Los actuales partidos políticos son una carga pesada para la sociedad y un obstáculo para el bien común

7/10/2019 | Editorial

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La afiliación a partidos es una burbuja, en la que Hacienda ha descubierto que hasta 290.000 personas no pagan cuota de afiliación, de un total de 1.3 millones de personas.

Según Hacienda, los partidos políticos ganaron más de 20 millones de euros durante 2018, y el 80% de los ingresos de los partidos proceden de fondos públicos. Por eso no dudan en subirse los salarios a su antojo, ni en aumentar constantemente en número de funcionarios, en sus partidos y autonomías.

Otro dato relevante es que en algunos países de la UE, se desploman los partidos tradicionales, como los CDU y el SPD en Alemania, mientras los Verdes logran un fuerte avance. Alemania, con 82 millones de habitantes, es el país con mayor peso demográfico de la UE y el que ocupa más escaños en la Euro cámara, 96 del total de 751. De hecho, muchos partidos políticos están perdiendo credibilidad en casi todos las sociedades, a pesar de tener y hasta manipular los medios a su disposición.

El gasto y carga económica de tantos políticos, partidos y funcionarios, a nivel autonómico, nacional, europeo y mundial, es un despilfarro escandaloso de recursos, que contribuye a privar a dos tercios de la humanidad de lo necesario para vivir con dignidad y obstaculiza un desarrollo sostenible para todos los pueblos.

La sociedad puede gestionar de forma más eficaz, justa y solidaria, todos los recursos y medios disponibles en cada país, a través de gestores independientes, elegidos por su competencia y por su responsabilidad.

No necesitamos a los políticos y sus partidos, pues en su mayoría buscan ante todo el poder, el capital por todos los medios, dividen a la sociedad y no se centran en el bien común.

El medio ambiente es una de las principales preocupaciones, particularmente de las generaciones jóvenes. El riesgo consiste en que nos quedamos en manifestaciones y declaraciones, sin pasar a regular el gasto excesivo, sobre todo en armas, exigir unos presupuestos más justos, asegurar un consumo más responsable de los recursos naturales, y parar la explotación salvaje de la naturaleza.

La nueva presidenta de la Comisión de la UE, siguiendo este cambio social particularmente entre los jóvenes, ha tomado como prioritarios precisamente estos dos compromisos: el medio ambiente y la integración social. Esperamos que esta declaración de intenciones se transforme en un compromiso real para reducir el consumo irresponsable, y potenciar la acogida de los refugiados.

Esta política partidista está abusando de los recursos de cada país, dividiendo a la sociedad en el proceso, y se ha convertido en el principal obstáculo para la paz y el desarrollo sostenible del país, en todos los continentes.

Debemos cambiar esta forma de gobernanza y de gestión de los recursos por otra que promueva el bien común. En primer lugar será necesario “despolitizar” la gobernanza y la gestión de los recursos. No necesitamos a los partidos políticos y a sus representantes, cuando anteponen su poder y partido al bien común.

Lo que necesita toda sociedad es: elegir gestores profesionales y responsables en cada departamento o ministerio, y además libres de una ideología partidista.

Toda sociedad organizada necesita líderes en los diferentes ámbitos de la vida: social, económica, cultural, etc. Necesitamos líderes y gestores en los ámbitos de la economía, salud, educación…. pero líderes y gestores que sean profesionales o competentes en dichos campos, y además responsables y con valores humanos sólidos.

Toda ideología, y particularmente la ideología político-económica, contamina y obstaculiza el desarrollo sostenible, tanto en Europa como en África.

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