Las mujeres de Costa de Marfil hablan de nuevo, por Paquita Reche, mnsda

20/05/2011 | Bitácora africana

En un artículo anterior vimos a las mujeres marfileñas denunciar abusos y violaciones y decir “no” a la guerra en los primeros meses de la crisis.

Hoy quiero darles la palabra de nuevo. Sus palabras nos ayudaran a poner las cosas en su sitio frente a dos tentaciones: la de hacer de la crisis un conflicto religioso o hacer de Gbagho un héroe antiimperialista.

Desde las elecciones de 2000, de las que fue excluido Ouattara, víctima de la ideología “marfileñidad”, inventada por Bedié y durante todo el mandato de Gbagbo, en algunos medios se intentó despertar el miedo a una posible vuelta del rival del presidente, por el hecho de ser musulmán. Durante la crisis, algunos intentaron convertir la crisis post-electoral en conflicto religioso. Los líderes cristianos y musulmanes tuvieron que intervenir: “No convirtáis la crisis política en conflicto religioso”, dijeron.

Voces de mujeres se unieron a ellos. He aquí las palabras de Ténin Touré Diabaté, profesora de sociología de la Universidad y presidenta de la Red Africana de Mujeres Musulmanas (African Muslim Women’s Network):

“En Costa de Marfil hay más de 60 grupos étnicos. En muchas familias encontramos cristianos y musulmanes. Yo soy musulmana y mi marido es cristiano. El domingo yo lo llevo a la iglesia y el viernes él me lleva a la mezquita. Así es Cota de Marfil. ¡La política no puede destruir esto! ¡Nos negamos!…Queremos reconstruir nuestro país de modo realista, con toda su diversidad”.

Otra tentación ante la crisis ha sido hacer de Gbagbo un héroe del antiimperialismo. La salida de la crisis, que no empezó ayer, no ha sido ni será fácil. Todos sabemos que el 10 de marzo, El Consejo de Paz y de Seguridad de la UA volvió a reconocer a Alassane Dramane Ouattara presidente electo de Costa de Marfil y lo invitó a formar un Gobierno de unidad nacional, pero el bando de Gbagbo no aceptó la propuesta, que considera un complot de las potencias occidentales para controlar las riquezas de Costa de Marfil, sobre todo el cacao y el petróleo, recientemente descubierto. Varios analistas han desmitificado el discurso demagógico anticolonialista e imperialista que oculta una forma endógena de colonialismo al servicio de las élites dominantes. Ver la obra del historiador Elikia M´Bokolo y los artículos del Doctor Alexis Dieth y Richard Moncrieff.

El discurso nacionalista y antiimperialista de Gbagbo ha sido bien recibido por algunos políticos que lo apoyaron. Creo que este discurso es en gran parte una cortina de humo, que oculta un colonialismo e imperialismo interno, del que se aprovechan en beneficio propio o de los suyos, algunos líderes africanos. Sigue de cerca las pautas y los métodos del otro colonialismo, que nos avergüenza y que muchos de nosotros condenamos. Ha sido trasmitido por algunos medios, con una visión partidista y simplista de la historia reciente de Costa de Marfil. Historia que se ha complicado y enmarañado desde 1995, año en que Bedié inventó la “marfileñidad” excluyente.

Aunque se hayan seguido de cerca los acontecimientos, es difícil no caer en atajos simplificadores en unas pocas líneas. Consciente de ello, no puedo dejar de recordar: la degradación política que se acentúa desde 1999, ni el golpe de estado de Gueï, legitimado, tanto por Gbagbo, jefe del FPI, como por Ouattara que dirigía el RDR y había sido primer ministro de Félix Houphouet-Boigny. Los dos participaron en un gobierno de transición hasta las elecciones y ambos fueron candidatos, pero en nombre de la “marfileñidad”, la Corte Suprema invalidó la candidatura de Ouattara y Gbagbo ganó las elecciones de 2000. Pudo mantenerse en el poder gracias a la ayuda de Francia… Tampoco podemos olvidar la rebelión en el norte de militares sublevados, por sentirse discriminados y excluidos, a los que se unieron civiles por las mismas razones. El enfrentamiento entre el Movimiento Patriótico de Costa de Marfil y el Movimiento por la Justicia y por la Paz, leal al gobierno, fue creciendo en intensidad. Las hostilidades terminaron en verdadera guerra civil. Hasta el acuerdo firmado en Dakar, en octubre del 2002, las víctimas fueron numerosas. Volvamos a la reciente crisis.

