Las locuras de un «pijo» a medias, por Nse Ramón

6/09/2012 | Bitácora africana

Todas caen por su propio peso. Tienen un tiempo de duración estipulado en la naturaleza que pone a cada cual en su justo lugar. Existen, por eso podemos recharzarlas cuando nos sentimos cercanas a ellas, o cuando se han acercado demasiado a nosotros que en principio hacemos como si no existieran. Viven de nuestras ganas de vivir que son a su vez las enormes ganas de no morirnos nunca jamás. Entienden el lenguaje del miedo, de la falta de valor, de la falta de personalidad, de mirar siempre ejemplos que acabaron de manera desastrosa, incluso se hicieron expertos en detectar hasta la enorme falta de solidaridad, que es a su vez la que propicia el miedo a asumir ciertas responsabilidades con las sociedades, muchas pocas ganas de humanizarnos en lo que realmente interesa, y también del sentimiento generalizado de que «hay cosas mucho mas importantes por las que luchar que la libertad que venden los que no están libres…». Pero igual, lo quieran hacer eternizarse lo que logren en el espacio tiempo, lo quieran perpetuar pensando que es la única vía que se tiene de acceder con mucha facilidad a lo que no es de «uno solo», sino de «muchos juntos». Nos hacen pensar que en ninguna parte «se vive mejor que aquí». Se atreven a decirnos de que los que la critican son «anti patriotas, y enemigos de nuestro país…». Nosotros a su vez, les damos el tiempo para que hagan sus fechorías a su antojo. Nos insultan en colectivo, nos desprecian en colectivo, nos obligan en colectivo, nos faltan al respeto en colectivo, nos humillan en colectivo, matan a nuestros hijos, a nuestras madres, a nuestros animales, a nuestras plantas… Nos hacen ver de que ellos son lo que siempre quisimos tener. Nos hablan de un «enemigo externo» para que no nos paremos a pensar en el «enemigo interno». Les damos luz verde para que no pierdan la calle invisible que lleva directamente a nuestros frágiles y «influenciables» corazones. Les permitimos ser dueños de nuestros males, de nuestros bienes, de algunos de nuestros sueños, de nuestras debilidades, de nuestras ganas de luchar por algo, de nuestra falta de acción para defender algo. Es una barra libre la que ofrecemos al ogro, y el ogro consume mucho, y encima nos paga con las migajas que nos deja a golpe de pegarnos muy fuerte en donde más nos duele. Pero todas suelen caer por su propio peso. Eso se lo aseguramos. Todas, sin excepción, caen por su propio peso.

El peso lo propicia su egoísmo. El peso lo propicia todo lo que hemos dicho, y lo que no que saben ustedes que también hay, ya que no es posible que nadie entienda de que los hubo mucho mas fuertes, mucho mas influyentes, mucho mas poderosos, muchos mas astutos, mucho mas brutos, mucho mas ricos, y que hoy en día se hablen de «… Quedan indicios de aquello tan poderoso en nuestra sociedad. Pero está claro que su decadencia está ligada al clamor popular sin ruido que decide por unanimidad no volver a aceptar que unos cuantos decidan con tanta facilidad, y en la cara de todos, cómo hacernos pasto de nuestra propia versión de Dr Jekill…». El peso es la base para todo ello. Y con todo lo que ya ha visto la humanidad, se puede decir sin miedo a errar de que, ésta DICTADURA de Guinea Ecuatorial, también caerá por el peso que le irá consumiendo como a nosotros, a muchos todavía, les consume el miedo que es como las llamas inapagables de una humanidad que siempre suele decidir aportar por los cambios, ya sean radicales, ya sean de cualquier manera. Caerán. Usted no se preocupe ahora por el «cuándo». Esté atento al «Después», será la etapa más difícil de enfrentarse como comunidad constituida.

