Los sindicatos de Zimbabue convocaron el día 20 de enero una huelga de cinco días para la próxima semana para exigir la subida del salario básico al doble, un día después de no asistir al trabajo, ignorado de manera generalizada.
“Nos reunimos como representantes de los funcionarios y acordamos aumentar nuestra huelga y comprometernos con no asistir al trabajo entre el lunes y el viernes de la semana que viene”, declaró Tendai Chikowore, la portavoz del sindicato general de los empleados del estado.
La última convocatoria se hace después de un día de huelga, que tuvo poco seguimiento, ya que la mayoría de los trabajadores en la capital acudieron a sus puestos de trabajo, el día 19.
Chikowore dice que los trabajadores quieren a todos los niveles aumentos salariales de 200 a 538 dólares al mes, para los trabajadores del gobierno con el sueldo más bajo, seguro médico y un subsidio para los trabajadores que vivan en zonas rurales.
“No hemos obtenido respuesta del gobierno”, añade, “hay un silencio total y no estoy segura de que entiendan realmente la magnitud del problema.
“Iremos revisando nuestra estrategia sobre la marcha. Instamos a la policía a no acosar a nuestros miembros. Si eso ocurre, estamos preparados incluso para salir a las calles y enfrentarnos a la policía”.
Los funcionarios, particularmente los profesores, enfermeros y médicos, han estado haciendo huelgas intermitentes, para pedir mejores salarios desde 2007.
Trabajadores fantasma
La situación alcanzó su máximo grado en 2008, cuando la escasez de personal obligó a los hospitales estatales a cerrar algunas unidades y la huelga de los profesores hizo que sólo hubiera 50 días de clase en todo el curso.
La economía de Zimbabue ha comenzado a recuperarse después de una recesión que ha durado una década, tras la firma del acuerdo de reparto de poder entre los eternos rivales, el presidente Robert Mugabe y el primer ministro, Morgan Tsvangirai, después de las fallidas elecciones de 2008.
Pero los trabajadores fantasma son un problema en el servicio civil: alrededor de un tercio de los 230.000 empleados del gobierno, en realidad no existen, según el ministro de Finanzas Tendai Biti.
Una gran parte del pago de salarios es reclamado fraudulentamente por personas que utilizan alias ficticios.
Biti, un aliado de Tsvangirai, ha insistido en que el gobierno, con enormes problemas de liquidez, no se puede permitir pagar salarios más altos.
Mugabe ha acusado al ministro de sabotear deliberadamente el gobierno rechazando las subidas que piden los funcionarios.
(News 24, Suráfrica, 20-01-12)