Los secuestros ya son rutina en Angola

25/06/2012 | Crónicas y reportajes

Cinco individuos no identificados secuestraron al joven activista Gaspar Luamba el 14 de junio en Luanda. Durante seis horas y media, fue interrogado y acosado.

Alrededor de las 10 de la mañana, cuando el activista terminó una clase de sociología política en el Instituto de Política Internacional (ISA) de Angola, dos compañeros de clase le informaron de que dos individuos querían hablar con él abajo. Según su relato, cuando iba hacia abajo, desde el primer piso no vio a esas personas y salió del recinto. Luamba, de 25 años de edad, es un estudiante de primer año de Relaciones Internacionales y Ciencias Políticas en el ISA.

En la calle, a unos cien metros del instituto, dos hombres se le acercaron, y educadamente le pidieron que se subiera a un coche sin mostrar ningún tipo de violencia para evitar alertar a los transeúntes. Como dudó, una camioneta Mitsubishi L200 aceleró parar cortar su huída, dos hombres se retiraron, un tercer hombre le apuntó con un arma de fuego y otro le dio dos bofetadas en la cara. Estos individuos lo empujaron al asiento trasero de un segundo coche, un Kia todoterreno, donde se encontraba el quinto hombre, el jefe de la misión.

“A toda velocidad, se dirigieron directamente a las instalaciones de Odebrecht, por la autopista Benfica,” dijo Luamba. Odebrecht es una empresa multinacional brasileña, involucrada en negocios de construcción, petróleo, diamantes, entre otros, en Angola, y es conocida como una de las compañías con más vínculos con el palacio presidencial.

Gaspar Luamba explicó a Maka Angola que los secuestradores lo enviaron apresuradamente a unas oficinas, en donde uno de ellos colocó algunos instrumentos de “tortura” encima de la mesa, incluyendo unos alicates y una amoladora angular. Según su testimonio, el jefe de la misión le preguntó: “Ahora que estás aquí, ¿dónde está la ley que te defiende?” Mientras tanto, uno de los secuestradores pidió permiso para “arrancarme una uña de los dedos con los alicates para que hablara claro y rápido,” dijo Luamba.

Sus captores querían saber cuáles eran las fuentes de financiación y los estímulos de un movimiento promovido por grupos de jóvenes desde marzo de 2011 que ha estado llevando a cabo pequeñas protestas en contra del gobierno de casi 33 años del presidente Dos Santos. Gaspar Luamba también dijo que los hombres estaban plenamente al corriente de los detalles de sus recientes movimientos (incluyendo un viaje a su ciudad natal de Malanje), con quién se reunía y dónde iba. También tenían información sobre las vidas de otros líderes activistas como Carbono Casimiro, y su próximo viaje al extranjero; Mbanza Hamza, y sus problemas financieros; y el rapero Luaty Beirão. Éste último fue detenido durante poco tiempo el 12 de junio a su llegada al aeropuerto internacional de Lisboa, cuando la policía local encontró cocaína en su equipaje facturado.

Según Luamba, sus secuestradores querían saber si el principal partido de la oposición, la Unión Nacional para la Independencia Total de Angola (UNITA) y su reciente grupo disidente CASA-CE habían dirigido fondos para apoyar las protestas. El 19 de mayo, UNITA llevó a cabo manifestaciones pacíficas en todo el país, exigiendo un proceso electoral transparente, lo que atrajo a decenas de miles de personas. Fueron las mayores manifestaciones del país desde 1992, en apoyo a una causa totalmente opuesta al gobernante Movimiento Popular de la Liberación de Angola (MPLA), que se ha mantenido en el poder durante casi 37 años.

La víctima explicó que los secuestradores le pidieron que pusiera un precio a su conversión, y la de sus compañeros activistas, para ponerse del lado del régimen. Cuando preguntó con quién estaba tratando, el principal interrogador le dio una fuerte bofetada en la cara.

“El jefe me contó que si los jóvenes líderes de las protestas, seguimos insistiendo en manifestarnos: ‘esta gente que tú dices defender desconocerán por completo tu paradero o tu destino, y no recibirás ninguna ayuda’.”

Los secuestradores también aprovecharon la oportunidad, según Luamba, para transmitir el mensaje de que el autor, que ha estado escribiendo sobre las protestas y la corrupción, es un objetivo en espera. “El jefe me dijo que no existe ninguna ley que impida que actúen como les plazca. Él dijo: ‘si no han encarcelado todavía a Rafael Marques o si todavía lo mantenemos vivo es sólo por una razón estratégica’”, afirmó Luamba.

El mismo día del secuestro, individuos sin identificar vigilaron de cerca la residencia del escritor [el periodista Rafael Marques de Morais], también en una camioneta Mitusbishi L200 estacionada frente a la casa a la madrugada. Su vigilancia consistía en seguir de cerca las salidas y las entradas de familiares de la casa, tomando notas y con actos de provocación. El siguiente día, los mismos individuos prosiguieron con la misma rutina.

El joven activista dijo que los otros hombres de la sala continuaron burlándose de él pidiendo al jefe de la misión que les permitiera arrancar uno de sus ojos, entre otras acciones dolorosas que podían causar en su cuerpo.