Soy hijo de un Ministro actual de la dictadura. Muchas veces he hablado de eso, y podría seguir hablando de ello si la ocasión me lo requiere ya que no estoy avergonzado de ello. Es mas, me sirve de comodín a la hora de centrar mi lucha en aquello que da sustento a un hombre que es muy familiar y que eso le lleva a ser «una pieza clave» para muchos de los míos. A mi no me educaron a no respetar. A mi, y presumo que a mis hermanos se nos educó para no dejar de entender el mundo que nos rodea. Mundo duro, mundo difícil, mundo sin escrúpulos. Pero un mundo en el que es mucho mas fácil encontrarte con mucha gente dispuesta a aportarte, que a quitarte. Esa gente es la que de repente agradece la cuna en donde saliste, y que suele llevar el honor de haberte educado para una sociedad cualquiera en la que decidas instalarte. Yo al menos fui educado en ese sentido (mis fallos como persona son evidentes si se me busca…). En un país donde mi etnia tiene entre la llave y el candado para revertir o mantener la actual situación, me pareció aberrante aceptar el silencio como moneda de cambio a una vida plagada de un lujo vació y unas cualidades inaceptables para cerebro sano que se aprecie. Estuve en los mejores colegios de mi ciudad. No pasé hambre. No me faltó medicina para sanar cualquier eventualidad. Siempre hubo un coche a disposición. Siempre tuvimos televisor. Éramos católicos practicantes (Casi me decido por ser cura en una época estudiantil dorada…). Tuve mis regalos de navidad, de reyes y comí turrón, mazapán y el pavo navideño junto a mis hermanos y mis padres. Vivíamos en un piso y en nuestra extensa familia tribal, hay muchos «hombres importantes» para esa dictadura que hoy en día he decidido criticar para ver si contribuyo a erradicarla.

Mi caso no de los jóvenes que se pasan al otro bando porque les han rechazado y se sienten con ganas de vengar nada. No, eso no. Mi caso es un caso que proviene de una particular visión de analizar lo que pasaba a mi alrededor. Recuerdo que la primera y última vez que voté, estaba sentada mi tía Amalia en la mesa electoral. yo tenía 18 años recién cumplidos, y había dejado de estudiar hacía dos años atrás. Mi tía me miró muy orgullosa. Los que se encontraban en esa mesa, todos ataviados con la camiseta del partido dictatorial, y acompañados por un militar, me miraban como si supieran cuál iba a ser mi reacción ante todas esas hojitas para votar con las caras y los símbolos de los partidos políticos que concurrían en dichos comicios. También decir que formé parte del censo electoral (me prometieron de que me iban a pagar 8,000 FCFA…) y eso me llevó a plantarme ante toda esa gente, y sin pensármelo dos veces, tomé varias hojas con la cara del dictador, con nervios, y ante las sonrisas de los de la mesa, los introduje en un sobre y se lo entregué a mi tía que se levantó y lo mostró a los asistentes (incluso los que me precedían en la fila aplaudieron…) con una gran ovación. Después de las palmaditas y los «un joven guineano de verdad…», tomé el camino a mi casa. Menos nervioso encontré a mi madre y le conté lo que había echo, todo orgulloso. Me sentía muy afortunado y con la sensación de haber experimentado un derecho legal. Mi madre que ya había votado antes de que nos despertáramos sus hijos, me vió entrar así de eufórico y me preguntó: ¿Has votado a Severo Moto, verdad?. y añadió «Se te ve en la cara…» (posiblemente no lo dijo así, pero hizo referencia a mi alegría para decir eso…). Yo en ese momento, y sin entender nada, le dije que NO. Y ella continuó con sus tareas, mientras yo salía a la calle a contarles la experiencia a mis amigos menores que yo y que no se habían estrenado ese día como yo.

