Intensas protestas contra el desempleo y los precios deberían recordarles a los dirigentes árabes la necesidad de integrarse rápidamente para promover el crecimiento, a medida que se reúnan en la segunda Cumbre Económica, escribe Niveen Wahish.
Primero fue Túnez seguido por Argelia, Arabia Saudita y Jordania, donde los jóvenes árabes salieron enfurecidos a las calles en contra de los precios altos de los alimentos y el desempleo. Con más de la mitad de la población de la región con menos de 25 años y el desempleo juvenil en el 25% en Oriente Medio, de acuerdo con las cifras de las Naciones Unidas y la Organización Internacional del Trabajo, estas protestas podrían extenderse como reguero de pólvora. Egipto, que sufre las mismas dolencias, es demasiado vulnerable. La inflación, el costo de vida y el fracaso para satisfacer eficazmente las necesidades de los grupos vulnerables son todas las cuestiones “bajo la superficie”, Magda Kandil, directora ejecutiva del Centro Egipcio de Estudios Económicos (ECES), expresó a Al-Ahram Weekly.
Se trata de una cuestión urgente a la que los líderes árabes tienen que hacer frente a medida que se reúnan en la segunda Cumbre Económica en Sharm El-Sheikh. La solución, según Mohamed El-Orabi, ministro asistente de Relaciones Exteriores a cargo de la coordinación de la segunda cumbre, se encuentra en el crecimiento que podría ser impulsado por una mayor integración árabe. “Ahí es donde radica la salvación para todos los jóvenes”, indicó.
Pero el crecimiento no sucede de manera repentina ya que hay una gran cantidad de bases por establecer. En la primera cumbre hace dos años en Kuwait, los líderes árabes presentaron un plan ambicioso, con varios proyectos, no muchos de los cuales se han logrado. Este año, dice El-Orabi, no están haciendo ningún compromiso hasta ponerse al día con sus compromisos anteriores. Un informe sobre el avance con lo que se ha o no se ha alcanzado será presentado el 19 de enero por el Secretario General de la Liga Árabe, Amr Moussa a los dirigentes.
Para empezar, según un informe de la Liga Árabe, son pocos los pasos que se han dado para lograr el plan de la primera cumbre de recortar a la mitad el desempleo, así como para reducir el número de los trabajadores con una renta inferior al umbral de la pobreza. La Liga había declarado del año 2010 al 2020 la Década del empleo Árabe. También se propusieron el aumento de la productividad en un 10%. La Organización Árabe del Trabajo preparó un programa de 12 millones de dólares a gastar en cinco años. Fondos adicionales serían aportados por los Estados miembros y otras instituciones financieras regionales e internacionales. Sin embargo, cuestiones como el hecho de que varios países árabes no han ratificado los acuerdos árabes de trabajo y la baja competitividad de la mano de obra árabe en comparación con mano de obra asiática son un obstáculo. Otras dificultades incluyen el débil papel del sector privado en el desarrollo humano y las restricciones impuestas por los países receptores de trabajo.
Si estas cuestiones fueran resueltas, dice Kandil, podrían ayudar enormemente a resolver el desempleo. Se pregunta por qué los países del Golfo están empleando asiáticos mientras que sus vecinos están suplicando ayuda. Afirma que los árabes deben unirse para ver cómo la mano de obra árabe podría ser formada para adaptarse a los puestos de trabajo existentes.
En una nota más positiva, uno de los logros de la primera reunión es un fondo de 2.000 millones de dólares para las pequeñas y medianas empresas (PYME). El fondo, según El-Orabi, podría ayudar a crear múltiples oportunidades de empleo en el sector de las PYME. Actualmente, hay alrededor de 1.200 millones de dólares en las arcas, que serán administrados por el Fondo Árabe de Desarrollo Económico. Pero Gamal Bayoumi, jefe de la Asociación de Inversionistas Árabes se cuestiona cómo van a llegar al dinero los inversionistas. Para empezar, dice El-Orabi, no se crearán nuevas instituciones, sino que el fondo funcionará con las organizaciones existentes que se ocupan de las PYME en cada país. El fondo ya ha recibido 500 millones de dólares de Kuwait y la misma cantidad de Arabia Saudita. La contribución de Egipto es de sólo 20 millones de dólares. Bayoumi lamenta tan pequeña contribución, especialmente porque Egipto se beneficiará más de este fondo en virtud del tamaño de su población y la naturaleza de su economía. “Esto significa que los responsables políticos no están dando a la integración árabe la debida importancia”, manifestó.
