Los derechos de las mujeres en el mundo árabe-musulmán

16/01/2014 | Crónicas y reportajes

Túnez da un ejemplo admirable.

Túnez vuelve sobre nuevos principios. En efecto, al mismo tiempo que adoptaron los primeros artículos de la Constitución, el pasado fin de semana los diputados tunecinos rechazaron la sharía. Un avance significativo en consideración a las grandes divisiones ideológicas, especialmente en el plano de la religión, que al día siguiente de la revolución dinamizaron la vida política.

Los artículos adoptados, muestran que hoy en día se tiene en cuenta la lucha de las mujeres.

Harán falta muchos esfuerzos para ver como los islamistas del Partido Ennahda renuncian a incluir la sharía o ley coránica en la Constitución. La oposición, hace mucho tiempo que denunció ambigüedades. Por ejemplo, en el preámbulo, se reconoce el carácter civil del Estado. Sin embargo, se proclama el apego del pueblo a las enseñanzas del islam. Un motivo para sublevar a los diputados de la oposición, algunos de los cuales advirtieron que existía una voluntad de islamización del Estado. La versión de 1959 quedó idéntica. El artículo primero, por esta razón, está sujeto a interpretación. Dice: “Túnez es un Estado libre, independiente y soberano, el islam es su religión”. Para los laicos, la ambigüedad reside en el hecho de que el islam puede referirse tanto al término Túnez como al de Estado. Ello no impidió que el artículo fuera ampliamente adoptado por los votantes presentes con sólo un voto en contra. Al contrario, los diputados rechazaron proposiciones de enmienda que especificaban que el islam es una fuente principal de legislación o que el islam es la religión del pueblo.

Otros elementos suscitan reservas por parte de numerosos demócratas. Así, hay defensores de los derechos de la mujer que encuentran igualmente ambiguos aspectos relativos al derecho a la vida. Esto es susceptible de reactivar el famoso debate sobre el derecho al aborto y cuestiones sobre la salud reproductiva. Pero en conjunto, los diputados de la coalición en el poder y de la oposición se sienten confiados. Aseguran que el consenso que consiguieron durante dos años de trabajo será respetado. Una exigencia para que la Constitución fuera adoptada por mayoría de dos tercios, tras su votación artículo por artículo.

Una Constitución sólo es válida por su contenido y sus artículos. Los que fueron adoptados muestran que hoy se tiene en cuenta la lucha de las mujeres. Esto tiene la ventaja de tomarlas en consideración. En este país, las mujeres siempre desempeñaron el papel de amazonas en el combate por la conquista o la defensa de las libertades. A costa de su vida, batallaron bajo el yugo de la dictadura de Ben Ali, de siniestra memoria. Se recuerda este proceso en que siendo víctimas de violaciones no siempre tuvieron ganada la causa.

Pionero de las revoluciones de la primavera árabe, Túnez vuelve a ser paulatinamente el faro del Magreb.

En efecto, todavía está todo sobre el papel; pero si la justicia se anda con pies de plomo será una realidad tangible. Es el primer país del mundo árabe musulmán en haber rechazado la sharía y en adoptar una ley que preconiza la igualdad entre el hombre y la mujer. Túnez, así pues, sigue su apacible camino. En relación a la Historia de este país, ciertamente, hay una evolución constatable.

Pionero de las revoluciones de la primavera árabe, Túnez, poco a poco vuelve a ser el faro para el resto de países del Magreb. Por su lucha, en efecto, no se corresponde con los países de su mismo espectro cultural. Este país, muy occidentalizado desde la era de Bourghiba, ha recuperado pues, el hilo de la modernidad al poner freno a la restricción de las libertades y sobre todo a la gestión del aparato del Estado por el Ennahda, de lo que parece querer sacar una lección. Hacía falta romper con cierto pasado, y por este motivo hay que felicitar a los diputados tunecinos que cada día dan pruebas de valentía frente a los desafíos y las reclamaciones. Eso no impide que queden mentalidades y comportamientos por cambiar. A pesar de todo el país está en el buen camino. También, necesita esperar que su marcha se extienda como la pólvora en muchos otros países del continente aferrados aún a comportamientos atávicos a causa de los lastres socio-culturales o políticos que van cayendo efectivamente, a medida que se mueven las organizaciones militantes en favor de la política de cuotas y de diversas medidas de compensación en favor de las mujeres. De este modo el tren de la democracia difícilmente se detendrá.

Sea como fuere, podemos felicitarnos de ver a Túnez de nuevo en la senda del cambio tras meses de bloqueo. Así pues, se permite la esperanza, ya que la búsqueda de consenso en la clase política parece prevalecer cada vez más para seguir luchando en interés exclusivo del pueblo tunecino que habrá sufrido durante demasiado tiempo el martirio en aras de conseguirlo.

Le Pays (Burkina Faso)

(Traducción, Antonio Vázquez)

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