La presión sobre el presidente sudafricano, Jacob Zuma, aumenta para que abandone el cargo antes de las elecciones del próximo año. Los opositores han intentado previamente «derrocarlo» con mociones parlamentarias de desconfianza, pero no han salido adelante. Durante el último intento, en agosto, los opositores del presidente se quedaron a 24 votos después de que algunos legisladores del propio Congreso Nacional Africano (ANC) de Zuma votaran en su contra.
Para que tal movimiento tenga éxito, se necesitaría una mayoría de votos parlamentarios, 201 en total. Dos tercios de los 267 de los miembros de la Asamblea Nacional tendrían que votar a favor de la destitución del presidente para que este cambio sea posible. Si tiene éxito, el presidente y el gabinete tendrían que renunciar, y el presidente del parlamento se convertiría en presidente del gobierno por un máximo de 30 días. El partido de la oposición Economic Freedom Fighters (EFF) ha presentado otra moción de desconfianza que se debatirá en el parlamento el 22 de febrero.
La acusación a la que Zuma se enfrenta
El proceso de juicio político proporciona tres motivos por los cuales los legisladores pueden despojar al presidente del cargo: una violación grave de la constitución, mala conducta grave o incapacidad para llevar a cabo sus deberes. Si un presidente es removido por juicio político, él o ella es reemplazado por el vicepresidente, y perdería los privilegios y beneficios normalmente otorgados a los ex jefes de estado.
En 2016, Zuma fue declarado culpable de no cumplir con la constitución por parte de la corte más alta del país sobre las mejoras financiadas por los contribuyentes a su hogar personal. Después de una batalla en la corte, Zuma acordó pagar 410.000 euros que se había negado a reembolsar. En diciembre, el Tribunal Constitucional criticó al parlamento por no responsabilizar al presidente por este escándalo y le ordenó redactar reglas claras para eliminar a un jefe de estado en funciones. El Parlamento ha comenzado a debatir sobre este mecanismo, pero podría tomar meses para concluir el proceso.
Dos escenarios bajo los cuales Zuma podría renunciar
Zuma podría verse abocado a renunciar al poder, probablemente la opción más digna. Bajo el otro escenario, Zuma podría ser «destituido» por su partido. Si se negaba a dimitir como jefe de estado, el partido podría desencadenar una moción de confianza parlamentaria para deshacerse de él.
Fuente: The Citizen
[Traducción; Muriel Balda Aspiazu]
[Fundación Sur]
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