Otro éxito es la red eléctrica. A pesar de que se inició antes de la cumbre, la Liga Árabe, de acuerdo a Bayoumi, la completará mucho más fácil, especialmente con el Banco Mundial a través de su Iniciativa Mundial Árabe, que ofrece financiar proyectos conjuntos de infraestructura. Los países del Magreb estarán conectados a finales de 2012. La conexión entre los cuatro países del Golfo se completará en el año 2011. La ampliación de la red de Egipto y Arabia Saudita se iniciará este año y se prevé que dure tres años. La conexión Arabia Saudita y Yemen debe completarse para el año 2013. Egipto, Sudán y Etiopía tienen los estudios técnicos y de la viabilidad listos para su implementación.
Un plan para conectar a los países árabes mediante un ferrocarril no fue tan exitoso. De hecho, sólo alrededor del 25% de los progresos se han logrado en ese sentido. El Fondo Árabe para el Desarrollo Económico y Social financió un estudio de factibilidad para el proyecto el cual recomienda que cada país deba llevar a cabo diversas medidas para apoyar a asociaciones público-privadas en proyectos de infraestructura. El proyecto se enfrenta a diversos grados de entusiasmo.
El-Orabi, sin embargo, dice que lo que puede ser más fácil de implementar es una mayor cooperación en el transporte marítimo. Los ministros árabes de transporte acordaron un proyecto de conexión de puertos marítimos en Alejandría en diciembre de 2010. No obstante, este es un proyecto que requiere que se establezcan una gran cantidad de bases.
Entre los problemas por los que estos dos años han fracasado en sus objetivos está la necesidad de una mayor participación del sector privado y la sociedad civil. Pero los esfuerzos frenéticos de última hora para que esto suceda se llevaron a cabo en diciembre, con el lanzamiento de la Iniciativa Árabe de Negocios, una reunión de empresarios de alto nivel de toda la región árabe. Ellos se reunirán en el marco de la cumbre para expresar sus inquietudes y necesidades y presentarlas a los líderes árabes. Una reunión similar se llevará a cabo para los jóvenes y la sociedad civil.
Después de más de 50 años hablando de integración, los árabes sólo han sido capaces de crear una zona de libre comercio en la cual, con algunas excepciones, hay un intercambio libre de aranceles de bienes entre 17 de los 22 miembros. Pero muchas de las barreras no arancelarias obstaculizan el pleno beneficio de tal acuerdo, según Bayoumi. El comercio entre los países árabes es de alrededor de 12% de su comercio con el mundo exterior. Esto no es sólo un factor de barreras, sino también de similitud y no de complementariedad de las estructuras industriales, así como la falta de competitividad.
Lo que también existe entre los países árabes es una especie de movimiento entre los ciudadanos árabes que ha creado la demanda de transporte, servicios bancarios, telecomunicaciones y servicios de seguros. Lo que todavía necesita un empujón es facilitar los procedimientos de visado para los individuos y el derecho de establecimiento de servicios profesionales.
Una unión aduanera, según Bayoumi, sigue siendo problemática debido a la necesidad de unificar el tratamiento de aduana para los no miembros en alrededor de 7.000 artículos.
De hecho, un reciente documento sobre «Integración Económica Árabe: El Eslabón Perdido » por Bernard Hoekman y Sekkat Khalid, decía que los esfuerzos para convertir la Gran Zona Árabe de Libre Comercio (GAFTA), también conocida como Pan-Árabe de Libre Comercio (PAFTA) «en una unión aduanera o un mercado común del tipo descrito en los libros de texto de economía internacional puede resultar difícil, dada la necesidad de acordar políticas comunes externas e internas en una variedad de áreas. La experiencia hasta la fecha, tanto fuera de la región como dentro de ella, ha puesto de manifiesto la dificultad de obtener ese acuerdo”. Dicen que «los mecanismos institucionales son necesarios para guiar y ayudar a los gobiernos a movilizar y mantener el apoyo a los esfuerzos de integración». Los autores señalan que «el éxito económico del proceso de integración europeo debe mucho a la creación y funcionamiento de las instituciones supranacionales que tienen el mandato de supervisar y aplicar las disposiciones de integración». Los autores consideran que los líderes árabes no estarían dispuestos a crear instituciones supranacionales y transferir la soberanía.
Hoekman y Khalid sugieren «centrarse en las áreas de cooperación para que la cuestión de la soberanía sea menos problemática, pero las recompensas económicas a la acción conjunta sean importantes». Opinan que «las áreas en las que el potencial de beneficios económicos se enfoca en la cooperación para integrar aún más los mercados, e incluyen servicios de producción parecen ser significativas (entre otras cosas mediante la inversión extranjera directa de cualquier fuente, desde dentro o fuera de la región), algunos servicios sociales (como la educación superior), y factores de producción (mano de obra, el movimiento temporal de personas y capital de inversión). Todos estos insumos son clave para determinar la productividad y la competitividad de las empresas radicadas en países árabes».
Niveen Wahish
Publicado en Al-Ahram Weekly, de Egipto, Nº 1031, 13-19 de enero de 2011.
Traducido por Allison Bohórquez, para Fundación Sur.