Los primeros informes publicados sobre el secuestro ocurrido declaraban erróneamente que el incidente tuvo lugar en la Universidad Jean Piaget, en Viana. Luamba está también estudiando su tercer año de sociología en esta universidad.

Gaspar Luamba es el joven organizador que ha tenido más problemas con las autoridades y las milicias progubernamentales. La primera vez, fue arrestado brevemente por la policía el 25 de mayo, junto con Carbono Casimiro, Mbanza Hamza, Pandita Nehru y otros siete jóvenes, así como la viuda de un icono del partido gobernante Pascoal Luvualu, Elsa Luvualu, quien se había puesto del lado de los jóvenes.

Tres meses después, el 20 de agosto, Gaspar Luamba, Casimiro Carbono, Pandita Nehru y otros seis activistas decidieron celebrar una rueda de prensa en una plaza pública, para denunciar la violencia contra manifestantes pacíficos y rápidamente terminaron en la cárcel y su material fue confiscado. A continuación, la policía los liberó sin dar ninguna explicación. Firmes y tenaces, los jóvenes decidieron acampar frente a la comisaría de policía en donde fueron arrestados, y en protesta por su detención arbitraria pasaron ahí la noche exigiendo que les devolvieran su equipo de vídeo y sus cámaras fotográficas. Después de negociar con un oficial de policía, quien se comprometió a devolverles sus equipos, los jóvenes se fueron a casa.

Luamba solamente tuvo un respiro de dos semanas. Al mediodía del 3 de septiembre, su compañero Pandita Nehru fue secuestrado alrededor de la Plaza de la Independencia, en Luanda, donde se había programado una manifestación en contra de Dos Santos. Luamba y otros compañeros decidieron marchar en señal de protesta hacia el palacio presidencial. Transmitieron sus intenciones a los agentes de policía que se encontraban en la plaza. Éstos últimos no habían participado en el secuestro que acababa de suceder. Dos horas después, sin noticias sobre su compañero, el joven empezó a caminar hacia el palacio. Miembros uniformados de la policía y otros vestidos de civil rápidamente reprimieron los manifestantes con palos y barras de hierro. Varios manifestantes fueron heridos, entre ellos, Luamba quien fue golpeado gravemente en la cabeza con una barra de hierro, se desmayó y más tarde le tuvieron que hacer 12 puntos para coser la herida. Adolfo Campos André tenía heridas en la cara, perdió un diente y le dieron 5 puntos en los labios. La policía fracturó el brazo derecho de Antonio Roque dos Santos, mientras José Mwanza era golpeado con una barra de hierro en la cabeza, y posteriormente necesitó 6 puntos para curarse la herida. Carbono Casimiro, Alezamdre Dias dos Santos y Alfonso Mayenda “Mbanza Hamza” sirvieron de sacos de boxeo para los miembros de la policía y los matones que les ayudaban.

Los agentes tuvieron que apresurarse a llevar a Luamba Gaspar Campos y Adolfo Campos a dos hospitales diferentes, incluyendo el Hospital Militar, puesto que estaban inconscientes, mientras otros 40 jóvenes fueron detenidos y llevados a distintas comisarías. Al día siguiente, después de haber sido dado de alta en el hospital, la policía lo torturó a él y a otros dos manifestantes, José Mwanza y Antonio Cangombe, en las celdas de la Comisaría del Bairro Operário.

A continuación, Gaspar Luamba y otros 16 manifestantes fueron condenados por alteración del orden público y pasaron un total de 43 días en la cárcel. El tercer día después de su liberación, la policía lo arrestó otra vez en la calle, mientras se dirigía a un almuerzo. Más tarde, un comandante le explicó que la principal causa de su detención era su camiseta con el lema “32 es demasiado”, refiriéndose a los años en el poder del presidente Dos Santos. Finalmente, Luamba fue puesto en libertad.

El mes pasado, el 22 de mayo, un grupo de 15 milicias progubernamentales irrumpieron en la casa del rapero Casimiro Carbono, en Luanda, armados con pistolas, machetes y barras de hierro. Gaspar Luamba estaba entre los 10 organizadores de la protesta que se encontraban en casa de Carbono esta noche. Una paliza tuvo lugar a continuación, y Gaspar Luamba recibió otra vez un golpe en la cabeza con una barra de hierro, herida que requirió ocho puntos, además de fracturarse el brazo.

Ante las próximas elecciones previstas para el 31 de agosto, la presión sobre la oposición que protesta contra dos Santos ha incrementado. Dos Santos se presenta como candidato y se espera que finalmente sea elegido presidente, después de 33 años sin haber sido elegido por el pueblo.

Para vencer la oposición a su gobierno, el presidente dos Santos planeó y llevó a cabo la abolición de las elecciones presidenciales directas en la Constitución. Angola tiene ahora un sistema atípico en el cual el presidente no es elegido directamente ni por el pueblo ni por el parlamento. En el sistema de listas cerradas para las elecciones legislativas, el primer nombre del partido ganador se convierte automáticamente en el presidente de la república.

El presidente, su esposa, la primera dama Ana Paula dos Santos, y su hija Welwitchia dos Santos “Tchizé”, todos se presentan como candidatos del parlamento.

Rafael Marques de Morais

Tomado del Blog del autor, Maka Angola, donde fue publicado el 15 de junio de 2012.

Traducido para Fundación Sur por Anna Orri Blanch.

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