Después de cuatro meses de la crisis que siguió a las últimas elecciones, a finales de 2010, Gbagbo, cada vez más solo, se refugió en el sótano de su palacio. Rodeado por los militares partidarios de Ouattara, la fuerza de la ONU y militares franceses, rechazó aceptar su derrota, dispuesto a que los jóvenes patriotas fanatizados se sacrifiquen por él. Había hecho fracasar múltiples intentos para solucionar de una manera pacífica al conflicto, incapaz de oír la voz de la razón. Esta crisis ha costado muchas vidas y abierto viejas heridas. Según la ONU, en cuatro meses de conflicto, hubo cerca de 900 muertos, 130.000 refugiados, la mayor parte en Liberia, numerosas violaciones. La huida de mercenarios y milicias armadas por Gbagbo, sigue produciendo victimas.

¿Habría podido Ouattara someter a su rival sin la ayuda de Francia? ¿Será bueno para Costa de Marfil tener esta deuda? No sé cuántos universitarios compartirán la opinión de una joven universitaria, pero me parece que Apoline Bamba, aborda con lucidez y realismo el papel jugado por Francia en la victoria de Ouattara:

“Aquí sabemos todos lo que quieren los occidentales, pero tenemos en cuenta todos los datos del problema. Es cierto que Francia pueda tener más ventaja con Ouattara en el poder, pero era preciso que Gbagbo se marchara.

Que se haya marchado con la ayuda o no de Francia, no es lo más importante ahora, lo importante es que los marfileños se hayan visto libres del régimen Gbagbo. Pero, me da pena que siempre tengamos que colaborar con los occidentales, que sea en Costa de Marfil, en Burkina Faso o en otro sitio de África.”

Lo importante ahora para los marfileños es curar las heridas, reconciliarse, y reconstruir el país, nos dice esta joven. Quizás, no pocos, engañados por el discurso “antiimperialista” de Gbagbo, se extrañaran de lo que esta universitaria nos dice sobre el régimen de Gbagbo… Ella conoce bien la situación del país en esto años y en lo que se había convertido la Universidad y el sindicato de estudiantes, en una verdadera mafia a su servicio.

La crisis se ha cobrado un precio de víctimas muy alto, producidas por uno u otro bando. Naciones Unidas hablaban de cerca de 900 muertos, más de un millón de desplazados, 130.000 refugiados.

Esperamos que aquí como en otros sitios, las mujeres, que dijeron “no” a la guerra, tengan un papel imprescindible en una difícil reconciliación, que tendrá que pasar por la investigación de los crímenes y matanzas de los últimos años.

Autor

  • Nació en Chirivel (Almería). Estudió Magisterio en Almería, Licenciaturas de Pedagogía y de Filosofía, en la Complutense de Madrid.

    Llegó por primera vez a Africa en 1958 (a Argelia): después estuvo en Ruanda, Guinea Ecuatorial y desde el 1975 en Burkina Faso.

    En África trabajó como profesora en el Instituto Catequético Lumen Vitae de Butare, Profesora de enseñanza secundaria de español y filosofía; Universidad Popular (filosofia). También ha colaborado con Asociaciones de mujeres y con niños de la calle en Burkina Faso.

    Está en España desde 2004, actualmente, en Logroño. Colabora con la revista de los misioneros de África "Africana", Los Comités de Solidaridad con África Negra y con Rioja Acoge.

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