Las inundaciones de Ghardaia

18/11/2008 | Crónicas y reportajes

I.- Descripción de los hechos

La ciudad de Ghardaia se sitúa en el corazón del desierto del Sahara. Confluyen en este valle angosto varios ríos (wadis) con recorridos de varios centenares de kilómetros. Normalmente el cauce de estos ríos está seco, por la escasa pluviometría de la región (60 l. anuales). Esta pequeña pluviometría debidamente canalizada gracias a obras de ingeniería, que remontan a cuatro siglos, en orden a alimentar las capas freáticas superficiales, ha permitido a estas poblaciones sobrevivir durante tantos siglos. Sin embargo, en casos muy excepcionales (cada 50 años), como ha ocurrido este otoño, estas cotas anuales se han producido en espacio de una sola hora. El wadi, Mzab que recoge el agua de cuatro grandes ríos, así como de centenares de pequeños afluentes a largo de su recorrido, han producido esta inundación a su paso por medio del palmeral habitado y la ciudad misma.

La noche del 29 al 30 de Septiembre llovió bastante sobre la ciudad y llovió también en toda esta zona del desierto de manera que el martes 30 de septiembre el río llegaba bastante crecido a la ciudad. Pero no hizo daños y la gente lo acogió con alegría, como una fiesta. La noche del 30 de Septiembre al 1 de Octubre llovió de nuevo. Parece ser que desde las 3 de la madrugada una especie de cañón intentaba avisar a la gente de la llegada de la riada. Muchos pudieron empezar a tomar precauciones, pero la mayoría se enteró cuando se dirigían a la mezquita para la oración especial de ese día de fin del ayuno de Ramadán, hacia las seis y media de la mañana. Esto permitió que la gente que volvía de la mezquita fueran avisando, después que la oración hubiera sido suprimida, que el río llegaba con muchísima fuerza y había que ir a salvar a la gente, a ayudar a todos los que podían.

Se organizo una gran cadena de solidaridad entre los vecinos dentro de cada barrio y así consiguieron salvar muchísimas vidas. Sin embargo a veces asistían incapaces totalmente desprovistos a escenas dramáticas. Varias personas, refugiadas en la terraza ante la subida de las aguas, pedían auxilio, mientras que la mayoría asistían sin poder prestar auxilio viendo como subía el nivel del agua que terminaba por cubrir las casas y tragándoselas con las personas que estaban en la terraza. En otros casos, la fuerza del agua hacía tambalear las casas al minar los escasos cimientos hasta que conseguía derrumbarlas arrastrándolas con los que estaban dentro o sobre las terrazas. En el oasis o palmeral por ejemplo, había dos casas muy cercanas una de otra y el agua iba subiendo de manera que llegó muy cerca de las terrazas. En una de las terrazas una mujer joven con dos niños, en la otra una familia donde había varios hombres. Echaron dos tablones para que la mujer pudiera pasar con sus hijos. La mujer consiguió pasar los dos niños que se salvaron, pero ella misma resbaló y las aguas se la llevaron. Mucha gente ha asistido a escenas dramáticas como esta.

La gran oleada llegó hacia las seis de la mañana y continuó subiendo hasta las ocho o las nueve. Siendo el día de la fiesta del fin de Ramadán la gente se había levantado temprano para ir a la oración especial de esa fiesta y la crecida del río no les pilló tan desprevenidos. Si las inundaciones hubieran tenido lugar dos o tres días antes, como la gente se levantaba bastante más tarde, les hubiera pillado dormidos y las pérdidas humanas hubieran sido mucho más importantes.

II.- Victimas y destrozos.

Es difícil saber exactamente cuántas personas han muerto víctimas de esta catástrofe. Oficialmente se habla de unos 53 muertos. Algunas personas muy sensatas que no tienen ningún interés en disminuir las cifras, nos han hablado de unas 60 muertos; pero otras personas más cercanas y de más confianza nos hablaban de 50 a 100 muertos y desaparecidos.

Habría entre 700 y 1000 casas derrumbadas y otras casas que han sufrido mucho del agua siguen cayendo.

Los que asistieron a la subida de las aguas desde las seis de la mañana hablan de un espectáculo alucinante y terrible. Cuando pudimos salir, los lugares a los que tuvimos acceso, presentaban un aspecto desastroso. A lo largo de su recorrido, durante kilómetros, el río se había llevado las carreteras que lo bordeaban junto con algunas casas que había derrumbado. El agua transportaba cantidades inmensas de tierra, troncos de árboles, coches, camiones…etc. Había echado por tierra los postes eléctricos y en las cercanías del río había un olor muy fuerte de gas ya que los conductos de gas, de agua y los desagües habían sido destruidos. El primer día por la mañana, la ciudad estaba incomunicada con el exterior y en la ciudad no se podía atravesar de una parte del río a la otra, ni se podía ir de un barrio a otro. La mayor parte de la ciudad no tenía acceso al hospital. Un espectáculo dantesco.

La Comisaría central y el centro de los bomberos estaban inundados de manera que los bomberos no podían sacar su maquinaria para ir a al auxilio de la población. Otro centro de bomberos situado en las afueras, en lo alto del monte, pudo intervenir bastante rápidamente. Muy pronto, a la solidaridad de los ciudadanos se fue añadiendo la solidaridad de muchos empresarios que con su maquinaria intentaban limpiar algunas calles, abrir algún acceso a los barrios, ayudar a transportar a la gente, llevar agua potable, comida por todas partes y sobre todo a las zonas más afectadas en la medida de la posibilidad de acceso. La policía, la gendarmería, los bomberos, las autoridades locales se pusieron a la obra. Pronto empezaron a llegar bomberos de ciudades vecinas, empresarios con su maquinaria y también muy pronto el ejercito con mucho personal y maquinaria. Al principio era imposible que todos pudieran trabajar a causa de las posibilidades limitadas de la circulación.

