Cada tarde, Tchinda Andrade sale a las calles de Mindelo, en la isla caboverdiana de São Vicente, para vender los populares buñuelos brasileños llamados coxinhas que ella misma prepara. Ya por la noche, el pequeño bar que regenta en su propia casa se convierte en un lugar mágico, un espacio de encuentro en el que no dejan de pasar ni gente ni cosas. Sin embargo, los preparativos del Carnaval lo cambian todo y la isla entera se transforma en un ir y venir de telas, costura, ensayos, lentejuelas y nervios, muchos nervios. El documental Tchindas es un retrato de este instante, del empeño y la imaginación de un pueblo por organizar su fiesta más importante; pero también es una inmersión en la vida de Tchinda, que en 1998 decidió salir del armario mediante una entrevista en un semanario local, y de sus amigas trans Elvis y Edinha, a las que de forma cariñosa también se las conoce como tchindas en la isla. Un paraíso de respeto en una África casi siempre hostil.
A veces hay decisiones que se toman en un segundo y que cambian el devenir de las cosas. Esto le ocurrió a Marc Serena en diciembre de 2011, cuando se encontraba en Mindelo investigando sobre la homosexualidad en África para la elaboración de su libro ¡Esto no es africano! “La casa de Cesária Évora siempre tiene las puertas abiertas”, le dijeron. Y este periodista catalán no tardó mucho tiempo en ir a comprobarlo. Allí estaba la Diva de los Pies Descalzos, una de las cantantes más admiradas y conocidas del continente africano, cercana, amable, hospitalaria. “Estaba ya muy enferma, el médico le había dicho que se quedara tranquila en Mindelo y que dejara de fumar. Pero sólo estaba cumpliendo lo primero”, recuerda Serena. Durante su encuentro, Évora le dijo que tenía que venir a conocer el Carnaval, que no se iba a arrepentir. Treinta y seis horas después, la popular artista caboverdiana moría en un hospital cercano y las calles se llenaron de música y recuerdos. “Lo viví como una señal. Así que volví”.
Fue en 2013, pero no regresó solo, se trajo con él a su amigo y director de cine Pablo García Pérez de Lara, quien ya acumulaba una amplia experiencia en el mundo audiovisual. “El documental cuenta cómo una isla entera se pone a trabajar para de manera conjunta crear algo bonito, su Carnaval”, asegura Serena. Y decidieron hacerlo a través de tres personajes, la citada Tchinda Andrade, el diseñador y costurero Elvis Tolentino y la joven y dulce Edinha Pitanga. “Cuando la gente piensa en transexuales y África no se espera esta película. El 99% de los documentales que tienen a personas transexuales como protagonistas se centran en el proceso de cambio o en su condición de género, pero no este, nosotros hablamos poco de sexualidad. Aquí hablamos de mujeres que se sienten mujeres, se reconocen como tal en un continente en el que la mayoría de las transexuales no pueden salir a la calle y pasear”, añade el director.
Tchinda Andrade tiene 37 años y es una mujer de carácter fuerte. En su pequeño bar de dos por tres metros despacha pizza, alcohol o tabaco. La gente se reúne allí para beber, para hablar, para cantar, “el lugar donde pasan más cosas de todo São Vicente”, dice Serena, un local que forma parte de la casa familiar que ella comparte con su madre y sus hermanos. Cuando Marc y Pablo volvieron a Mindelo y le hablaron a Tchinda de su proyecto, ella se negó a ser protagonista. “Es una mujer muy valiente, muy africana en cierto sentido. Tiene una cicatriz en la nariz, ha tenido que ganarse el respeto, el derecho a mostrarse tal como es, el derecho a vivir su género públicamente. Pero a la vez no quiere ser líder ni referente de nada. Por eso al final decidimos hacer un retrato coral”, explica Serena.
