La expulsión “muy violenta” de unos 200 ciudadanos de la República Democrática del Congo de su territorio este pasado mes de octubre, es una señal de la cada vez mayor tensión entre los dos países vecinos, que según los analistas gira en torno a la demarcación de la frontera común y al conflicto sobre los recursos naturales, en particular el petróleo.
La Oficina para la Coordinación de Asuntos Humanitarios de la ONU, OCHA, afirma en su boletín del pasado 25 de octubre que, según actores humanitarios de la región “la condiciones bajo las que se llevó a cabo la expulsión fueron muy violentas, con 30 mujeres violadas reiteradamente y hombres torturados. Dos hombres resultaron muertos y una mujer, de 27 años, ha muerto después de ser violada violentamente”.
Según los informes, los incidentes comenzaron a ocurrir a principios de este mes, cuando al menos 30 mujeres fueron detenidas por las autoridades angoleñas en “estructuras como calabozos” y repetidamente violadas durante un periodo de dos semanas. La mayoría de las mujeres estaban desnudas cuando llegaron a la RDC tras la liberación.
Más de 150 congoleños fueron deportados a la zona de Tembo, en el sureste de la RDC, en la provincia de Bandundu, y otros 40 congoleños fueron expulsados hacia Kasongo Lunda, también en la provincia de Bandundu, según la agencia de la ONU.
“Aunque el número es todavía pequeño, es posible que se produzca una nueva oleada de expulsiones entre los dos países”, señaló Maurizio Giuliano, portavoz de la OCHA en la RDC.
En 2009, 18.000 congoleños fueron expulsados de Angola y 39.000 angoleños fueron expulsados de la RDC.
Un comunicado conjunto emitido por los dos gobiernos el 13 de octubre de 2009 acordaba “detener inmediatamente las expulsiones de ciudadanos a sus respectivos estados”, y añadía que los dos países lamentaban “estos incidentes migratorios”.
Una historia de expulsiones
Antes de las expulsiones de 2009, hubo unas seis oleadas de expulsiones desde 2003, en las que 140.000 congoleños fueron deportados desde Angola, según la OCHA.
La RDC se convirtió en un refugio para miles de angoleños durante la guerra civil que duró 30 años, y terminó en 2002; más de 111.000 angoleños todavía vivían en el país vecino antes de agosto de 2009, mientras que los campos de diamantes aluviales [diamantes que se encuentran en un río o el lecho seco de un río] de Angola ha atraído a miles de migrantes congoleños “indocumentados” a lo largo de los años.
Las relaciones entre los dos países mejoraron rápidamente después de que Mobutu Sese Seko, el ex presidente de Zaire, como se llamaba antes la RDC, fuera depuesto, en 1997, y Angola se convirtiera en un fuerte apoyo diplomático y militar del nuevo presidente de la RDC, Laurent Kabila, asesinado en 2001, y de su hijo y sucesor, Joseph Kabila.
Joseph Kabila visitó la capital de Angola, Luanda, y se reunió durante 45 minutos con su homólogo, el presidente Jose Eduardo Dos Santos, en septiembre de 2010, para hablar de una mayor cooperación entre los dos países ricos en recursos naturales, según la gubernamental Agencia de Prensa de Angola.
Tensión fronteriza
Henri Boshoff, un analista de seguridad del Instituto para Estudios de Seguridad, un Think Tank con sede en Pretoria, Suráfrica, asegura que “hay mala sangre entre los dos” con respecto a la delineación de la frontera y la creencia de que Angola no ha sido debidamente recompensada por el apoyo a Kabila, a lo largo de los años.
De los 10.730 kilómetros de frontera de la RDC, compartida con otros nueve países, la frontera más larga es la compartida con Angola, con 2.511 kilómetros, y aquí también está incluida la frontera de 225 kilómetros con la disputada provincia de Cabinda, que reclama su independencia.
Petrus de Kock, un prestigioso investigador del Instituto de Asuntos Internacionales de Suráfrica, afirma en su resumen político de agosto de 2010, “La RDC a los 50 años: se enfrenta a los retos de la paz y la consolidación territorial”, que “está cada vez más claro que los importantes depósitos de petróleo y gas situados en territorios donde la RDC comparte frontera con Uganda, Ruanda, Burundi y Tanzania, (especialmente en las zonas del Lago Alberto, el lago Kivu y el lago Tanganica) están causando que estos lugares se conviertan en potenciales detonantes de las relaciones regionales”.
Una fracción de la RDC, que a lo largo del río Congo, proporciona acceso al mar de este país, ha dado lugar a reclamaciones de recursos naturales, como el petróleo, considerado uno de los desacuerdos de la RDC con Angola. “Las tensiones están aumentando debido a las acusaciones sobre que compañías que operan en el sector petrolero de Angola, pueden estar perforando y explotando ilegalmente reservas de petróleo que están en aguas territoriales de la RDC”, afirma De Kock.
(Congo Planet, RDC, 03-11-10)