Las políticas del sonido sudafricano, por Thembi Ngubo

4/04/2025 | Cultura

Cuando la juventud negra de Soweto impulsó un movimiento a través de ritmos relajados pero contagiosos, lo hizo siguiendo los pasos del sonido bubblegum de sus predecesores, que había revitalizado y entusiasmado a muchos. Dejando atrás su pulida estética aspiracional por un toque atrevido y urbano fusionaron el bubblegum sudafricano con rap, R&B y música house, dando origen al distintivo sonido de kwaito. Inspirándose en estas influencias multiculturales, la generación kwaito impulsó un movimiento que trascendió la música.

Con un sonido imperativo para capturar la atmósfera de abandono y liberación postapartheid, el kwaito se convirtió en una declaración cultural: una declaración radical de autonomía y autodeterminación. Nacido de diversas influencias, la juventud kwaito buscó forjar una identidad única. Si bien buscaban distanciarse de la agonía y la lucha que marcaron la música de la anterior generación no desistieron de revitalizar las realizaciones del pasado. Escogiendo e interpolando cosieron pasado y presente en un sonoro y visual tapiz introduciendo nueva vida en estéticas perseverando a la vez su esencia atemporal.

Como eje que une el pasado y el presente, el kwaito ha mantenido una inquebrantable  influencia cultural en el panorama musical sudafricano. Con orígenes comunes  de pueblo, el suave sonido de medio tiempo de amapiano hunde sus raíces en esa cultura, con su propia fusión de jazz, deep house y kwaito. A través de la alquimia de sonido y narrativa, los artistas contemporáneos actúan como archivistas culturales en movimiento. Al igual que sus predecesores, fusionan amapiano con históricos símbolos culturales, creando un híbrido que rinde homenaje al pasado a la vez que impulsa la cultura hacia adelante.

Parte de un amplio movimiento, los artistas contemporáneos recuperan y reinventan motivos narrativos históricos para que encajen en sus propias narrativas. Artistas como Focalistic, encarnando a todo pulmón una recuperación de la cultura callejera reimaginada a través de una perspectiva moderna, llevan el legado de cultura de pueblo a nuevas fronteras musicales. Su lema, «Ase trap tse ke pina tsa ko kasi» (Esto no es trap, son canciones procedentes de la ciudad), ancla firmemente su forma de hacer arte en sus raíces locales, aun cuando resuena globalmente. Al remezclar su éxito revolucionario «Ke Star» con el músico nigeriano Davido, traspasó sus límites creativos, manteniéndose fiel a los orígenes del canto, fusionando ritmos de baile de pueblo con la fuerza expresiva de Sepitori. Figuras como DBN Gogo capturan el pasado incorporando estéticas anteriores a su identidad creativa, evocando una poderosa sensación de nostalgia. En marcado contraste a sus colaboradores, en videos musicales como «Balimele«, ella crea un espacio para la reinvención retro, no solo recordando las épocas doradas del pop sudafricano, sino también creando un contraste poético con la cultura contemporánea urbana. Pasado y presente se fusionan con naturalidad en un solo marco. De igual manera, Felo Le Tee honra con maestría esta tradición de referencias de archivo con una cautivadora narrativa visual en «Yebo Lapho (Gogo)«.

Yebo Lapho (Gogo)” teje intrincadamente un tapiz visual de la cultura musical sudafricana. Utilizando el vestido como un recurso estético, el video revela un estilo inspirador que parece que nos transporta a través de la historia. En una dinámica interacción entre pasado y presente, camisas y pantalones holgados, adornados con vibrantes colores y estampados, emergen de la bulliciosa energía de una parada de taxis: un hilo que entrelaza la experiencia única de vida Negra con el audaz estilo urbano de los años 80. Mientras Scotts Maphuma se explaya para atraer la atención con el atractivo de grandes fortunas, los audaces estampados característicos de una camisa Dice son reimaginados, reviviendo su legado y restaurando su estilo atemporal. La cámara se detiene en un zapato Carvela, reforzando su significado cultural. A través del movimiento juvenil de Izikhothane, su resonancia en la cultura pop fue renovada como una declaración de identidad, rebelión y autoexpresión.

Uniendo perfectamente el tema, sincopadas tomas capturan amapantsula, ataviadas con sus habituales pantalones vibrantes, Converse All-Stars y los característicos sombreros de pescador, dan paso a bailarines contemporáneos que redefinen lo moderno con movimientos de amapiano.

