Emmanuel MWISENEZA, vicepresidente del partido opositor ruandés FDU-Inkingi (Fuerzas Democráticas Unificadas) @FDU_Inkingi, en un largo documento, fechado el 3 de noviembre en París, ha expresado su preocupación por la degradación de la violencia en el este de la República Democrática del Congo (RDC) y ha denunciado la agresión del territorio congoleño por parte del ejército del FPR.
Las FDU-Inkingi expresan su solidaridad con el pueblo congoleño por toda la violencia que sufre desde 1996 a causa de las intervenciones armadas del ejército ruandés en territorio congoleño. Intervenciones basadas en falsos pretextos para justificar una agresión, una injerencia en los asuntos congoleños y un pillaje de sus riquezas.
Sobre la situación actual en el este de la RDC
Desde hace varias semanas se están produciendo fuertes combates entre las fuerzas armadas congoleñas (FARDC) y los rebeldes del Movimiento del 23 de marzo (M23), apoyados masivamente por elementos del ejército de Ruanda (RDF). La coalición M23-RDF han conquistado las localidades de Rutshuru y Kiwanja provocando la desbandada de la población civil. Todas las miradas se dirigen a la ciudad de Goma, que podría ser el próximo teatro de combates y sufrimientos.
El M23 es un movimiento pantalla del régimen ruandés
El M23, creado por antiguos miembros del Congreso Nacional para la Defensa del Pueblo (CNDP) del tristemente célebre general Nkunda (que sigue en Ruanda a pesar de ser reclamado por Kinshasa para ser juzgado), fue vencido en 2013. Diversas investigaciones revelaron que este grupo fue formado por Ruanda. Otro general del CNDP, Bosco Ntaganda, ha sido juzgado y condenado por crímenes contra la humanidad perpetrados en Ituri por la Corte Penal Internacional (CPI). Antiguos camaradas de estos personajes conforman la jefatura del M23. Un nuevo informe de las Naciones Unidas confirma el lazo de unión entre Ruanda y el M23. El régimen de Ruanda ya ni oculta esta realidad, ya que se ha convertido en el portavoz de las reivindicaciones del M23 en las conversaciones por la paz de Nairobi y Luanda.
Las razones que aduce el régimen ruandés son falsos pretextos para justificar una agresión, una injerencia y un pillaje
Ruanda no ha sido atacada. Las autoridades ruandesas avanzan y mezclan razones de defensa de las poblaciones ruandófonas del Kivu, así como la persecución de los rebeldes ruandeses del Fuerzas Democráticas para la Liberación de Ruanda (FDLR). El pretexto relativo a los ruandófonos no se tiene en pie, ya que la RDC es un conglomerado de más de 500 etnias y ninguna tiene problemas como los expresados por Ruanda. Por otra parte, ¿por qué Ruanda se sentiría concernido por los problemas de las poblaciones de un país tercero? Estas poblaciones ruandófonas tiene representantes en las instituciones congoleñas y sus demandas pueden ser atendidas y regladas por medio del diálogo sin necesidad de una injerencia ruandesa.
En cuanto a las FDLR, desde 2010 han sido combatidas en varias operaciones militares y estos rebeldes han quedado seriamente destruidos, de tal modo que los escasos supervivientes no representan un peligro real para la seguridad de Ruanda. Por el contrario, informaciones fiables han establecido que muchos de estos rebeldes devueltos a Ruanda han sido reciclados y reenviados a la RDC por el gobierno ruandés. Hay que recordar que cuando el general ruandés James Kabarebe se convirtió en jefe de Estado-mayor del ejército de la RDC, no se dedicó precisamente a cazar a elementos de las FDLR.
Por eso, las FDU-Inkingi concluyen que las razones avanzadas por el gobierno de Ruanda son meros pretextos. Muchos informes de expertos internacionales han puesto de relieve el apetito desbocado del régimen ruandés por los minerales congoleños, sobre todo los relacionados por el empleo de las nuevas tecnologías; minerales que Ruanda apenas posee en su subsuelo, aunque, curiosamente Ruanda se ha convertido en uno de los principales exportadores.
Por otro lado, además del objetivo de saquear los minerales congoleños, el ejército ruandés aprovecha su agresión y ocupación para perseguir a ruandeses hutu supervivientes de anteriores masacres (de 1996 a 2003) y ataca también a la población congoleña que vive en las zonas de explotación de los minerales.
Las FDU-Inkingi condenan la agresión y reclaman una solución por medio de un diálogo interruandés
Hacen un llamamiento a la comunidad internacional (ONU, UE, Comunidad del Este africano y de África Central) y a los donantes de fondos a Ruanda (EE. UU., Reino Unido, Canadá, Bélgica, Paises Bajos…) a que ejerzan verdaderas presiones sobre el régimen ruandés, a adoptar severas sanciones – a semejanza de las que ejercen contra Rusia tras su invasión a Ucrania – hasta que cese definitivamente su apoyo al M23.
El gobierno ruandés debería aplicarse a sí mismo los mismos consejos que quiere dar al gobierno congoleño; esto es: que dialogue y debata con sus opositores políticos. El cierre del espacio político y la ausencia de democracia en Ruanda son las principales causas de la inseguridad regional.
Las FDU-Inkingi reclaman que la protección de las poblaciones civiles vulnerables sea la prioridad y que la justicia ponga fin a la impunidad
El llamamiento va dirigido tanto al gobierno congoleño como a la ONU, y más en concreto al ACNUR, para que velen por la seguridad de la población refugiada (cerca de 250.000 personas) y a los desplazados. Las FDU recuerdan las atrocidades y los crímenes cometidos en el pasado por el FPR, documentados por el Informe Mapping de la ONU en 2010, que han quedado impunes, uniéndose en este tema a las reclamaciones del Premio Nobel de la Paz Denis Mukwege. La paz solo podrá alcanzarse con la justicia y con la erradicación de la impunidad.
París, 3 de noviembre de 2022
MWISENEZA Emmanuel
Primer vicepresidente de las FDU-Inkingi @FDU_Inkingi
[CIDAF-UCM]