El levantamiento Mau Mau en Kenia tuvo lugar entre 1952 y 1964 y estuvo plagado de violencia. La rebelión fue el resultado del descontento con el dominio colonial británico. Cuando los británicos llegaron a Kenia, expoliaron las tierras de la población autóctona. Entre todos ellos, la población Kikuyu padeció enormemente esta desgracia. A medida que las condiciones de vida se hicieron más difíciles para los kikuyu bajo la ocupación británica, comenzaron una campaña para luchar contra las fuerzas coloniales británicas. Para sofocar el aumento de la violencia y el sentimiento anticolonial, los británicos crearon un sistema de campos de concentración para encarcelar a miles de personas de la población Kikuyu. En estos campos, los prisioneros fueron torturados, maltratados e incluso asesinados.
Los acontecimientos que ocurrieron en estos campos se han ocultado durante mucho tiempo de la conciencia histórica popular, pero finalmente, el gobierno Británico está siendo consciente de la repercusión que esta teniendo en la actualidad. Durante la investigación dentro de los Archivos Nacionales Británicos, encontré un documento que detallaba la clasificación de los prisioneros del campo de detención de Kenia en diferentes grados de «Muy Negro» a «Blanco». Los detenidos clasificados como «muy negros» fueron percibidos como sujetos degenerativos contra el gobierno imperial británico y que necesitaban «rehabilitación» y, como tales, serían sometidos a torturas y abusos, todo en nombre de la protección de los intereses imperiales británicos.
El levantamiento Mau Mau sigue siendo una parte desgarradora de la historia, un período en el que 80.000 personas de la etnia kikuyu fueron sometidos a una inmensa crueldad e incluso a la muerte bajo la cobertura de la «rehabilitación» para consolidar el dominio británico. Había investigado y explorado acerca de estos campos y cómo el racismo permitió que el pueblo kikuyu se convirtiera en un lugar común en la narrativa histórica británica y por lo tanto, una justificación de la existencia de este tipo de campos de concentración.
Sin embargo, ver al gobierno británico deteniendo a un gran número de personas sin una causa aparente no era democrático. Por lo que, en consecuencia, se lanzó una campaña de «Guerra psicológica», utilizando propaganda a través de múltiples medios de comunicación que demonizaban a las poblaciones Mau Mau. Las transmisiones de radio en Kenia los deshumanizaban. Los anuncios de películas mostraban a “frenéticos asesinos salvajes en rituales bebiendo sangre” y furgonetas móviles de cine dirigidas por el gobierno que mostraban imágenes de la violencia de los Mau Mau eran exhibidas en toda Kenia con el objetivo de destacar la presunta barbarie de las masas y justificar de algún modo los campos de concentración. Los periódicos locales y nacionales británicos, como el Sunday Post, el Dundee Courier y el Manchester Guardian, describieron a los Mau Mau como «terroristas», lo que demuestra que la prensa a menudo se hizo eco de la percepción del gobierno colonial británico sobre ellos como una organización peligrosa.
El gobierno colonial a menudo ejercía métodos para distorsionar la realidad y la percepción del pensamiento de la población keniana. Es increíble cómo la enseñanza no te muestra de que manera y con que «astucia y engaño» actuó el gobierno colonial británico. Sin embargo, Gran Bretaña se promociona como un país que modernizó y «occidentalizó» las tierras lejanas, lo que proporciona poca información de su manipulación y la opresión de los pueblos. El gobierno británico ha contribuido de manera significativa a garantizar que la verdadera historia de su Imperio se haya mantenido oculta de la historia popular de un modo trascendental.
Sin embargo, debido a la aparición de los casos judiciales de Mau Mau de 2012 contra la Oficina de la Commonwealth Extranjera (FCO), la narrativa británica más antigua sobre la rebelión comenzó a desmoronarse. Finalmente, los abusos bajo el dominio colonial británico se han podido explicar y el proceso de reparación pudo comenzar; la FCO ahora podría ser responsabilizada y juzgada por sus crímenes. A ellos le siguieron muchos más casos relacionados con más de 40.000 kenianos. Como resultado, el gobierno británico decidió que su curso de acción era compensar a unos 5.200 kenianos que sufrieron abusos ??en los campos de concentración. Como gesto de conmemoración, se erigió un monumento en 2015. No solo esto, sino que la FCO también admitió haber almacenado documentos confidenciales de archivo en Hanslope Park, que nunca antes se habían visto y en general se desconocen. Estos documentos resultaron ser cruciales en estos casos judiciales y fueron puestos en circulación para el dominio público. La construcción del memorial y las confesiones de la FCO han significado para muchos un avance en las investigaciones y la posibilidad de un reconocimiento futuro.
Sin embargo, a pesar del memorial financiado por el gobierno británico, solo hay que mirar la cobertura de los medios de comunicación para obtener una idea de cómo la propia narrativa histórica de Gran Bretaña todavía permanece en la Kenia contemporánea. En los últimos años, varios medios de comunicación, como el Daily Nation de Kenia, el London Telegraph y BBC News, han detallado cómo las poblaciones de Mau Mau «aterrorizaron» a las comunidades coloniales y atacaron a los funcionarios británicos, comenzando una campaña de desprestigio. Además de la puesta en circulación de folletos de propaganda contra los Mau Mau que circularon durante la rebelión, sin mencionar en ningún caso el previo acoso y expolio por parte del gobierno colonial británico.
Posteriormente, la continuidad de la narrativa británica desde la década de 1950 hasta hoy sigue siendo fundamental para la cobertura de la prensa moderna sobre los Mau Mau. Tras la inauguración del monumento, el Alto Comisionado británico declaró que «nunca se debe olvidar la historia». Sin embargo, curiosamente, el gobierno británico ha apoyado el desinterés por la conciencia Mau Mau.
Tras estas declaraciones parece que el gobierno británico ha reconocido, de algún modo, las atrocidades cometidas por el gobierno colonial en aquel entonces, con la creación del memorial, pero nada mas lejos de la realidad ya que parece más una estrategia de apaciguamiento de Gran Bretaña contra las acusaciones para poder pasar página y no verse envuelta en nuevas investigaciones y campañas de desprestigio.
Lauren Brown
* Lauren Brown trabaja en la Universidad de Dundee.
Fuente: imperialglobalexeter
[Edición y traducción, J. Martin]
[Fundación Sur]
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