LAS PERSONAS Y EL PLANETA CAMINAN DE LA MANO

22/06/2015 | Editorial

El sábado día 20 de Junio, fue el día internacional de los refugiados.

Y el domingo día 21 tuvimos una celebración significativa: “Morir de Esperanza” , preparada por la Comunidad de San Egidio, en recuerdo de los miles de personas africanas que fallecen en su largo “Camino de esperanza.”

No podemos aceptar que en 2014, 3.500 personas de África hayan perdido la vida en el mar, ni que en estos primeros meses de 2015, 1.700 africanos-as hayan muerto en el Mediterráneo.

Pero hoy queremos centrar nuestra atención sobre otra trágica realidad: los refugiados africanos.

Según ACNUR (Agencia de la ONU par a los Refugiados), alrededor de 5,4 millones de desplazados internos, principalmente de la República Democrática del Congo (RDC), Malí, Somalia y Sudán, necesitarán protección y asistencia básica.

En total, se espera que, en 2015, la cifra de personas bajo mandato de ACNUR en África ascienda a aproximadamente 11 millones, incluyendo a apátridas y retornados.

Si hablamos de los menores, en el mundo hay más de 25 millones de menores que se han visto obligados a huir de sus hogares a causa de las guerras, y 230 millones de niños y niñas viven en zonas afectadas por conflictos.

El papa Francisco, en su nuevo documento: “Laudato Si, sobre el cuidado de la casa común”, presenta en tono directo y profundo, el grito de la tierra maltratada, unido a los gemidos de todas las personas maltratadas en el mundo.

Este excelente documento, dirigido a todas las personas de buena voluntad, expone con fuerza la preocupación sobre la degradación que sufre nuestra casa común así como los empobrecidos de la tierra.

Su profundo análisis sobre la raíz humana de la crisis ecológico-social que sufrimos, nos conduce a un estilo de vida más coherente y sostenible, y a unas concretas lineras de acción para sanear los abusos que imponemos sobre la naturaleza y sobre los descartados de la tierra.

Puesto que la crisis socio-ecológica que sufrimos es compleja, también nuestra responsabilidad por superar esta crisis, debe incluir las aportaciones de la ciencia y la sabiduría que nos llega de las diferentes culturas y religiones de todos los pueblos.

Todo está conectado, repite el Papa, como lo afirma la sabiduría africana. Y cuando el ser humano se desconecta de Dios, de los demás o del planeta, fácilmente llega a la explotación infantil, a la trata de los seres humanos, al expolio de los recursos y al descarte de los que no interesan.

Este documento nos recuerda cómo necesitamos una mirada distinta, una política y economía más humana, un programa educativo más integral, un liderazgo más ético y un estilo de vida y de relaciones más justas y respetuosas.

El drama de los refugiados, de los inmigrantes, y de todos los pueblos africanos empobrecidos y descartados, por la codicia y la violencia de los poderosos, solo podrá ser superado por actitudes y compromisos inclusivos, globales y éticos, en los que participen los gobiernos y la sociedad civil.

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