Los islamistas de Sudán quieren libertades individuales

27/10/2009 | Opinión

Las leyes en cada país reflejan ciertos principios legales y filosóficos que las autoridades quieren que sean respetadas y cumplidas.

En gobiernos teocráticos en los que derivan normas jurídicas de la religión, las leyes pueden reflejar una cultura religiosa que no tiene nada que ver con la cultura del país donde se aplican las normas.

La cultura religiosa de una nación normalmente refleja sus valores, costumbres y tradiciones. Por tanto, puede existir una oposición entre la cultura actual o histórica de alguien y una norma jurídica que es derivada de una fuente religiosa.

Esta contradicción se ve claramente en el caso de Lubna Hussein, una periodista sudanesa que fue arrestada por la Policía del orden Público en Jartum.

Su arresto ha llamado la atención tanto en Sudán como en el resto del mundo. Ella no ha sido la primera mujer sudanesa que ha sido arrestada por vestir ropa provocativa o indecente, pero sí ha sido la primera en cuestionar esos principios.

Esto sucede a menudo en Jartum. En un caso similar ocurrido un par de días antes, otro periodista Mohammed Sharafeldeen de Alasima, fue arrestado cuando conducía por un suburbio de Jartum, por “compañía ilegal”.

Un policía sospechó que la mujer que estaba en el coche con él no era su mujer. Sharafeldeen le dijo al policía que ella era su mujer y el niño que había sentado detrás era su hijo. A pesar de esto, fue arrestado y liberado al día siguiente cuando presentó su contrato matrimonial. En muchos de los casos, la policía aplica leyes que fueron aprobadas por el gobierno sudanés a finales de los 90, para islamizar el país.

La Ley de Enjuiciamiento Criminal de 1991 fue aprobada mediante una serie de nuevas disposiciones cuyo objetivo principal era “reformar” las leyes y el sistema jurídico de Sudán por completo, aunque estas leyes no tienen su origen en la cultura y tradiciones sudanesas.

No tienen origen en los principios aceptados universalmente como los concernientes a las convenciones internacionales sobre los derechos humanos. En cambio, tienen su origen en la legislación islámica (no en la religión) como fue entendida por algunos letrados hace 1.400 años.

En realidad, esta legislación no refleja los principios y las normas universalmente aceptados. En parte, refleja las costumbres de las diferentes regiones donde se ha aplicado la legislación a lo largo de la historia, a pesar de que en muchas de estas regiones estas costumbres ya no existen.

Por ejemplo, el hiyab* que se utiliza hoy en día en Arabia Saudí y algunas otras regiones del mundo islámico, no tiene origen en el islamismo. Las mujeres en esa parte de mundo por razones medioambientales solían usa esta indumentaria tiempo antes del surgimiento del islamismo.

Lubna cree profundamente en su cultura sudanesa. Ella y el resto de de mujeres y de chicas jóvenes que fueron arrestadas, simplemente se resisten a la aplicación de leyes que no reflejan su cultura. Mientras que el resto fueron azotadas, Lubna ofreció resistencia de otro modo, ante el Tribunal de Justicia y después ante la opinión pública internacional.

Muchas mujeres de Sudán sienten que las disposiciones del Artículo 152 de La Ley de Enjuiciamiento Criminal de 1991, visiblemente contradicen su forma de vida y los que les imponen estas leyes intentan, de manera consciente, cambiar la cultura de estas mujeres. Aquí en Nairobi, hace un par de días una mujer sudanesa me dijo: “hay muchas cosas extrañas que el gobierno y algunos de los sudaneses que viven en los países del golfo intentan introducir en nuestra sociedad; todos somos musulmanes, pero las nuevas costumbres que están importando son muy extrañas para nosotros”.

El caso de Lubna, en resumen, refleja muy bien la diferencia cultural entre aquellos que quieren vivir como sudaneses normales y libres, y aquellos que quieren que vivan según las ideologías intolerantes que han sido importadas.

Entre aquellos que quieren vivir en el siglo XXI y los que quieren vivir con la mentalidad de la época oscura**.

Los cientos de hombres y mujeres sudaneses que han acudido para manifestarse en contra del procesamiento de Lubna han demostrado, inequívocamente, que la lucha entre los gobiernos represivos y los defensores de las libertades individuales nunca acabará.

Creo que la lucha la ganarán aquellos que promulgan una postura que respeta la dignidad humana, la libertad individual y la modernidad.

Nasredeen Abdulbari

Publicado en Sudán Tribune, el 5 de octubre de 2009.

Sobre el autor: Nasredeen Abdulbari es un abogado sudanés asentado en Nairobi. Fue conferenciante de derecho internacional en la Universidad de Jartum.

Traducido por Inés Ruíz Navarro, para Fundación Sur.

Notas de la traductora:

* El hiyab es el conjunto de vestimentas femeninas islámicas que establece que debe cubrirse la mayor parte del cuerpo en público. Existen diferentes tipos de prendas, según las zonas y las épocas. Se le llamada también velo islámico. Existen diferentes tipos de prendas como el burka, nicáb, chador, etc.

** El término “Época/Edad Oscura” se utiliza para referirse al comienzo de la Edad Media, resaltando el apagón cultural de aquel tiempo, si bien dicha nomenclatura no es universalmente aceptada, porque hoy se tiende a considerar que dicha época tenía una cultura diferente, dogmática y escasamente racional.

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