Considerados los grandes inspiradores del pensamiento fundamentalista moderno, los Hermanos Musulmanes (al-ijwan al-muslimun) constituyen una organización islamista (utilización del Islam con fines políticos) fundada en 1928 por Hassan al- Banna, padre del integrismo moderno bajo el lema “el Corán es nuestra Constitución y Muhammad nuestro jefe”. Sus acciones y su línea de pensamiento han sido la base sobre la que numerosos ideólogos fundamentalistas han elaborado las tesis del terrorismo que está presente en la actualidad.
Así, a semejanza de los Hermanos Musulmanes, quienes comenzaron a predicar sus doctrinas por todas las mezquitas y otros lugares públicos de Egipto, numerosas organizaciones se han servido de estas estrategias[1] para expandir el radicalismo en torno a sus áreas de influencia. Su filosofía basada en la defensa de dos conceptos irrenunciables: la creación de un Estado islámico en Egipto y la adopción de la Sharia como ley suprema del mismo, ha sido adoptada por todos los grupos terroristas que han globalizado su postura en torno a este asunto, el cual constituye la razón de la su existencia. Al Qaeda, Yihad Islámica, Yemah Islamiya, Ansar al Islam o el Grupo Salafista para la Predicación y el Combate (ahora bautizado como Al Qaeda en el Magreb) son algunas de las organizaciones cuyos miembros proclaman estar dispuestos a dar su vida por conseguir tales objetivos.
El ideario de Al Banna y por lo tanto de los Hermanos Musulmanes (en su forma original) se resume en una carta que el teórico islamista mando al rey Faruq de Egipto en 1946 titulada “Hacia la Luz” (Nahw al-Nur)[2] sobre la reforma del país y la necesidad de la creación de un verdadero espíritu islámico, y de la cual extraigo los pasajes más relevantes para mi objeto de estudio:
Deben terminar el partidismo y la política de partidos, todos los poderes políticos de la nación deben ser guiados en una sola dirección.
* La legislación debe ser mejorada hasta que en todos sus detalles sea conforme a la Sharia.
* Más y más grupos juveniles deben ser formados y su caballería instruida en las bases de la guerra islámica.
* Reinstauración del Califato que se escapó de nuestras manos.
* Todo trabajo oficial debe ser pesado en la balanza de las regulaciones islámicas
* La gente común debe acostumbrarse a las reglas generarles de moralidad
* El problema de las mujeres ha de ser abordado de modo que puedan tomar parte en el campo del progreso y del desarrollo.
* Tanto la prostitución secreta como la pública deben ser prohibidas. El adulterio ha de ser considerado como el crimen más repugnante y odioso, y quienes lo cometan deben ser azotados.
* Todos los tipos de apuestas deben acabarse.
* Debe lanzarse una campaña contra las bebidas alcohólicas y todo tipo de drogas, liberando a la nación de estos vicios.
* El sistema educativo de las jóvenes ha de ser revisado (…) debiendo existir una diferencia entre los sistemas educativos de chicos y chicas.
* La presencia de un hombre con una mujer en privado tiene que ser considerada como un crimen y ambos deben tener que responder de ello.
* Fomentar los matrimonios y el nacimiento de niños.
* Las salas de baile y los clubes nocturnos deben ser clausuradas, prohibiéndose estrictamente el baile, su música, etc.
* Las películas y las salas de cine deben ser vigiladas y (…) no podrán ser exhibidos sin censura previa.
* Una estación de radio no debe ser utilizada como lugar par la formación moral de la nación.
* Las novelas, libros y revistas (…) deben ser proscritos y multados.
* Deben ser fijados horarios para los cafés.
* Sólida política educativa e inculcar un elevado y limpio concepto de pura y exquisita moralidad, especial atención a la lengua árabe, a la historia del Islam y del país, ponerse fin a la mentalidad de tipo occidental.
