Los archivos que nadie quiere ver publicados – los documentos secretos de la época colonial británica en Kenia

18/04/2011 | Crónicas y reportajes

Después de 48 años de secreto, los ocultos archivos coloniales que describen informes de horrible brutalidad por parte de las autoridades británicas, durante la rebelión Mau Mau [en Kenia], finalmente han salido a la luz este mes.

Según un memorándum escrito por un funcionario de la oficina de Exteriores británica, 1.500 archivos confidenciales del gobierno fueron cargados en un avión, justo nueve días antes de que Kenia lograse la independencia, según informa The Times. Los archivos pueden avergonzar al gobierno de su majestad, puede avergonzar a miembros de la policía, las fuerzas militares, los funcionarios públicos y a muchos otros”, afirma el memorando.

Y ahora el ministerio de Asuntos Exteriores y la oficina de la Commonwealth, con un obstinado obstruccionismo, afirma que no puede responsabilizarse a la Gran Bretaña actual de sucesos ocurridos durante una “época diferente”, en la era colonial. Pero Gran Bretaña mantuvo los archivos en secreto deliberadamente en el pasado, porque el gobierno de Reino Unido estaba avergonzado, como lo está hoy, de las atrocidades llevadas a cabo bajo la administración colonial.

Tenida cuenta de los horrorosos relatos, no es de extrañar que la oficina de Exteriores del Reino Unido prefiera ocultar los archivos. “Fue una guerra sucia, brutal en la que la arrogancia, el racismo y descerebrados sedientos de sangre hicieron que los británicos se comportasen mal, muy mal”, declara el profesor de historia de Oxford, David Anderson, que originalmente se dio cuenta de que faltaban los archivos y luchó por su recuperación.

Aunque los británicos llevaron a cabo medidas de contra-insurgencia en otras partes del mundo, el caso de Kenia sobresale por su intensidad, con alrededor de 100.000 personas detenidas sin juicio y 1.090 ahorcados por cargos de “terrorismo”, recuerda Anderson.

No una acción legal colectiva

También ha ayudado a la obtención de los documentos el que cuatro supervivientes keniatas de los campos de detención británicos demandasen a Exteriores y a la oficina de la Commonwealth el año pasado, por supuestas torturas, incluso castración, durante los intentos del gobierno colonial británico de combatir la rebelión Mau Mau, en los años 50.

Esta puede ser la principal razón por la que Gran Bretaña mantenía los documentos ocultos. El caso presentado por los cuatro keniatas supervivientes no es una acción legal colectiva, y no han demandado por daños y perjuicios.

Sin embargo, la oficina de Exteriores británica puede temer que si se toman medidas de compensación para estos cuatro supervivientes, ello podría desencadenar una oleada de acusaciones de cientos de antiguos veteranos de la guerra Mau Mau, que todavía viven en Kenia. Lord Howell de Guildford, el ministro de Estado en la oficina de Exteriores, ha declarado a los medios que su oficina tiene unos 8.000 dosieres de 37 ex administraciones británicas.

Las reclamaciones compensatorias derivadas de los archivos Mau Mau podrían desencadenar un tsunami de reparaciones legales y fiscales para el antiguo imperio.

Curiosamente, el gobierno de Kenia parece reticente a entrar en este asunto, igual que sus antiguos opresores coloniales. El gobierno de Kenia apenas ha hecho alguna mención a los documentos y las reclamaciones de compensaciones de los cuatro keniatas, aparecidas en la prensa nacional.

“Lo más decepcionante es la cobertura mediática de este juicio histórico en Kenia […] tanto la prensa impresa como los medios electrónicos han eludido básicamente el asunto”, escribía en su columna del Sunday Nation, Ahmednasir Abdullahi, de la revista Nairobi Law Monthly.

Docenas de entrevistas

Anderson ha llevado a cabo docenas de entrevistas sobre el caso, pero sólo un periodista keniata ha contactado con él. “En el Reino Unido, el caso Mau Mau ha sido portada del The Times cuatro días, con tres cabeceras y varias docenas de páginas de cobertura de noticias a seguir. Es bastante vergonzoso que la prensa de Kenia no haya reflejado este asunto y lo haya abordado”, explica.

El silencio de los políticos de Kenia parece ir en contra de la condena pública que muchos ligan a los “neo colonialistas” en el caso del Tribunal Penal Internacional, como la ex primera dama, Mama Ngina Kenyatta.