En la tarde del primer día pudimos constatar que varios puentes, los más importantes, habían resistido pero las carreteras de acceso estaban muy estropeadas. Se podía atravesar uno de los puentes con precaución, a pie, pero no en coche. El segundo día, tres puentes estaban abiertos a un tráfico limitado, pero eso permitía a los camiones, grúas, palas mecánicas y grande maquinaria acercarse a lugares dañados para trabajar. Algunas zonas de la ciudad van tomando un aspecto más normal, pero en otras parece que nunca se va a acabar. De una plaza a la que llegan varias calles desde el primer día van sacando camiones y camiones de tierra que se había acumulado en la plaza, en las calles vecinas, así como la que se va sacando de las casas inundadas. Es un trabajo colosal.

En algunas zonas, el trabajo que espera es mucho mayor. Hemos podido visitar un barrio donde los coches y los camiones no pueden pasar porque las calles son demasiado estrechas. Siguen cayendo muros y casas enteras. En algunas casas el agua había subido a unos 8 metros de altura, lo que supone 10 o 12 metros por encima del cauce del río. Por todas esas calles, hay más de un metro de tierra que se ha depositado. ¿Cómo extraer toda esa tierra? Es una labor gigantesca la que queda por hacer.

III.- Vuelta a la normalidad.

Se ha hecho ya una gran labor en todos los sectores. La circulación está bastante normalizada, aunque queda mucho que hacer para alcanzar los niveles anteriores a la catástrofe. La electricidad, el agua corriente, el gas se ha ido restableciendo muy rápidamente a pesar de las dificultades y en casi todos los barrios, donde la gente puede volver al hogar, ya benefician de esa infraestructura de base. Se encuentra mucha más dificultad para restablecer las líneas telefónicas ya que la red de los cables telefónicos ha sido muy afectada.

Los que se han quedado sin casa han sido acogidos por familiares, amigos y vecinos. Otros se alojaron provisionalmente en escuelas. Bastante rápidamente, se les esta ofrecido pequeñas casas prefabricadas. Para los que prefieren alquilar, el gobierno les ofrece una ayuda equivalente al salario mínimo.

IV.- Ultima hora

Gracias a una invitación de mi compañero Felix Tellechea, hoy día 28 de octubre, me he desplazado hasta Ghardaia para tomar contacto con la realidad de la catástrofe y sus consecuencias tres semanas después de los acontecimientos. Nos ha servido de guía un amigo de la casa que nos ha podido llevar a los lugares más desvastados. A través de las pocas fotos que os mandamos, podrán tomar la medida de lo ocurrido. Si el centro de la ciudad vuelve a tomar vida rápidamente, ya que les trae cuenta delante de la opinión, sin embargo en la zona visitada, que grosso modo afecta al palmeral de Ghardaia, la reconstrucción llevara muchísimo tiempo por dificultades internas a la estructura urbanística misma. Por ejemplo, nuestro compañero-guía incluso proponía dejarlo así de manera que el palmeral recobrase su vocación inicial. Pienso que no es posible, ya que el palmeral ha tenido siempre una doble vocación: urbana, para atenuar el calor tórrido del verano y agrícola, fuente nutricional de base.

De hecho, hemos cruzado dos equipos, compuestos por arquitectos, bomberos, sanitarios y administrativos que estaban haciendo labores de encuesta y toma de datos con vistas a la reconstrucción. Los datos oficiales de casas destruidas se elevan hoy en día a 1050.

V.- Conclusión

He aquí, por lo tanto, lo que hemos podido recoger como testimonios; lo que hemos podido contemplar por nuestros propios ojos.

No podemos dudar que las instancias oficiales han puesto en marcha un dispositivo importante, tanto económico como de organismos y hombres.
Sin embargo, seguimos pensando que, como ocurre siempre en estos casos, los que padecen las consecuencias mas duras son precisamente aquellos que nos poseen los medios par salir adelante. Y ahí es precisamente donde pensamos que podemos intervenir eficazmente, pero siempre modestamente.

Por eso, solicitamos de la Diputación de Guipúzcoa una ayuda de carácter urgente. Esta suma será empleada particularmente para los niños y los jóvenes en edades escolares por ser los sujetos que padecerán más a largo plazo.

Nos comprometemos como Comunidad de Padres Blancos, presentes en Ghardaia, a gestionar la ayuda recibida y a justificar su utilización en las condiciones que nos pidan.

Por la comunidad de los Padres Blancos de Ghardaia

Felix Tellechea y Miguel Larburu

Coordenadas de la cuenta bancaria:

Intitulé : ASSOCIATION DIOCESAINE D’ALGERIE

CENTRE VILLE 47000 GHARDAIA

Code SWIFT : BNALDZAL

Code Banque : 001

Agence : 00291

Numéro de compte : 0310 010016-35

Adresse : Banque Nationale d’Algérie

Agence GHARDAIA 00291

RN N 01 SIDI ABAZ

47000 BOUNOURA

(Algérie)

Autor

Más artículos de Administrador-Webmaster