Este primer movimiento islamista centra su modelo de actuación en una rigurosa y estudiada implantación progresiva de sus tesis fundamentalistas entre la población sobre la base de la predicación, la militancia y las labores de beneficencia hacia las clases más desamparadas. Una tarea similar a la que hoy en día ejerce el movimiento radical chií Hezbollah (Partido de Dios) en el Líbano, cuya estructura en base a un partido político y un grupo armado presenta muchas similitudes con el planteamiento de actuación de los Hermanos Musulmanes (a pesar de estar ilegalizados desde 1954).
La idea de esta organización fue instalarse y asentarse para ganar adeptos entre la población por lo que construyeron hospitales y redes de ayuda destinados a los más necesitados con el objetivo de introducirse entre las clases más bajas, que desesperadas y agradecidas por la nueva ayuda abrazarían las tesis islamistas como fuente de salvación. Tal y como sucede con Hezbollah que se ha convertido en fuente de ayuda y de conflicto en el sur de el Líbano, donde es el único poder establecido e incluso aceptado por la población que se ve protegida y favorecida por la acción de los radicales, pero también afectada por los ataques a estos.
De esta forma ligamos el concepto de marginalidad con el integrismo, aunque no siempre ha sido así ya que tenemos el caso de Bin Laden, (y algunos de los del 11S también venían de buenas condiciones y no faltan los líderes islamistas –no terroristas- que han estudiado en Occidente), hijo rico de una familia con conexiones con la casa real saudí. Y aunque la aparición de individuos adinerados que abrazan las tesis radicales va en aumento, la tendencia refleja que los Hermanos Musulmanes no se equivocaban cuando afirmaban que su ámbito de actuación arrancaba de las clases más desfavorecidas. Así los barrios marginales de Casablanca y Argel, los campos de refugiados palestinos en el Líbano, o la región de Waziristan en la frontera entre Pakistán y Afganistán son lugares propensos al cultivo del integrismo pues no les quedan más salidas. Allí donde el Estado no llega, los radicales están dispuestos a darlo todo por esas gentes con tal de conseguir refugio, jóvenes y financiación.
Retomando su historia y una vez que se instalaron en la sociedad egipcia, al Banna, guía espiritual del movimiento, inicia una nueva etapa de actividad política y expansión al mismo tiempo que establece la “orden especial”, cuyos miembros juran lealtad sobre un Corán y un revolver[3] y comienzan a atentar sobre las posesiones e infraestructuras británicas en el país, con especial fijación sobre el Canal de Suez.[4] Una forma de actuar que presenta paralelismos con Al Qaeda dispuesta a expulsar todas las compañías extranjeras que tienen infraestructuras e intereses en los territorios sagrados de Arabia Saudí y que ha sido respaldada por los islamistas en Nigeria, Somalia y Yemen.
Asimismo, al Banna considera que su doctrina ha de alcanzar todos aquellos lugares islámicos oprimidos por lo que se lanza a apoyar a los palestinos en su lucha contra los británicos para evitar la creación del Estado de Israel, lo que otorga fama y prestigio a los Hermanos más allá de sus fronteras. Sin embargo, los elogios que conseguían fuera del país eran respondidos en el interior por las fuerzas de seguridad egipcias que iniciaron una campaña de castigo y acoso contra la organización a la que cada vez veían como más poderosa, lo que condujo al asesinato de al Banna. Su apoyo a la causa palestina y sus ataques a los intereses de Israel han profetizado el actual respaldo de las organizaciones radicales que hacen de ello un motivo de lucha y enfrentamiento.
A pesar de la muerte de su líder, la sociedad se recompuso y tuvo un papel primordial en la revolución egipcia de los años 50 que llevo a Nasser al poder. Aquí se observa un paralelismo con movimientos islámicos que han luchado para expulsar del territorio a los extranjeros que lo administraban o invadían, como sucedió en Afganistán con los talibán, solo que en Egipto los Hermanos no pudieron obtener el poder y fueron perseguidos por Nasser quien veía en ellos un problema para el desarrollo del nuevo estado que acababa de ver la luz.