Años más tarde, avergonzado por haberme «vendido» de una manera tan barata, decidí no volver a votar nunca mas en mi vida. Ni en Guinea Ecuatorial, ni en ningún otro sitio en el mundo. Es mi primer voto, encima que fueron muchos votos en uno por la cantidad de papeletas que metí en el sobre y que nadie me dijo que no por hacerlo así era más «patriota», le cerró las puertas a la toma de decisiones en lo que a política pura y dura se refiere. Me quité ese derecho. Y que de ello, se aprovechen los que quieran. No he vuelto a ejercer esa cosa hasta nuestros días.

Yo siempre había tenido un mundo digamos «fácil» en el país. Todo ello, debido a la fama de buen dibujante en un país tan pequeño. Sin problemas trabajé para personas como la Primera en Todo, al igual que trabajé para organismos internacionales, oenegés, empresas privadas, colectivos extranjeros de paso, hombres de negocios nacionales y extranjeros, con todos ellos a modo de freelance. Con eso quiero decir de que mi mundo, después de dejar los estudios, después de decidir no volver a «jugar a ser patriota con derechos», no se vino abajo. Me codeaba, y me sigo codeando con los que mueven el cotarro a modo de «amistad». Luego también soy un africano, hijo de Guinea Ecuatorial, que puede ir a una Embajada de cualquier país del mundo, y no tener jamás problemas de obtener su visado. Todo ello debido a mis dibujos, y a todos aquellos que creen que me «merezco algo mas por hacerlos». Siempre viajando de un lado para otro. Siempre con personas dispuestas a prestarme mucho dinero cuando no tenía. He incluso hubo una época en la que fui muy rico. Pero esa riqueza no era legal, ya que provenía de la obtención de un dinero fácil en las cuentas bancarias de uno que fue Ministro de Economía y que hace poco lo han apartado del poder por corrupto. Lo que me valió el apodo de «maestro» en lo que ha falsificación de firmas (sobre todo la del Esono Edjó ese…), y que luego me aportaría «clientes» que pasaban por los que han alcanzado a dirigir ASHO, por libaneses, por alguno que otro miembro del gobierno de nivel bajo, uno de nivel alto. También en esa época me manejé muy bien con los más hábiles del entramado delictivo nacional: Los aduaneros.

Mucho dinero gané en la época. Muchos hijos de papá se hicieron ricos gracias a mis habilidades, y hasta recuerdo que si me los pones a muchos en frente, te diré a quién logré hacer llegar a PREU saliendo desde 1º de bachillerato, sólo porque habían unas becas de estudios para países potentes. Época dorada que recordaré con mucha pasión, ya que es mi historia. Y siempre la he contado porque considero que es mi vida, y no sabría hablar de la de nadie mejor que la mía. Además, me permite que cuando cualquier «adulador» quiere vender mi imagen a la sociedad pretendiendo que lo que decidí estar haciendo ahora es porque me interesa la política, la gente le responda: «De ese tío, lo único que no sabemos, es de la fecha exacta de su muerte…». Así de fácil, yo hablo de mi vida, y ustedes no tienen que ir preguntando que quién ese ese LOCO que tanto critica a la dictadura. No fui jamás un chico pobre, ni creo que lo seré jamás. Y aquí, pobre es de espíritu.

