Los radicalismos dividen y excluyen

8/02/2021 | Editorial

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Escuchando la entrevista a Barak Obama en Informe semanal, observé con atención el análisis que hizo de los diferentes movimientos radicales, sean políticos (de derechas o de izquierdas), sean económicos (comunismo o capitalismo neoliberal), sean culturales (legalistas o antisistema), sean religiosos (conservadores o liberales), sean étnicos (racistas o cosmopolitas), o de cualquier otro nivel. Obama se centró en lo político.

Las causas profundas de todo radicalismo, son numerosas y complejas: desempleo, abuso del poder y del capital, desigualdad social escandalosa, saqueo de recursos con impunidad, gobernanza irresponsable y corrupta, tráfico de personas y de armas, falta de valores humanos, etc. En semejante contexto social injusto, la radicalización de muchos jóvenes y grupos sociales, es inevitable.

Para Obama también, la gran esperanza proviene de los jóvenes, que en general están muy bien educados, son abiertos a la diversidad y comprometidos con una economía más humana, sostenible y ecológica. Los fundamentalismos se manifiestan sobre todo entre las personas con canas. Nos encontramos, según Obama, como en el desierto, pero caminando hacia la Tierra prometida. Los diversos movimientos de jóvenes y de mujeres nos dan nueva esperanza para garantizar una real democracia y un desarrollo más integral para todos.

Mencionaré dos ejemplos significativos:

En primer lugar, citaré: el nuevo movimiento por la justicia y la igualdad racial “Black Lives Matter” (Las vidas de los negros importan) que, fundado en 2013 por tres mujeres afroamericanas, revivió en mayo del año pasado por la violenta muerte del afroamericano George Floyd a manos de policías blancos en Minneapolis (Minnesota). Este movimiento ha sido nominado al Premio Nobel por haber despertado la conciencia afro colectiva en todo el mundo en lo que respecta a los derechos y dignidades humanas de los afrodescendientes, en todos los ámbitos de la sociedad.

Como segundo ejemplo, deseo citar a “FAHAMU” (nombre swahili que significa inteligencia), es una organización mundial para la educación en justicia social y paz, en África. Nació en Oxford, en 1997, con un grupo de profesores kenianos y se ha extendido por numerosas capitales del globo y particularmente africanas, con base principal en la universidad de Nairobi, Kenia.

Su objetivo principal consiste en la información, investigación y educación de la juventud, especialmente la africana, en las cuestiones de justicia social (género), desarrollo sostenible (ecológico) y paz para los pueblos africanos. Como plataforma de información ha contado con el boletín semanal de “Pambazuka News”, que ha aportado artículos de análisis y reflexión sobre los eventos más relevantes de África.

Los radicalismos y fundamentalismos, de diferentes tipos y colores, están muy relacionados con los populismos culturales y políticos que observamos todos los días, entre muchos líderes políticos que se comportan como fanáticos de una ideología.

Algunas características más notables en estos radicalismos y populismos son: su ideología extremista, su exclusión de otros grupos, sus métodos más o menos violentos, su división y confrontación social, su incapacidad de diálogo y de acuerdos y su falta de compromiso real por el bien común, siendo esclavos de la ideología de su partido.

Poco importa que el radicalismo sea político o económico, de derecha o de izquierda, porque en todo caso, excluye al resto, divide a las familias y a la sociedad y destruye un desarrollo sostenible y una paz social duradera.

La cura más realista de todo radicalismo consiste en promover juntos una educación integral, académica y de valores humanos universales, junto con una colaboración solidaria, para que seamos capaces gradualmente de apreciar lo bueno en las demás personas, respetar su diversidad y trabajar con todos para el bien común.

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