El racismo anti-negro se ha manifestado de nuevo en su forma más extrema después del partido de Guinea Ecuatorial contra Túnez. En la noche del sábado al domingo, 1 de febrero, los ataques y agresiones a la comunidad subsahariana aumentaron manteniéndose en la impunidad.
La Asociación de estudiantes y trabajadores africanos en Túnez (Aesat) Africana publicó el siguiente texto: «A causa de las peleas y agresiones registrados tras el partido que enfrentó a Túnez y Guinea Ecuatorial y en interés de su propia seguridad, pedimos a toda la comunidad que se quede en casa la noche del sábado al domingo 1 de febrero». Una llamada a la prudencia realizada tras la ola de agresiones que han vivido los miembros de la comunidad subsahariana en Túnez después de un partido de fútbol con consecuencias dramáticas.
El periodista Thameur Mekki, denunció las agresiones a los negros después del partido en Borj Louzir, donde reside una extensa comunidad estudiantil subsahariana (gaboneses, congoleños, senegaleses…). Un grupo de más de 10 tunecinos golpearon brutalmente a un joven negro.
Otro fue robado después de haber sido asaltado por otro grupo. Sus atacantes se enfrentaron después entre ellos mismos por el reparto del botín. Los pocos tunecinos que se atrevieron a intervenir también fueron atacados. T. Mekki concluye su testimonio: «esta es la manifestación más cobarde y más innoble de nuestra sociedad».
Los comentarios y denuncias se desataron en las redes sociales. Amel Smaoui Zampol denuncia otro caso de agresión, y describe la paliza a un hombre negro joven delante de un café en el barrio de la Aouina. El mismo sábado por la noche, un joven informático congoleño declara que se pudo salvar del ataque huyendo de sus atacantes. A los atacantes no les importa, en absoluto, la nacionalidad de las víctimas. El color de la piel es suficiente. ¿Qué pueden tener en común un guineano con un congoleño más allá del color negro de su piel? Alassanne, un joven marfileño está todavía furioso: «yo apoyaba al equipo tunecino. Y al salir de la cafetería, querían robarme. Y yo no soy de Guinea Ecuatorial». ¿Atacarían a los italianos por un problema con los finlandeses?
Mientras tanto, numerosas injurias, abiertamente racistas, se multiplican y se publican abiertamente, con total impunidad, en las redes sociales. Y si con motivo de este partido de alta tensión estallaron las más abyectas manifestaciones de racismo, podemos dar cuenta, igualmente, de un sinnúmero de casos de abuso y discriminación dirigidos explícitamente a los miembros de las comunidades de los países subsaharianos.
Alassane insiste: «los negros, árabes y de tez morena, estamos hacinados como animales en los campos de Lampedusa (mar Mediterráneo)” y los ataques racistas franceses alcanzaron a los negros y a los árabes indiscriminadamente en los suburbios de París.
Y ahora los norteafricanos nos están atacando, sólo porque hemos nacido al sur del Sahara. Pensé que en Túnez estaríamos libres de tal acoso. Pero aquí nos enfrentamos igualmente con el odio y la incomprensión, aquí, en nuestra propia tierra africana».
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