En este momento el pensador radical egipcio, Sayyid Qutb se une a los Hermanos Musulmanes, que son declarados sociedad ilegal desde 1954, y promueve, desde la cárcel donde permaneció arrestado hasta su muerte en 1965, un pensamiento severo y actioccidental. Mucho más radical que al Banna, profesaba un islamismo más activo y combatiente que permitiera llegar hasta la cima del poder desde donde se construiría la futura sociedad islámica, frente a las tesis de al Banna que era partidario de conseguirlo desde abajo. Su aportación más importante al movimiento fue el concepto de “jahiliyya” que significa la ignorancia pagana sobre los consejos divinos anteriores al tiempo de Muhammad. De esta forma, Qutb, quien retoma las ideas de Ibn Taymiyya y Muamadi, aplica el término a todos los ámbitos de la vida y la sociedad islámica a la que considera intoxicada por Occidente. Asegura tajantemente que en estas sociedades se defiende la razón del hombre por encima de la de Dios y eso es intolerable para la comunidad musulmana, la cual necesita liberarse del paganismo extranjero que amenaza con impregnar a toda la comunidad musulmana[5].
Para ello no duda en acudir a la violencia como método para conseguir devolver la razón a los hombres que han de ser guiados y gobernados por Allah y no por ellos mismos y lanza una Yihad contra los no musulmanes (a los que llama cruzados), los apostatas y los Estados musulmanes con regímenes impuros en base a las siguientes palabras:
“El establecimiento del Dominio de Dios en la tierra, la abolición del dominio del hombre, el arresto de la soberanía por parte de los usurpadores para devolvérsela a Dios y la aplicación de la ley divina (Sharia) y la abolición de las leyes hechas por el hombre, no pueden ser llevadas a cabo mediante la predicación. Aquellos que han usurpado la autoridad de Dios y están oprimiendo a las criaturas de Dios no van a renunciar a su poder solo mediante la predicación (…)” [6]
Sus inclinaciones por la violencia y la necesidad de la Yihad fueron adaptadas por la Yihad Islámica egipcia, en especial por uno de sus imaginarios Abd al-Salam Faraj quien retoma el concepto de Ibn Taymiyya, Muamadi y ahora Qutb de derrocar a los gobernantes musulmanes apostatas al servicio de los sionistas, los cruzados y los comunistas. Incluso menciona que los apostatas merecen un castigo mayor que el de los infieles y convida a los musulmanes a aceptar la guerra santa como uno de los cinco mandatos divinos del Islam.[7]
Tras la muerte de Qutb, los Hermanos se verán obligados a actuar desde la clandestinidad, con algunos pequeños recesos que lo devolvieron a la escena pública, debido a la persecución que dictaminaron sobre ellos los presidente egipcios Sadat y Mubarak, Desde entonces, han sabido desenvolverse de una manera muy práctica y hábil frente a la campaña de hostigamiento a la que son sometidos, por lo que se presentaban a las elecciones locales y legislativas mediante colaboraciones con otros partidos o como independientes.
En la actualidad componen el mayor grupo opositor en Egipto al régimen presidencial de Mubarak, que los califica como grupo violento a pesar de que su principal aliado y fuente de discordia en la región, Estados Unidos, no los ha catalogado como tal. Este país justifica su decisión en base a que los Hermanos persiguen el poder por medios no violentos, lo que ha sido confirmado por la propia organización, aunque eso sí, mantienen su ideario islamista intacto pues defiende la implantación de un estado islámico en base a la Sharia. Hoy en día son la principal fuerza opositora en el parlamento y han ganado todas las elecciones sindicales a las que se les ha permitido presentarse, eso sí, en ambos casos siempre como independientes y reafirmando que rechazan los métodos violentos que se emplearon sobre todo en la etapa de Qutb.