Una de las hijas de papá más «distorsionadas mentalmente», es la dueña y creadora de la revista Malabo.sa. En una charla acalorada en la red, se atrevió a decir: «Nsé es un niño maleducado que está enfadado porque no tuvo una nintendo». Y a la tipa no le faltaba razón (encima que es mi especie de prima…). A eso que me dijo, yo le respondí: «Pero conservo a mis mejores amigos de la infancia…». Esa respuesta para mi tiene exactamente el significado que es toda mi vida mirando por dónde puede haber fallado la dictadura y sus actores. Por dónde podemos estar fallando los que ahora decidimos que es mejor hacerla frente. Eso, añadido a que mis conocimientos de un mundo externo, artístico, y en el que me han aportado gente humana y de principios, me llevaría a la conclusión de que ser colaborador de una cosa tan enfermiza bajo el pretexto de que «cada uno tiene derecho a ganarse la vida como sea…», es una de las lacras potenciales sobre la que se mantiene la falta de humanidad, y por lo tanto, la que nos hará ir aceptando migajas a cambio de unas existencias ricas en vivencias personales y con muchas ganas de no desfallecer ante el ogro. No tuve una nintendo, pero jugué en «muelle». Y en «muelle», siempre jugué con mis mejores amigos que todavía conservo, y son los únicos que me llaman para saber si mi familia y yo estamos bien en estos momentos en los que pareciera que el pueblo me ha tomado por «un anti patriota». Las cosas a explicar sobre la dictadura son varias, tienen sus muchas lagunas y si el interesado tiene intereses ocultos, lo lógico es que nos vuelva a engañar y nosotros volvamos a permitirnos ser engañados. Por eso la poca gana que tengo yo de ponerme a avergonzarme de «no haber tenido una nintendo», de hablar de mi vida plagada de placeres, ¡De mujeres negras, blancas, asiáticas, americanas!, de fumar y de beber sin miedo a nada mas que a que te pille la muerte en estado de embriaguez, de mi familia «silenciada», de mis asuntos públicos y de mis logros. Esa es la vida del dibujante hijo de un ministro de una dictadura que caerá porque de repente los hay que como yo, que no lo hacen para ganarse nada, ni porque lo pasen canutas . Lo hacemos porque no hay nada que pueda explicar de que una situación como la nuestra no vaya a caer.

Un caída que se propiciará con gente que demostrará de que si bien ya pudimos habernos «aprovechado» de ella, ahora queremos poder desmotarla usando únicamente los parámetros de indignación que empujan a cualquier ser humano a ir en contra de semejante aberración. No me dio tiempo a ser hijo de ministro. Para cuando nombran ministro a mi padre por primera vez en el año 2009, yo ya me había casado, e incluso había pasado injustamente una temporada en la cárcel de Guantánamo en Bata, por una cosa que no hice, junto a un amigo que me dijo en la celda: «Macho, lo tuyo es de suertudo. Te trincan por una injusticia, cuando te tuvieron retenido por un delito que mínimamente le cuesta a cualquier quisqui unos 25 años de cárcel…». Y así. No tuve tiempo de ser hijo de ministro, porque de haberme pillado eso en mi etapa de «delincuente», ja, ja, ja. Sólo así puedo explicarles mi teoría sobre cómo me hice del bando que me dictó el corazón, y en parte propiciado por personas como Pascal Lefrançois (humanidad), Ivanne Girard (libertad), Patrick Essono «Pahé» (dibujante gabonés MUY INDIGNADO), Eloisa Vaello Marco (organización), Donato Ndong (lucha), Justo Bolekia Boleka (sabiduría amplia), Tutu Alicante (juventud), Juan Tomás Ávila Laurel (sencillez sobre potencia), El Bubi (amistad), Susana Dougan Sule (respeto), Juan Gregorio Esono Dougan (gloriosa paternidad), Cecilia Matuku Vaello (eternidad) y todas esas personas a las que les bastó con decirme de que «yo valía un poco más que siendo facilon». Me hice dueño de mi vida en la actual versión gracias a esa sencillez. Gracias a que durante todos esos años de ser siempre yo, aprendí a sentarme y a escuchar… Siempre para salir satisfecho de lo aprendido.

