Likoma es la isla de los mangos y los baobabs. En aguas mozambiqueñas pero con pasaporte malauí es la isla más grande del lago Malawi y probablemente la más remota de todas. Llegar requiere en ocasiones más de siete horas de travesía desde Nkhata Bay a bordo de una embarcación repleta de población local y suministros para los isleños. Un trayecto seguramente interesante para viajeros, pero evitable. Para quienes quieran (y puedan) ahorrárselo, se puede volar en avioneta desde el aeropuerto de Lilongwe en un trayecto inferior a una hora.
De descendencia misionera, Likoma fue la sede de la iglesia anglicana en Malawi y ha heredado la catedral de San Pedro construida en 1905. En este paraje donde la rutina se detiene los locales alcanzaron la tasa de alfabetización más elevada del país gracias al trabajo de los anglicanos.
Likoma compagina descanso y deportes acuáticos tanto en el romántico resort de Kaya Mawa como en Mango Drift, perteneciente a la misma empresa que anterior y punto de encuentro de los mochileros que recalan en la isla. Aquí, como en muchas partes de Malawi, el viaje se transforma y cambia de concepto para pasar a una estrategia en la que se engaña a la rutina.
Para conocer la isla, su pasado misionero y las posibilidades que ofrece a los viajeros, La Línea del Horizonte publica Perderse en Likoma
Original en : Caminos Estrechos