En otra escena, la comitiva revive la sofisticación de Sophiatown, luciendo abrigos a medida junto con la distintiva gorra plana. Inspirado en la tradición de resistencia cultural de los años 50, que reimagino la estética victoriana con un toque de urbanización, Scotts pronuncia aquí un discurso desafiante. Flanqueado por manifestantes que protestan, la escena se desarrolla en gran parte ante un edificio de estilo colonial. A modo de comentario más amplio, esto constituye una poderosa declaración metafórica. Los elementos de protesta de la escena fusionan a la perfección la esencia del estilo —expresión, resistencia, desafío— a la época de la que surgió. Más allá de su estilo de inspiración histórica, reivindica la misma narrativa que dio forma a esta forma de vestir. Aquí hay hombres negros combinando creatividad, ambición y rebelión en su búsqueda de reconocimiento, ya al otro lado de la resistencia que desafió las condiciones opresivas.

Al añadir textura y contexto a la narrativa visual, el vídeo musical incorpora ingeniosamente escenas que se asemejan a una transmisión televisiva en directo. Adornada con un logotipo que evoca la imagen de marca de la emisora nacional SABC 1, Felo Le Tee gestiona su propio canal– Felo TV, evocando una sensación de nostalgia. SABC 1, una crucial fuerza cultural impulsada por una misión de transformar narrativas sobre la Negritud, popularizó la música kwaito y la narrativa basada en ciudad. Retrataba a las personas Negras en roles de ascenso social y empoderamiento. Reflejando el impulso aspiracional del kwaito, el canal ofrecía un vistazo a las posibilidades de un futuro imaginado, desarrollándose gradualmente, al alcance de la mano. De muy similar manera el homenaje sonoro y visual de De Mthuda a la icónica comedia de los 80, Sgudi Snaysi, la invocación de Felo Le Tee funciona como una cápsula cultural, un receptáculo de memoria e identidad. Es una reclamación poética que coloca a Felo Le Tee a lo más alto de su propio canal visionando una historia aún por escribir.

Por otro lado, esta reescritura histórica sirve como una subversiva reimaginación del legado del canal a partir de una época pasada, cuando experiencias culturales seleccionadas como Live y Yo TV eran rituales comunitarios — moldeando gusto, estilo e identidad– y música Negra, a la cabeza, era aclamada campeona con apoyo institucional y visibilidad. Es un regreso nostálgico a los años dorados. Pero la conclusión ofrece un contraste aleccionador, que nos fuerza a regresar al presente, donde un cuidadosamente elaborado montaje  del baile viral de la canción inunda las redes sociales, y lo que una vez fue intimidad compartida  es ahora fragmentada en soledad algorítmica.

Reviviendo, remodelando e impulsando hacia adelante la cultura, los artistas contemporáneos realizan la labor vital de preservar estéticas y el legado de un pasado que, aunque se encuentra más allá de nuestro momento presente, vibra bajo la superficie de cultura contemporánea.

El pasado es honrado a través de sus invocaciones, o mantenido vívidamente y eternamente resonante. En su forma más sincera, la labor de recuperación del arte antiguo conecta tiempo y memoria, reconciliando identidad y pertenencia.

Como progenitor de amapiano, el kwaito sigue teniendo relevancia en el espíritu cultural de época. Su esencia resuena en diversas subculturas y su legado revivido y restaurado. Sin embargo, su poderosa resonancia en el mainstream, provocando a menudo estallidos de nostalgia colectiva, da lugar a un flujo constante de rehechos genéricos. Desprovistos de contexto y vaciados de significado, los artistas recurren a ricos símbolos culturales no como homenaje, sino como estéticos atajos destinados a atraer a las masas. Aun así, la presencia de custodios como Thebe, DJ Mahoota y Thandiswa Mazwai en el mainstream  ancla el kwaito en sus raíces culturales, incluso mientras evoluciona dentro de nuevos panoramas musicales. Llegando al círculo completo en forma poética, el pasado se entrelaza una vez más a la perfección con el presente.

Por Thembi Ngubo*

* Escritora y narradora con pasión por explorar la intersección de la cultura y la historia.

Fuente: Africa is a Country

[Traducción, Jesús Esteibarlanda]

[CIDAF-UCM]

 

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