«Cuando me negué a volver a casarme me dijeron que entonces tendría que coger una bomba”, confesó una ex abducida de Boko Haram.
El Miércoles 10 de febrero de 2016, el estado de Borno, Nigeria, registró su cuarto ataque terrorista en dos semanas cuando dos bombas gemelas estallaron en un campamento para personas desplazadas internamente (PDI) en la ciudad de Dikwa, matando a más de 60 personas, la mayoría mujeres y niños. El ataque fue orquestado por Boko Haram y llevado a cabo por dos mujeres suicidas. Según los informes, había tres mujeres suicidas pero la tercera se echó para atrás y se entregó a las autoridades cuando se dio cuenta de que los miembros de su familia estaban en el campamento.
En un artículo recientemente publicado por la BBC, la tercera atacante suicida, que ha estado bajo la custodia de las autoridades, cuenta la historia de su vida con sus captores durante más de un año, incluyendo el hecho de que sólo se le pidió convertirse en una terrorista suicida cuando se negó a volver a casarse, lo que habría sido su tercer matrimonio en el campo de la banda terrorista.
Aunque su relato de cómo se unió al grupo o fue secuestrada no está claro, Hauwa (no es su nombre real) se describe como un adolescente de 17 años o de 18 años que fue víctima de Boko Haram cuando buscó ayuda para sus «problemas espirituales». «Tenía problemas espirituales y en Boko Haram me dijeron que me podían ayudar a deshacerme de ellos» y así comenzó su estancia en el campo del enemigo, casada con un militante Boko Haram.
Hauwa reveló que vivían en casas con techo de hierba, y asumió la responsabilidad de una esposa, cocinar tres veces al día cada. «… Los hombres robaban carne y nos la traían para que la cocináramos». A pesar de no dar razones, dice que se separó de su marido y la volvieron a casar con otro que se escapó. Cuando se negó a tomar un tercer esposo, se la obligó a convertirse en un arma humana con la promesa de una recompensa en el paraíso.
Pero a la joven el plan no le gustó ya que sabía que algunos miembros de su familia residían en el campamento Dikwa. Decidió desafiar las instrucciones por el bien de su familia. «Me dije ‘No’, porque mi madre está en Dikwa, no voy a ir a matar a la gente de allí. Prefiero ir y estar con mi familia, aunque me muera allí», explicó a la BBC a través de un traductor. El día señalado para el ataque, a primera hora de la mañana se dirigió hacia el campamento en Dikwa para advertir a su familia y a otras personas desplazadas del inminente ataque, pero llegó demasiado tarde. En el momento en que llegó allí, las otras chicas ya habían cumplido su mortal misión, y ya se estaban contando las bajas.
El relato de Hauwa revela, en cierta medida, la cultura algo tosca de Boko Haram. Su forma de vida refleja una comunidad típica, sólo ésta característica de secuestrar chicas jóvenes y convertirlas en esclavas sexuales que se pasan de uno a otro con la excusa del matrimonio hasta que están “gastadas” y a continuación, las envían en una misión suicida para acabar con sus vidas. Esta debe ser la vida de algunas de las chicas Chibok secuestradas, sobre todo teniendo en cuenta que el número de mujeres suicidas ha aumentado aparentemente desde entonces. Cada vez que se informa de que las jóvenes han sido responsables de un ataque, los nigerianos se cuestionan si ha sido o no una de las chicas secuestradas que ahora sirven de munición para los terroristas.
Hauwa dijo que no sabe si las terroristas fallecidas eran conscientes de su destino, «no sé si las otras chicas sabían que iban a morir cuando iban a la misión», pero yo sabía «que no era bueno llevar una bomba para ir a matar a otros seres humanos, «sin embargo, mientras que el paradero de la familia de Hauwa no se menciona; si estaban o no entre las víctimas, es una pregunta plausible, generada a partir de lo que contó Hauwa: ¿por qué optó por permanecer en cautiverio durante tanto tiempo, cuando podía haber escapado como cuando lo hizo hace un mes?
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