido a la falta de cuidado paliativo, habrá muy poco que se pueda hacer. De manera similar será el sino de muchos otros miles de personas cuyo aislamiento geográfico y la falta de estructuras sanitarias les acarreará una muerte segura en pocos meses.

Sukiri me mira con sus ojos todavía llenos de vida y de preguntas y no sé qué decir. Quiero estarle cercano en este momento difícil y hacerle sentir mi amistad y mi afecto… pero sé que si la cosa se pone mal, nada de esto podrá salvarle. Me aguanto la rabia y la impotencia que siento dentro de mí, sabiendo que esta situación se repite diariamente en esta sufrida África, donde hay poblados enteros habitados por puros abuelos y niños ya que la generación intermedia ha sido borrada por esta plaga.

Estas situaciones son la cara y la cruz de una misma realidad que afecta hoy a millones de personas. El problema de esta y de muchas otras catástrofes es que llega un momento en el que las cifras pierden su significado cuando uno descubre que – detrás de cada número – hay una persona, un nombre, una historia personal y una familia.

original en:)

http://blogs.periodistadigital.com/enclavedeafrica.php

Autor

  • Alberto Eisman Torres. Jaén, 1966. Licenciado en Teología (Innsbruck, Austria) y máster universitario en Políticas de Desarrollo (Universidad del País Vasco). Lleva en África desde 1996. Primero estudió árabe clásico en El Cairo y luego árabe dialectal sudanés en Jartúm, capital de Sudán. Trabajó en diferentes regiones del Sudán como Misionero Comboniano hasta el 2002.

    Del 2003 al 2008 ha sido Director de País de Intermón Oxfam para Sudán, donde se ha encargado de la coordinación de proyectos y de la gestión de las oficinas de Intermón Oxfam en Nairobi y Wau (Sur de Sudán). Es un amante de los medios de comunicación social, durante cinco años ha sido colaborador semanal de Radio Exterior de España en su programa "África Hoy" y escribe también artículos de opinión y análisis en revistas españolas (Mundo Negro, Vida Nueva) y de África Oriental. Actualmente es director de Radio-Wa, una radio comunitaria auspiciada por la Iglesia Católica y ubicada en Lira (Norte de Uganda).

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