Su importancia como organización no radica únicamente en sus actuaciones sino en las influencias que ha tenido en movimientos radicales posteriores que han visto en el ejemplo de los Hermanos Musulmanes la fuente de toda su filosofía y de la cual han adoptado su línea de pensamiento y claro está, de actuación, para cumplir con sus propósitos. Y es que hasta el momento los egipcios constituyen la única organización islámica en la que grupos chiíes y sunníes fundamentalistas han coincidido en señalar como una referencia en su ideario.
No obstante, el hecho de que ambas corrientes en sus percepciones más radicales consideren a los Hermanos Musulmanes como un ejemplo en su modelo de lucha no insta a calificar a ambas como semejantes en su línea de actuación, ya que si bien las diferencias teológicas entre sunnismo y chiísmo no se centran en el dogma sino en la doctrina; lo mismo sucede en el campo del fundamentalismo y del terrorismo, comparten objetivos pero buscan maneras distintas de conseguirlos.
Ello se debe a que la organización egipcia constituye el antecedente más cercano a las fuentes directas del terrorismo islamista y yihadista del siglo XXI, por un lado la revolución iraní de 1979 y por otro la guerra de Afganistán. Dos acontecimientos que han separado el integrismo islámico en dos ramas terroristas que simpatizan con la causa pero difieren en sus planteamientos para alcanzarla, lo que puede ser motivo de enfrentamientos entre chiíes y sunníes.
Notas
[1] En el caso, por ejemplo, de los medios de comunicación. Los Hermanos Musulmanes tenían “El Faro” y “La Luz” (El Nur) a los que otorgaban mucha importancia a la hora de adoctrinar e informar sobre el movimiento, tal y como “Al Manar “de Hezbollah. o los medios digitales de inclinaciones terroristas que sirven de órganos de propaganda para difundir sus mensajes, una plataforma que ha sido especialmente estudiada por Al Qaeda. Incluso en el marco de la estrategia de comunicación yihadista, los radicales han utilizado canales por satélite como Al Yazira o Al Arabiya, además de periódicos como Al Quds al Arabi, Al Hayat o Al Sharq al Awsat. El peligro de estos medios es que sin ser canales propios de los terroristas, son usados como lanzaderas para exportar sus mensajes por medio de comunicados, incapaces de distinguir la información de la propaganda. Por lo tanto la responsabilidad de los medios de comunicación es francamente grande en la elaboración y transmisión del pensamiento y eso lo sabían muy bien los Hermanos Musulmanes. Para más información ver MERLOS, Alfonso. 2006. “Al Qaeda. Raíces y metas del terror global”. Madrid. Biblioteca Nueva.
[2] Ver Anexo: Escritos de Hassan al Banna
[3] Esta situación se asemeja mucho en la actualidad con aquellas imágenes de los terroristas empuñando un arma, que suele ser un kalashnikov, o un cinturón de explosivos y portando un Corán tanto en los comunicados como en acciones violentas. Son dos símbolos que nunca faltan y que simbolizan, según los radicales, la autoridad de sus acciones en virtud del mandato ordenado por Allah. Como ejemplo cito las fotografías de la toma del poder en Gaza por parte de Hamás el 14 de junio de 2007 publicadas en la versión digital de La Vanguardia y la Agencia EFE; o la fotografía publicada en la BBC en español el 14 de febrero de 2002 en la que un miembro de la Yihad Islámica afirma: “Nosotros tomamos el Corán con una mano y un arma con la otra”.
[4] Fuente: “Hermanos Musulmanes”. Base de datos. Agencia EFE
[5] Información elaborada a partir de consultas realizadas en AZAM, Hina. “Terrorism: A return to Jahiliyya” publicado el 26 de agosto de 2005 en (www.altmuslim.com); QUTB, Syed. 2003. Milestone. descargado de la web (www.youngmuslims.ca) y JORDAN, Javier (Coord). 2004.
[6] QUTB, Syed. 2003 “Jihhad in the cause of God” en Milestones . Descargado de (www.youngmuslims.ca)
[7] Notas recogidas en JORDAN, Javier (Coord). 2004, pág. 159.