Las mujeres afroamericanas y la industria del cannabis en EE.UU. (Parte 2/2)

8/05/2019 | Crónicas y reportajes

dasheedadawson.pngEn el artículo anterior, hablamos de Kebra Smith-Bolden y Mary Pryor, dos mujeres pioneras en el negocio del cannabis en EE.UU. En esta ocasión, toca hablar de otras dos mujeres emprendedoras, Dasheeda Dawson y Wanda Jones, que se referirán más explícitamente a las dificultades que ha tenido la gente de color en EEUU para involucrarse en esta industria.

La empresaria Dasheeda Dawson dejó su carrera en el mundo corporativo para lanzar MJM Strategy, una consultoría que ayuda a que las empresas y los municipios puedan involucrarse en el mercado del cannabis con un énfasis en la diversidad en la industria y la reinversión en personas perjudicadas por la guerra contra las drogas. Junto con su propio blog de negocios de marihuana, Dawson también es presidente de Flora Buffalo, un campus de cannabis de alta tecnología centrado en el cultivo, las pruebas y la venta de la planta. «Con una industria tan nueva, tengo la oportunidad de convertirme en una persona influyente y ayudar a las personas a cambiar su opinión sobre lo que es un usuario de cannabis», apunta Dawson. «Ha sido un torbellino llegar hasta aquí, pero me encanta ser empresaria y creo que estoy cumpliendo una pasión».

Unos 25 años después del apogeo de la guerra contra las drogas en los Estados Unidos, algunas mujeres afroamericanas ven la industria del cannabis no solo como una forma de crear un flujo de riqueza, sino también como una forma de influenciar a la justicia de un sistema que ha arrestado y encarcelado de manera desproporcionada a personas de color por delitos de drogas.

Según Wanda James, la primera propietaria de un dispensario en Colorado y cofundadora de Simply Pure, el cambio progresivo de percepción sobre la marihuana no ha sido fácil. Se está luchando por el acceso al capital, contra el racismo institucional y por la política de marihuana que puede ser discriminatoria para las personas negras.

wandajames.pngDe hecho, el propio hermano de James estuvo en la cárcel por poseer 4.5 onzas (equivalente a 127 gramos, aprox.) de hierba, un hecho que fue impactante ya que a partir de la universidad el consumo de marihuana estaba bastante normalizado y la gente que ella conocía lo consumía abiertamente. «Honestamente, nunca había oído hablar de nadie arrestado por posesión de cannabis. Me sorprendió que 800.000 personas, en su mayoría negras, fueran arrestados por cannabis».

Cuando James entró en el negocio hace 10 años, la Ley estatal prohibió que las personas con delitos leves relacionados con las drogas se convirtieran en empresarios del cannabis, pero permitió que las personas con condenas penales, incluidas violaciones y fraudes, entraran en el negocio. «Lo que no sabíamos entonces es que la industria iba a estar envuelta en un racismo institucional que obstaculizó que las personas de color se involucrasen. Por tanto, fue muy importante para nosotros poder hablar abiertamente sobre esto y poder involucrar a más personas en la industria».

Otra barrera, según James, puede ser la dificultad para tener liquidez. Los costos de abrir una casa de cultivo o un dispensario pueden aumentar fácilmente a los millones de dólares, y esa falta de capital puede impedir que los afroamericanos entren en el negocio. Tal como argumenta James, la solución para la gente de color puede pasar por considerar aquellos negocios que están en la periferia de la industria e indirectamente relacionados con el cannabis.

Dawson está de acuerdo en que negocios como el suyo deben ser la siguiente ola en la industria del cannabis. “No hay un camino exacto a seguir. La gente piensa que tienes que abrir un dispensario para entrar en la industria. Pero la realidad es que las mejores oportunidades se encuentran en los negocios secundarios”.

¿Su consejo para otras mujeres que quieran entrar en el negocio? Tener una buena formación y educación, crear una red de contactos y abrirse a un negocio que no tiene por qué estar necesariamente relacionado con el cultivo o la venta del cannabis. “Si quieres dedicarte a esto, lo puedes hacer”, dice Pryor. “No necesitas ni tocar la planta ni tener un dispensario, puedes tener un espacio alternativo y de esa forma tener éxito”.

Fuente: Newsone

[Traducción y edición, Javier Ramos López]

[Fundación Sur]


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