Nadie puede predecir con certeza quién será el próximo presidente de Burkina Faso tras las elecciones de octubre de 2015. Se cree que será una de las elecciones de la historia de Burkina Faso más disputadas.
Después de que el régimen de Compaoré, en el que el nombramiento del presidente se conocía incluso antes de la celebración electoral, Burkina Faso podría experimentar ahora el néctar de la democracia en el sentido verdadero del término, es decir, el poder del pueblo.
Para que esta meta tenga éxito, los insurgentes que se levantaron los días 30 y 31 de octubre deben completar la revolución mediante el registro como votantes y acudiendo a las urnas el próximo 11 de octubre. Los líderes políticos deben también rendir cuentas, ya que la confianza del pueblo se debe ganar. Para ello, tendrán que conversar con los ciudadanos para que den muestra de la importancia del proceso democrático en su programa.
En la Constitución se cita que los partidos políticos deben participar en la animación de la vida política nacional. Pero deben saber que serán los burkineses los que les den el poder, por lo que deben educar a la población para que la votación sea fiable. En este sentido, los líderes deberán ampliar sus campañas políticas mostrándose más republicanos y transmitiendo paz y cohesión.
Le Pays – Fundación Sur