Elvis y Edinha son sus amigas. El primero es diseñador y costurero, a veces se viste de hombre y en otras ocasiones se maquilla y se viste de mujer, “se siente cómodo en los dos sexos”, explica Serena. Además, es el responsable de confeccionar una de las carrozas del Carnaval. Le ayuda su amiga Edinha Pitanga. Ambos desfilan en la fiesta con trajes que elaboran ellos mismos y que llenan de plumas y lentejuelas. “En São Vicente, el Carnaval es mucho más que una palabra o una simple celebración, es un estado de ánimo, un momento muy especial en el que se producen conexiones de todo tipo, el Carnaval es el alma de la Isla, hecho con poco dinero y mucha purpurina”. Además de la cabalgata oficial existe la mandinga, un desfile off en el que los habitantes de Mindelo se ponen cualquier cosa, se pintan de negro y salen a la calle a disfrutar, reír y bailar.
La experiencia adquirida por Serena en la elaboración del libro ¡Esto no es africano! le ha permitido también tener una visión de conjunto de la homosexualidad en África, donde hay muchos países que castigan con severas penas de cárcel lo que denominan “actos contra natura”, incluso países de reconocida democracia como Senegal. En este sentido, no duda en asegurar que Cabo Verde es una especie de paraíso. “Desde luego que quedan muchas cosas que mejorar, pero aquí no está penalizada. De los veinte países del continente que he conocido durante mi investigación, aquí encontré la comunidad trans más empoderada y creo que esto tiene que ver con que la igualdad de género es grande en este país. De hecho hay cosas que pasan en Cabo Verde que no pasan ni en España. Tchinda por ejemplo enseña a los niños canciones de carnaval cada tarde y los padres dejan allí a sus hijos durante horas. ¿Harían esto los padres en España?”, se pregunta Marc.
La visibilización de este pequeño grupo supone, además, un hito en la lucha de los colectivos LGTB por sus derechos en África. Hasta ahora muchos de ellos no tenían una referencia de una comunidad trans integrada y respetada en el continente, sabían de las kathoeys en Tailandia, las hijras en India o las muxes en México, pero las tchindas de Sao Vicente suponen un auténtico descubrimiento. “En este caso hablamos de trans para entendernos, cuando murió Cesárea Évora, Tchinda y sus amigas le llevaron una corona de flores que ponía De parte de todos los gays de Cabo Verde. No utilizan la palabra trans para denominarse a sí mismas, usan la expresión tchindas y esto incluye a gays, bisexuales, trans, etc. Son conocidas por sus nombres, no por ninguna etiqueta que usamos en Occidente, no la necesitan”.
El documental, una producción de Doble Banda que dura 94 minutos y está grabado en criollo caboverdiano, ha sido ya estrenado en julio en Los Ángeles, donde ganó el premio especial del jurado, y en estos días ha hecho el tour de festivales, entre otros la Mostra de Sao Paulo, la Seminci de Valladolid, el MiradasDoc de Guía de Isora (Tenerife), donde también ganó el premio al mejor documental nacional, el In-Edit de Barcelona y el LesGaiCineMad de Madrid. La idea de sus autores es poder estrenarlo a finales de noviembre en la propia Cabo Verde, donde se ha generado una gran expectación, e incluso llevarlo luego a la isla de São Vicente, para que sus protagonistas puedan verlo. “Ya conocen el tráiler, la página web, Tchinda y todos están muy emocionados. No han visto aún el documental completo, pero confían en nosotros porque nos implicamos mucho con ellas, tuvimos una relación muy directa, nos conocen y saben que hemos abordado el tema con mucho respeto”, dice Serena.
El rodaje tuvo sus más y sus menos. Por un lado la gente se resistía a repetir planos o a hacer lo que los directores ordenaban; pero, por otro, les permitieron grabar en todo momento. “Fueron muy generosos, nos dejaron estar en lugares y momentos muy íntimos. Creo que en cierta forma ellos estaban a lo suyo, centrados en lo importante que era organizar el Carnaval, y pasaban un poco de nosotros. Por eso el resultado final es muy auténtico. La película es un pedazo de vida, un retrato de lo que se hablaba, de lo que ocurría a nuestro alrededor”, aclara Marc. “Esta es una historia desconocida de África de la que deberíamos estar orgullosos”, asegura Pablo García, “queremos compartirla con el mundo en una película que es sensible, poética y una celebración final”.
Original en : Blogs de El País. África no es un país