Casi 26 millones de personas en Sudán, un país desgarrado por la guerra, no tienen suficiente para comer, informó la ONU en agosto, citando a su oficina de asuntos humanitarios, OCHA.
“Para darles un ejemplo, eso equivale a toda la población de Australia”, dijo el portavoz de la ONU, Stéphane Dujarric, a los periodistas que asistían a su conferencia de prensa en Nueva York.
Dijo que la OCHA “sigue estando extremadamente alarmada por el empeoramiento de la situación alimentaria en el país” y que la cifra de 26 millones incluye a 750.000 personas que están “a un paso de la hambruna”.
En Sudán, el aumento de los precios de los alimentos, los problemas de acceso y el impacto del conflicto están agravando el acceso limitado de la gente a los alimentos. El mes pasado el precio de los alimentos locales aumentó un 16 % en comparación con mayo y es un 120 % más alto que en junio de 2023.
El paso fronterizo de Tine, que se utiliza para transportar mercancías desde Chad a la región de Darfur en Sudán, está actualmente intransitable debido a las fuertes lluvias y las inundaciones. Muchas rutas en la parte sur de Sudán también son inaccesibles.
Dujarric advirtió que “la población de Sudán se enfrenta a un escenario de lo más desfavorable”, mientras que los trabajadores humanitarios necesitan urgentemente acceder a través de todas las rutas posibles para evitar un mayor deterioro de la situación.
También destacó la necesidad crucial de apoyo financiero, señalando que un plan de 2.700 millones de dólares para cubrir las operaciones humanitarias urgentes este año solo está financiado en un 30 %.
Por otra parte, la Misión Internacional Independiente de Investigación de las Naciones Unidas para el Sudán pidió a la comunidad internacional que intensificara urgentemente los esfuerzos para poner fin a la guerra, que entró en su segundo año.
La Misión, creada por el Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas, acaba de concluir una visita de tres semanas al vecino Chad, donde documentó patrones inquietantes de graves violaciones de los derechos humanos derivadas del conflicto.
Los tres miembros se reunieron con refugiados sudaneses que detallaron relatos de primera mano de horribles actos de asesinatos, violencia sexual, incluidas violaciones en grupo, detenciones arbitrarias, torturas, desapariciones forzadas, saqueos, quema de casas y uso de niños soldados.
Señalaron que muchas de las violaciones parecen estar dirigidas especialmente contra profesionales como abogados, defensores de los derechos humanos, maestros y médicos. El desplazamiento forzado fue una característica común. “Fue desalentador escuchar los testimonios de las víctimas de violencia sexual”, dijo la experta de la ONU Mona Rishmawi.
La Misión de Investigación también escuchó opiniones sobre las medidas que podrían y deberían adoptarse para romper el ciclo recurrente de violencia y garantizar la rendición de cuentas, la justicia y el apoyo a las víctimas.
“Admiro el coraje de las numerosas viudas que hemos conocido en los campamentos”, dijo la experta Joy Ngozi Ezeilo. “Nadie merece pasar por experiencias tan crueles que cambian la vida”.
Si bien reconocieron los enormes esfuerzos realizados por las autoridades chadianas, las entidades de la ONU y otros equipos de respuesta humanitaria, los expertos dijeron que “está claro que las necesidades de nutrición, sanidad y educación, superan el apoyo disponible”.
Situaciones semejantes de dramas humanitarios causados por la violencia de los poderosos se viven desgraciadamente en otros países como: Etiopía, Sudán del Sur, RDC, Nigeria, Palestina, Ucrania, etc.
Ya no llegamos a tiempo para “apagar los fuegos” que destruyen nuestra familia humana y nuestra casa común, y sobre todo no sanamos la raíz de estos dramas humanitarios. Solo seguimos poniendo algunos “parches” sobre las heridas, abandonando a los millones de personas desplazadas, explotadas y marginadas, y sin enfrentarnos con medios pacíficos a los gobernantes y empresarios que siguen saqueando impunemente los recursos de todos.
No podemos quejarnos porque el remedio reside en nosotros, los pueblos. ¿Cuándo vamos a despertar y trabajar juntos para garantizar la dignidad a cada ser humano, junto con las oportunidades para una buena sanidad y educación integral, y así potenciar un desarrollo integral y solidario?
Lázaro Bustince
Fuente: ONU – UNICEF
[CIDAF-UCM]