Los refugiados solo buscan lo que les pertenece.

20/06/2016 | Editorial

La crisis de refugiados se vive en todos los continentes, pero en ningún otro lugar del mundo, vemos tanta gente que huya de la guerra, de la represión, de las injusticias y del hambre como en África.

ACNUR utiliza el término “refugiados” para designar a las personas que huyen de los conflictos, el hambre y las persecuciones; y la palabra más genérica “migrantes”, para aquellas que pretenden establecerse en un nuevo país por un largo periodo.

Si las personas buscan refugio dentro de sus propios países, los refugiados son: desplazados internos, mientras que si salen a otros países, se denominan: refugiados.

El sistema legal específico que protege los derechos de los refugiados se conoce como “protección internacional de los refugiados.

El número de personas que se ven obligadas a desplazarse forzosamente en el mundo alcanza hoy los 59.5 millones de refugiados. Esta cifra ha aumentado en los últimos dos años más de 8.4 millones de personas.

Los conflictos, la violencia y los abusos a los derechos humanos siguen generando nuevas emergencias de desplazamiento en el África Subsahariana. Solo ACNUR espera dar protección y asistencia en esta región, a cerca de 3,4 millones de refugiados y solicitantes de asilo en 2014, cifra superior a los 3,1 millones de 2012.

En total, se espera que, en 2014, la cifra de personas bajo mandato de ACNUR en África ascienda a aproximadamente 11 millones de refugiados.

Los conflictos, la violencia y los abusos a los derechos humanos siguen generando nuevas emergencias de desplazamiento en el África Subsahariana, particularmente en las regiones de: Nigeria (2 millones desplazados internos sobre todo), Mali, R. Centroafricana (500.000 refugiados), RDC (3.5 millones desplazados internos ante todo), Sur Sudan (1.75 millones desplazados internos), Eritrea (220.000 refugiados en Sudan y Europa), Somalia, Burundi (210.000 refugiados), Zimbabue, etc.

La falta de humanidad, e incluso la crueldad de los gobiernos europeos y occidentales, no radica solamente en cerrar las puertas a los refugiados, y en negarles lo necesario para subsistir, sino ante todo en hacerles la vida imposible en sus países de origen.

La UE, a través de su acuerdo con Turquía, para impedir la llegada de refugiados sobre todo de Siria, Irak, Afganistán, Ucrania, Eritrea, etc. ha provocado que más de 8.000 personas estén atrapadas en las islas griegas.

Miles de personas vulnerables han sido abandonadas a su suerte sin importar el coste humano. El 51% de los refugiados tiene menos de 18 años.

España denegó en 2015 siete de cada diez solicitudes de asilo y refugio: se concedieron a 1.020 personas de los 3.200 expedientes resueltos.

Las rutas son cada día más peligrosas. En los últimos diez días ha habido 1.200 muertos en el Mediterráneo. Es vergonzoso cerrar las puertas a los que buscan refugio, y todavía más vergonzoso hacerles la vida totalmente imposible, en sus países de origen.

Los poderosos siguen esclavizando a los pueblos del continente africano, expropiándolos de sus fértiles tierras y extrayendo sus pingues recursos naturales y minerales, con violencia bestial y con la destrucción del medio ambiente.

Intentamos además lavarnos las manos y tranquilizar nuestras conciencias con algunas limosnas, a través de nuestros bancos, ONG, fundaciones, bancos de alimentos y envíos de algunas medicinas.

Ponemos parches sobre las heridas que estamos causando, pero los abandonamos empobrecidos y malheridos, después de saquearlos en su patria y por el camino.

Pero está llegando el momento de su levantamiento pacífico pero determinado, a través de los numerosos movimientos sociales globales, y alcanzarán por sí mismos, su propia liberación.

Las pioneras en esta nueva liberación africana: económica, política, cultural y social, serán las mujeres africanas junto con los jóvenes africanos. Estoy convencido de ello.

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