Los islamistas de Argelia esperan beneficiarse de la primavera árabe en las elecciones legislativas del día 10 de mayo

7/05/2012 | Crónicas y reportajes

Los islamistas de Argelia esperan subirse a la “ola verde” de la primavera árabe y ganar las elecciones que tendrán lugar el próximo 10 de mayo, pero las divisiones y los malos recuerdos de su previa victoria electoral, podría perjudicar sus posibilidades.

Después de que los movimientos islamistas, que antes estaban prohibidos, aprovecharan los vientos de cambio que han recorrido la región para ganar las elecciones en los países vecinos de Túnez y Marruecos, los islamistas de Argelia están tensos y confiados, de cara a las elecciones legislativas de este jueves.

“Nuestra alianza será la mayor fuerza política en la próxima Asamblea Nacional”, asegura Kamel Mida, un portavoz del Movimiento Argelia Verde, que agrupa a tres de los siete partidos islamistas que se presentan el día 10 de mayo.

Sin embargo, hay varios factores que hacen que Argelia sea diferente, uno importante es que los islamistas ya están en el poder.

Mida pertenece al Movimiento de la Sociedad para la Paz, MSP, el brazo argelino de los Hermanos Musulmanes, que hasta enero de este año, tenían una alianza de tres vías con los partidos del presidente Abdelaziz Bouteflika, y el primer ministro Ahmed Ouyahia.

Pero el partido, que tiene 51 de los 389 escaños en la Asamblea saliente, dejó la alianza para unir fuerzas para la campaña electoral, con los partidos islamistas Ennahda, (Renacimiento) y El Islah, (Reforma).

Aunque ha mantenido sus cuatro ministerios en el gobierno.

Mida declara que se imagina que Argelia Verde, arrasará con “al menos 120 escaños”, en la cámara que ahora ha aumentado sus miembros, a 462. “Los votantes de los islamistas participarán”.

“Durante la campaña electoral, salieron en masa, mientras que otros oponentes luchaban por tener audiencia en sus mítines, y sufrirán el desafecto de los votantes”.

Abdallah Djaballah, fundador del más radical Frente de Justicia y Desarrollo, también es optimista: “porque el pueblo argelino es musulmán”.

Sin embargo, muchos analistas y políticos, incluidos algunos islamistas, dudan de que los islamistas puedan registrar un gran avance.

“La posibilidad de una victoria aplastante en las próximas elecciones legislativas es casi inexistente”, asegura el sociólogo y experto en política Nacer Djabi, “están demasiado divididos”.

Abdelaziz Belkhadem, a la cabeza del partido del presidente Frente de Liberación Nacional, FLN, también argumenta que no hay riesgo de una “aplastante victoria verde”.

“Los partidos islamistas no reunirán más que entre el 35 % y el 40 % de los votos”, predijo.

El escenario argelino también difiere de los países de la llamada primavera árabe porque loa islamistas aquí ya tuvieron su revolución. Fue hace dos décadas, pero las heridas siguen abiertas.

Cuando Argelia celebró sus primeras elecciones multipartidistas, en diciembre de 1991, el Frente de Salvación Islamista, FIS, ganó la primera ronda por los pelos. Eso provocó que el ejército detuviera el proceso electoral en enero del año siguiente y lanzase una dura represión.

El FIS fue desmantelado, surgieron varios grupos islamistas, Al Qaeda del Norte de África es la principal encarnación de uno de ellos, y la guerra civil que siguió mató a 200.000 personas, llevando al país al borde del desastre.

“Argelia ya ha pasado por esta experiencia en 1991 y la historia no se repetirá”, aclara Belkhadem.

El legado que dejaron “los años oscuros” como se refieren a esa época a menudo los argelinos, es islamistas debilitados y divididos, afirma Louisa Hanoune, secretaria general del partido opositor de los Trabajadores.

“El pueblo argelino aprendió la lección del episodio de los islamistas y quiere evitar que se repita esta tragedia nacional a cualquier coste”, añade.

El primer ministro Ahmed Ouyahia hizo de esto un argumento de campaña para las elecciones del jueves, recordando a los votantes que “ya han pagado un precio muy alto” y argumentando que no podía ver una “primavera árabe” sino una “plaga árabe”.

Protestas por el alto coste de la vida estallaron en Argelia en enero de 2011, tan sólo unos días después del comienzo del estallido de la primavera árabe en Túnez, dejando al menos 5 muertos y 800 heridos.

Pero los islamistas no supieron aprovechar el movimiento, que estuvo liderado principalmente por jóvenes nacidos durante los peores años de la guerra civil, y que se sentían poco inclinados a unirse a grupos religiosos.

“El régimen ha tomado todas las medidas necesarias para evitar una victoria islamista”, explica el analista político Ismail Maaraf.

A finales del año pasado, Bouteflika impulsó una serie de reformar políticas, autorizando nuevos partidos pero prohibiendo que cualquier miembro del antiguo FIS crease un partido para presentarse a las elecciones.

Abdelmajid Menasta, un disidente del MSP y ex ministro de Industria que fundó el Frente para el Cambio, ha predicho que la presencia de 44 partidos en la carrera política del día 10 de mayo, dispersará los votos y llevará a un débil y fragmentado parlamento.

(Times Live, Suráfrica, 07-05-12)

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