Y con una historia así, tengo claro de que el peso de la historia que se está construyendo la dictadura, le hará caerse de bruses. Nadie puede sostener de manera alguna de hacer el mal en la cara de los que la van a sufrir, y que la haga perdurar por los siglos de los siglos. El mundo es un lugar hoy en día de gentuza y de lacras personificadas. Y aunque eso ha ayudado a mantener viva la llama que obstruye la implantación del sentido común en ciertas sociedades como la nuestra, no quita de que pasados los años, esos sistemas que viven del caso mundial vayan cayendo. Pero para que eso ocurra, debemos alcanzar una cifra de gente de diversos perfiles que desde dentro, como desde fuera se dignen a enfrentarse al ogro. Cuanta más gente, mejor. Desde los que como yo no han «pasado hambre», hasta los que como yo que «tuvieron hasta suerte de no haber sido siempre lo que hoy en día son». Todos debemos hacernos un hueco en nuestros intereses particulares, e ir educándonos en la idea importante de que sin nuestra colaboración, el ogro seguirá manteniendo sus garras clavadas en nuestra piel. Al mismo tiempo que sin nuestra colaboración, cualquier indicio de arranque para lograr obtener el tan ansiado desarrollo mental y generacional, llevada a cabo por otros, se pagará por el simple echo de que nadie derrumbará sólo lo que deseamos todos de que se derrumbe ya de una puta vez. Nada de que el mundo va mal. Si el mundo va mal, pues entonces vayamos mal con el mundo. Y no en dirección contraria al mundo, que encima sabe que no hay imperio que dure 100 años.

Y termino la carta de LOCO de hoy añadiendo algo a mi curriculum vitae «personal y público»:

– También he trapicheado con marihuana

– También tuve la hijoputez de ponerle la mano encima a una mujer.

No lo olviden jamás. Yo no soy un héroe. Esta a lo mejor no es mi lucha. Sólo quiero que recuerden una cosa. Si para ir eliminando luchadores por culpa de su «pasado», y así impedirlos que les hagan «soñar». Entonces ya tienen una razón poderosa para dejar de creer en mis locuras y deciden darme la espalda. Tienen un tiempo para ello. Desde éste momento, LOCOStv anuncia que emitirá una carta titulada: «JULIO IGLESIAS DEBERÍA HACERLE UNA REVERENCIA A MAELE». Y cuando hayamos cumplido con eso, pasaremos a cerrar la segunda temporada de nuestras emisiones LOCAS. El tiempo que entramos en la elaboración del comic anti dictadura y nos preparamos para las novedades que aportaremos a nuestra causa que si bien puede ser noble, está llevada acabo por humanos imperfectos que no dudarían por un instante dejar de hacerlo si ustedes deciden de que por haber «hecho y vivido como lo han hecho», no se merecen dar lecciones de moral a nadie. Ni aunque ese alguien sea un dictador que caerá como caen los de su calaña.

Nsé, pido perdón a Susi. Siempre, y hasta que me muera.

MI FRASE DE LA SEMANA: «Más sabe el loco en su casa que el cuerdo en la ajena»

Autor

  • Nse, Ramón

    Nse Ramón o Ramón Esono Ebalé (alias Jamón y Queso) es un artista guineoecuatoriano nacido en Nkoa-Nen Yebekuan (Mikomeseng-Kie Ntem) en 1977 y residente en Malabo desde 1982. Dibujante e ilustrador autodidacta, compagina su pasión por el dibujo y el cómic con su trabajo de grafista. Actualmente es el grafista titular del Centro Cultural de España en Malabo y como dibujante de cómics ha ganado varios premios y certámenes internacionales como el concurso "Regarde 9", en el Festival Internacional de BD de Angulema (Francia), el premio obtenido en Cocobulles, Costa de Marfil con el trabajo "Le réveil d'Akoyo". Ha expuesto en los Centros Culturales Francés y Español en Malabo y Bata, en el Feshcary (Camerún) y en diversas galerías de Europa, América y Estados Unidos. El artista ha iniciado diferentes proyectos para organismos internacionales que operan en Guinea Ecuatorial realizando carteles e ilustraciones para la campaña de la Unión Africana en fomento de la Juventud y sus Derechos de la Organización de la Unión Africana.

    Participó en ARCO2010 con dos series ácidas y corrosivas sobre las dictaduras y la corrupción

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