Seis individuos, entre los que se incluye al vice primer ministro, Uhuru Kenyatta, se enfrentan actualmente a un proceso judicial en La Haya, por acusaciones de ser algunos de los principales responsables de la violencia post electoral de finales de 2007 y principios de 2008, en Kenia.

El silencio del gobierno de Kenia puede ser debido a la consideración de los violentos enfrentamientos étnicos y tribales que ocurrieron después de las elecciones de 2007. Los rebeldes Mau Mau terminaron matando a muchos más africanos que los colonialistas blancos contra los que luchaban.

Y la solicitud de reparación es considerada un motivo de división nacional, ya que los rebeldes Mau Mau eran en su mayor parte de la etnia kikuyu, más que un levantamiento nacional. Demasiada exposición pública de estos asuntos podría desencadenar tensiones étnicas que nadie quiere que se repitan, especialmente con las próximas elecciones de 2012 tan cerca.

Pero podría haber una razón mucho menos magnánima del silencio de la élite gobernante: no quieren tener que pagar compensaciones a los veteranos Mau Mau ellos mismos.

Según Macharia Munene, un profesor de historia de la Universidad Internacional de Estados Unidos en Nairobi, había colaboradores y guardias nacionales que se hicieron con el poder entonces y hoy siguen dominando los asuntos de estado. Las leyes coloniales sobre la propiedad de la tierra se han repetido después de la independencia, permitiendo a aquellos que apoyaron a los británicos el acceso a las mejores tierras en el centro de Kenia y a los mejores puestos de funcionarios civiles.

Huida de habitantes

En 1952, Duncan Muciiri, y sus conciudadanos huyeron de sus tierras después de que los británicos las confiscasen e intentasen obligarles a trabajar en ellas, para la corona. Hasta hoy, Muciiri y otros muchos veteranos siguen siendo desplazados que viven en la barriada de chabolas de Nairobi, Mathare.

“El primer presidente keniata después de la independencia, Jomo Kenyatta, no hizo nada de nada por los veteranos”, cuenta Muciiri. “Se apoderaron de las fincas coloniales y pusieron a los habitantes previos de las mismas en planes de reasentamiento. Sólo te puedes registrar en este plan de reasentamiento si pagas 1.000 chelines keniatas”, explica Muciiri, que se buscó un trabajo en una fábrica de cerveza después de la independencia, donde le pagan 10 chelines al mes.

“Desafortunadamente, los que estaban en mejores condiciones para hacerse con el poder eran los leales a los británicos, habiendo disfrutado de relaciones agradables con los poderes coloniales que se marchaban, pero también habiendo disfrutado de privilegios como una mejor educación que sus hermanos nacionalistas”, explica el profesor Macharia en una entrevista con el diario Standard.

Sólo un veterano Mau Mau entró de hecho en el gobierno de Kenia, según Muciiri, el ex parlamentario y consejero ministerial Josiah Mwangi Kariuki, que criticaba públicamente la distribución de la tierra de la independencia bajo el gobierno de Kenyatta. Unos individuos desconocidos lo asesinaron en Kariuki, en 1975.

“Todavía tenemos que ver más revolución Mau Mau”, escribe un político y activista keniata, Koigi wa Wamwere, al final de su influyente libro “Me niego a morir: mi viaje hacia la libertad”.

Los expedientes coloniales recientemente descubiertos pueden reavivar dichos sentimientos, no es extraño entonces, que la oficina de Exteriores de Gran Bretaña y sus antiguos aliados no quieran que salgan a la luz. Pero los deseos de compensación de Muchiiri son muy modestos. “Sólo quiero que me devuelvan mi tierra”, dice, viviendo su vida desde la independencia como desplazado en uno de los suburbios más peligrosos de Kenia.


Tom Rhodes

Tom Rhodes trabaja para una organización que defiende la libertad de prensa, el Comité para la protección de los periodistas, en Nairobi, Kenia. Previamente, Rhodes ayudó a iniciar el primer periódico independiente del sur de Sudán, el Juba Post, en Juba. Fue el director de este periódico durante más de dos años, mientras que también era colaborador de la BBC. Es licenciado en Historia por la universidad de Massachusetts y cursó un máster en Estudios Africanos en la SOAS, Escuela de Estudios Orientales y Africanos de Londres.

(Africa Review, Kenia, 18-04-11)

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