Las mujeres son indispensables para cambiar el sistema en África y en el mundo

29/03/2022 | Editorial

cidaf-ucm_logo_blanco-25.pngLas mujeres responsables y profesionales son indispensables para todo cambio relevante y transformación profunda de la sociedad, como: la calidad de una gobernanza inclusiva, la gestión ética de recursos y servicios, y la resolución eficaz de conflictos.

En el encuentro entre el papa y el personal del Centro Italiano Femenino, el 24.3.2022, les recordó que: “las mujeres pueden cambiar el sistema si consiguen convertir el poder de la lógica de la dominación, a la lógica del servicio, a la lógica del cuidado”.

Para implementar esta cultura de una gestión inclusiva y colaborativa que promueva el cuidado digno de todos, y superar al mismo tiempo la cultura dominante autoritaria y capitalista que solo beneficia a minorías, descartando la inmensa mayoría a la marginación, necesitamos la inclusión y la participación justa y equitativa de las mujeres en todos los ámbitos de la vida privada y pública.

Constatamos una evidencia reveladora: los países, regiones e instituciones que saben integrar a las mujeres competentes en la gestión y toma de decisiones, en todos los ámbitos de la vida social, cultural, política, económica y religiosa, muestran indicadores superiores de eficacia, progreso sostenible, y convivencia pacífica, en todos los pueblos, incluidos los países africanos, como lo indica el Informe 2021 de Mo Ibrahim.

Esta capacidad y aportación indispensable de las mujeres preparadas, para marcar la diferencia en el desarrollo integral y en la convivencia pacífica de la sociedad, se manifiesta en la integración de toda la ciudadanía, sea cual sea su origen, raza o género, que supieron realizar grandes y carismáticos líderes como Martin Luther King, Nelson Mandela, Desmond Tutu, Mahatma Gandhi, papa Francisco, Samia Suluhu, etc.

Defensa de la dignidad, igualdad y los derechos de las mujeres

Debemos pasar de las palabras al compromiso conjunto para superar toda tendencia a la explotación y la dominación de los grupos más vulnerables, con la cultura de la colaboración y del cuidado mutuo. Incluso en las instituciones religiosas guardamos estructuras patriarcales medievales de gobierno, contrarias al espíritu del Evangelio.

En situaciones extremas de guerras, violencia de grupos radicales armados y de saqueo de tierras en muchos países de África, son siempre las mujeres y niñas, las personas ancianas e indefensas, las que más sufren los crueles abusos y crímenes cometidos por los grupos poderosos y armados.

Esta cruda realidad la constatamos día tras día en la región del Kivu (RDC), Etiopía, RCA, Sudan, Uganda, Ucrania, etc. Según el testimonio del Dr. Mukwege, hospital de Panzi en Bukavu, Kivu sur, son miles las mujeres que ha sido violadas y mutiladas, por grupos armados. Además, estas víctimas de violaciones a menudo sufren el rechazo de sus comunidades y hasta de sus propias familias. Esta situación puede tener graves consecuencias psicológicas, sociales y médicas tanto para las víctimas como para la comunidad en su conjunto, si no hay una eficaz y justa reconciliación.

En esta vergonzosa guerra en Ucrania, constatamos también que las mujeres y los menores son los que más sufren las trágicas consecuencias de esta locura cruel, causada por líderes deshumanizados. Los jefes de los pueblos siguen aumentando el gasto militar, porque solo creen en la fuerza bruta de dominación del otro.

Muchos pueblos viven hoy preocupados por el riesgo nuclear, que es posible, por la locura de algunos crueles gobernantes.

Solo la valentía y el compromiso solidario que estamos constatando estos días, entre miles de mujeres, jóvenes, trabajadores, deportistas y estudiantes por todo el globo, pidiendo, rezando, cantando y manifestándose con valentía por la paz en el mundo, puede salvar Ucrania, Etiopía, Sudan…. y todo nuestro planeta.

La fuerza y la humanidad, de las mujeres especialmente, es grande, es universal y es absolutamente indispensable para cualquier transformación significativa de la familia y de la sociedad, en la medida que sean integradas, en la gobernanza responsable de las naciones e instituciones, en la gestión de recursos y servicios, y en potenciar un desarrollo más sostenible, ecológico y más humano para todos.

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