Los africanos no se odian unos a otros

12/06/2008 | Opinión

Deseo oponerme a dos peligrosos y bastante irresponsables generalizaciones que Percy Zvomuya hizo en su comentario publicado el 23 de mayo Los africanos nuca se gustaron unos a otros. Una es que los africanos siempre han odiado a los africanos. La otra es que a la gente que originariamente vino de Malaui y se estableció en Zimbabue se le llamaba con palabras despectivas y se les discriminaba. Los africanos siempre han odiado a otros africanos, impresionante afirmación. Increíble para una persona que obviamente es zimbabuense y debería saberlo mejor.

Nací y me crié en Zimbabue. No recuerdo ninguna ocasión desde 1980 en la que una persona perdiera la vida en ese país a manos de sus conciudadanos por ser acusada de ser extranjera. Uno debe distinguir entre criminales que se hacen pasar por nuestros líderes y utilizan la raza y la etnia para alcanzar sus objetivos políticos y el resto de nosotros, que de verdad, amamos a nuestras hermanas y hermanos.

Si hubiera ido a la Universidad de Zimbabue en los 80, se hubiera quedado maravillado. Estudiantes surafricanos y namibios estudiaban allí con nosotros, sin luchas, sólo libros y brindis sobre brindis. Aquellos estudiantes tenían más dinero que nosotros, ya lo creo. Pero nunca hubo luchas con pangas [machetes] porque ellos tenían dinero y nosotros vivíamos de las ayudas del Estado.

También dábamos la bienvenida a los keniatas, congoleños, ugandeses, nigerianos… Músicos de la talla de The Real Sounds of Africa venían a Zimbabue a finales de los 70 y se quedaban con nosotros en la ciudad, aunque apenas podían hablar ninguna de nuestras lenguas. Sentíamos envidia de su ropa provocativa y de sus modales con las mujeres, pero nunca les hicimos daño ni les mutilamos.

Desde finales de los 70 hasta principios de los 90, Zimbabue era el hogar de miles de mozambiqueños que huían de RENAMO. Estaban todos allí con nosotros, en Harare y en otros lugares, y muchos todavía viven allí, sin que nadie les moleste. Irónicamente, si eres extranjero en Zimbabue en realidad eres tratado mejor porque la gente se pone nerviosa y quiere asegurarse de que están a gusto.

Pero ¿Esto pasa sólo en Zimbabue? No. He viajado a lo largo y ancho de este continente y me he sorprendido gratamente de cómo he podido encajar en Accra, Uagadugú, Dar es Salaam o Maseru. Cuando conduzco hasta Mozambique no son los mozambiqueños de a pié los que me hacen pasar un infierno. Es el policía corrupto que sale de detrás de cualquier arbusto y me dice alguna tontería como: “Ha pisado la línea blanca del medio de la carretera y debe pagar una multa, (léase un soborno)”.

Zvomuya habla de discriminación hacia los malauianos en Zimbabue. En 2002, intenté obtener un pasaporte nuevo. Me dijeron que debía renunciar a una ciudadanía que yo ni siquiera sabía que tenía, la de Malaui. Mi padre nació en Malaui, vivió en Zimbabue durante 46 años y en el proceso se casó con mi madre, una zimbabuense. Pero Robert Mugabe estaba nervioso intentando librarse de todos los zimbabuenses originarios de Malaui, porque sospechaba de su lealtad política. Pero eso fue sólo Mugabe y el Zanu-PF llamándonos “extranjeros” y “gente sin tótem”. [Totemless: esta palabra es considerada un insulto en Zimbabue, significa alguien sin raíces, sin padre, sin progenitor ni cuidador]

La gente normal de Zimbabue nunca me ha considerado otra cosa que zimbabuense. Nunca me han discriminado por que mi apellido sonase a malauiano o zambiano o cualquier cosa menos shona. Formo parte de una comunidad muy grande de zimbabuenses de origen malauiano, origen que se lleva bien con ellos; la mayoría son musulmanes y regentas sus mezquitas ahí, en la ciudad. Nos casamos con quien queremos, nos hacemos amigos de quien queremos y trabajamos donde queremos. Incluso escribo lo que quiero. Una parte de mi familia vive en Bulawayo y es considerada Ndebele.

Lo que está pasando en Suráfrica es único, africanos no surafricanos están siendo atacados por la gente de la calle sin la instigación del Estado. Esa es una patología muy particular que requiere ser examinada. Pero discúlpennos por decir cosas tan radicales como “Los africanos odian a los africanos”, es que somos 700 millones de personas.

Chris Kabwato

*Chris Kabwato es el director de Highway Africa, Escuela de Periodismo y Estudios de Medios de comunicación, en la Universidad de Rodhes.

Mail & Guardian

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