Los Objetivos del Desarrollo Sostenible (SDG) van más allá de la regulación financiera de los mercados o la responsabilidad de las empresas, para centrarse en la superación eficaz de la pobreza a través de una transformación de las estructuras de la economía global.
En particular es necesario superar la evasión de los impuestos y la política extractiva de los recursos africanos.
El poder empresarial y su relación con el desarrollo.
Los SDG buscan un camino hacia una producción y consumo sostenible. Esto requiere la transformación de la política financiera en la que el poder está concentrado en las manos de una minoría de empresarios.
Desde SDG se proponen iniciativas que promuevan valores y compromisos para un desarrollo sostenible en diferentes campos, como la extracción de minerales o la producción del aceite de palma. La oposición de las multinacionales a cualquier regulación por parte de la UE es feroz.
Los mercados financieros libres son la causa principal del empobrecimiento.
Actualmente, las multinacionales controlan el 80% de comercio global a través de sus redes de distribución. Además, estas multinacionales evitan el pago de impuestos y sacan todos los beneficios a paraísos fiscales.
Según el Informe Mbeki, África pierde 50 billones de dólares por año, en estas transacciones ilegales e injustas. Esto supone el doble de la cantidad que África recibe como ayuda oficial.
Las multinacionales empobrecen África seriamente. Los países europeos son los principales destinatarios de estas transacciones corruptas. La UE debería asegurar que estos capitales son devueltos a los países africanos de origen. Esta colaboración de justicia supondría la mejor ayuda para el desarrollo de África.
Una investigación del Parlamento Europeo estima que los países de la UE también pierden entre 50 o 70 billones de euros por las transacciones corruptas a paraísos fiscales. La corrupción afecta a los ciudadanos en todos los países. La falta de transparencia perjudica a todos.
La lógica extractiva
Resulta irónico, que sean las multinacionales las que más se benefician de las políticas financieras sobre: incentivos fiscales, subsidios, seguros para riesgos financieros, frágiles derechos de propiedad, sobre todo en los países en vías de desarrollo.
Los organismos que más impulsan los incentivos fiscales son el BM y el IMF que siempre apoyan a las multinacionales para alimentar los mercados globales con productos extraídos de los países del sur.
Las inmensas cantidades de aceite de palma que se consumen en nuestra alimentación conllevan una enorme deforestación y el desplazamiento de miles de familias de sus tierras.
Algo semejante ocurre con los minerales raros extraídos por menores, o el cacao extraído por chavales en condiciones de esclavitud.
Podríamos ampliar la lista de productos a: frutas tropicales, azúcar, algodón, flores o agro combustibles.
Semejante extracción de recursos naturales y minerales no solamente perjudica la economía local sino que desplaza miles de familias de sus tierras y también destruye el medio ambiente.
Algunos de estos países, como Etiopia y RDC, pueden mencionar un crecimiento económico, pero en cuanto a desarrollo integral y sostenible se refiere, viven en condiciones infrahumanas. La lógica extractiva beneficia a una minoría.
¿Cuál es el papel del ciudadano africano en este tipo de economía globalizada? África sufre por esta lógica extractiva impuesta por agentes políticos y económicos.
El 79% de los productos exportados de Nigeria es petróleo crudo, el 11% es gas y solo un 3.2% es de petróleo refinado. El país está por tanto obligado a importar un 18% del petróleo refinado que necesita de Holanda, Bélgica, Noruega, Reino Unido y Francia.
África es la fuente de recursos para la economía global.
Además de proveer los recursos, esta extracción corrupta del capital de los países africanos, priva a estos países de las reservas necesarias para sus servicios sociales y los mantiene en situación siempre precaria, incluso de deuda permanente.
Los acuerdos comerciales reducen seriamente su espacio de negociación, privándoles de medios para potenciar sus industrias y economías locales.
Las multinacionales son hoy los actores más importantes en la economía global. China por ejemplo exporta móviles a la UE, que usa minerales extraídos de África, con la tecnología de EEUU.
La cuestión fundamental es: ¿Cuál es el lugar que los empobrecidos ocupan en este modelo económico?
¿Por qué son estas relaciones de poder tan importantes? No existe una falta de actividad económica en África ni falta de oportunidades o recursos en África.
El crecimiento económico se basa en la extracción de recursos y oferta de comodidades, concentrando el beneficio en las manos de una minoría, sin crear empleo digno. Semejante crecimiento empobrece.
Si los SDG han de ser efectivos, es imperativo que cambien las relaciones de los poderes económicos con los países empobrecidos.
Transformar las políticas económicas es crucial para cambiar el paradigma y promover un desarrollo genuino y sostenible.
Inspirado en AEFJN. 3.5.2016.
Editado por AFS