Los pigmeos del Kivu Norte, desplazados y abandonados

7/11/2008 | Crónicas y reportajes

Varios centenares de pigmeos han sido privados de ayuda humanitaria en la localidad de Rutshuru, en Kivu Norte. Esta situación está relacionada con la distribución de las misiones entre las distintas ONG. La reciente toma de Rutshuru por los rebeldes complica aún más la labor de estas organizaciones.

La carretera que lleva al aeródromo de la localidad de Rutshuru, cerca de Kiwanja, en Kivu Norte, está bordeada por plataneros desplumados. Sus hojas cubren las chozas de tierra o de paja construidas un poco más lejos, en Katemba, que cobijan a 68 familias de pigmeos, allí instaladas desde principios de año. Estos pigmeos, a veces mestizados con bantúes, han huido de la violencia y las atrocidades resultantes de los combates entre la milicia CNDP de Laurent Nkunda, el ejército gubernamental (FARDC) y diferentes grupos armados (Mai-Mai, Pareco, etc.).

El jefe de la localidad de Kiwanja les ha dado permiso para instalarse provisionalmente, hasta que las ONG se ocupen de ellos. Estos bambuti, como aquí los llaman, se han esmerado en construir rápidamente refugios improvisados con materiales locales. No obstante, siguen esperando a que las ONG, que han abierto centros de acogida en la localidad de Rutshuru para hacer frente a las afluencias masivas de bantúes desplazados, también se interesen por ellos.

Ninguna ayuda por parte de las ONG

Privados de asistencia, a merced de las inclemencias de sus refugios, los pigmeos no tienen acceso ni a agua potable, ni a comida, ni a cuidados de salud. Se curan mediante automedicación a base de plantas. Como cuarto de baño, tienen la maleza. Se las arreglan con el agua insalubre y contaminada del río Kilabu, que corre a 1 km de ahí. Para comer, estos desplazados se filtran en los campos de los habitantes. Recogen amarantos, tomates, calabazas, hojas de mandioca, judías, etc. arriesgándose a ser detenidos por robar y destruir las cosechas, creando de este modo escasez de víveres para los autóctonos. Por otro lado, los desplazados bantúes socorridos por las ONG disponen de cubiertas de lona para cubrir sus chozas, sacan agua de fuentes, reciben cacerolas, maíz molido y aceite refinado y tienen acceso a letrinas públicas. “Estamos realmente abandonados”, se queja un responsable de la comunidad pigmea. “Nos dejan morir a fuego lento”.

La ONG francesa Solidarités, que lleva a cabo intervenciones de urgencia en saneamiento, agua e higiene, ha investigado sobre la situación de estas poblaciones, pero mantiene su informe oculto desde hace dos meses. Hasta ahora no ha iniciado ninguna acción en su favor, precisa el portavoz de la Coordinación de urgencias para los desplazados, una estructura local.

Las ONG están divididas. Para el jefe de la localidad, estos pigmeos desplazados son víctimas de la repartición de las misiones por parte de las agencias humanitarias. Según él, la asistencia a los pigmeos recaería sobre las ONG especializadas, particularmente sobre el programa de apoyo a los pigmeos, que desgraciadamente ya no se lleva a cabo en Rutshuru, y sobre el PIDEP (Programa de integración para el desarrollo del pueblo pigmeo), una asociación que reúne a los pigmeos de Kivu Norte. Estas asociaciones rechazan esta responsabilidad, estimando que la ayuda a los pigmeos, como a los demás desplazados, se inscribe en los programas de urgencia que dependen de Solidarités y que deberían incluir la construcción de letrinas, el transporte de agua potable y la distribución de colchas de lona, mantas, jabones, platos…

Por su lado, el responsable de las operaciones de Solidarités de Kivu Norte se defiende alegando que el radio de acción de cada estructura humanitaria es limitado y que depende de los objetivos de sus socios capitalistas.

Cambios, pero… ¿cuando?

Al sentirse abandonada, la comunidad pigmea está amargada. Sufre terriblemente por su marginación, ya que ni se reconoce ni se respeta su identidad. Es un sentimiento de abandono y de desprecio que agarra a esta comunidad en lo más profundo, y que ella percibe como racismo. “¿Porqué las ONG no quieren reconocer nuestra identidad? ¿Los pigmeos no son también humanos? ¿Acaso quieren que volvamos a la selva?” pregunta K. Mwanamolo, portavoz de esta comunidad. Por otra parte pone en entredicho las características que son generalmente atribuidas a los suyos. “Entre nosotros hay personas de baja y de alta estatura. Hemos empezado a casarnos con chicas de otras etnias y viceversa.”

Sin embargo puede que esta situación cambie. Según el portavoz de la Coordinación de urgencias para los desplazados, el caso de estos pigmeos fue recordado en una reunión de las ONG, que tuvo lugar el pasado 14 de octubre en Rutshuru. Las ONG han prometido que proporcionarán asistencia a estos bambuti, sin embargo no han precisado dentro de cuanto. No obstante, le reciente evolución de los combates, y precisamente la toma de Rutshuru por las tropas de Laurent Nkunda, el 29 de octubre, impedirá que las asociaciones intervengan hasta dentro de mucho tiempo, incluyendo a aquellas que, como Handicap international, anunciaron que permanecerían in situ pasase lo que pasase. Mientras, se multiplican las urgencias humanitarias.

Evariste Mahamba

(Agencia de prensa Syfia Grands Lacs, Congo R. D, 30-10-08)

Traducción de María Castillo García-Andrade, alumna de la Universidad Pontificia Comillas de Madrid Traducción /Interpretación, colaboradora en la traducción de algunos artículos.

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