Las diez lecciones de la insurrección de Burkina Faso

24/11/2014 | Opinión

Después de veintisiete años de poder implacable, Blaise Compaoré, hombre fuerte de Ouagadougou, mediador indispensable en los conflictos que afectaban a la región subsahariana del África Occidental, el hombre clave de la “África Francesa”, dio una vuelta de tuerca más a la Constitución para prolongar por cinco años más su mandato y para borrar cualquier tipo de reticencia y resistencia que pudiera haber y que le entorpeciera un camino que le llevaría a la presidencia de por vida.

No hay duda de que había subestimado la determinación de la oposición política, el activismo de las organizaciones de la sociedad civil y la valentía del pueblo de Burkina Faso.

Después de la insurrección del 30 y 31 de octubre de 2014, comenzó a disparar en los grandes centros urbanos, el pueblo de Burkina Faso, furioso, le obligó a abandonar su plan y a exiliarse.

Estos acontecimientos ocurridos en el país de los hombres honrados, creo, deberían ser grabados en la mente de todos los ciudadanos y arrojar las siguientes lecciones:

1.- La soberanía pertenece al pueblo. Puede ser confiscada por un monarca, monopolizada por un tirano o usurpada por un dictador. La duración de este hecho varía de un lugar a otro, de un país a otro, y de las condiciones en las que viven las personas. Pero nunca puede durar indefinidamente. En Burkina Faso, duró 27 años. En otras partes de África, el pueblo sigue viviendo privado de su soberanía. Pero al igual que el pueblo de Burkina Faso, deben levantarse y retomar lo que es suyo.

2.- Ningún hombre, independientemente de la duración de su reinado, de que sea tan fuerte como el acero, de ser venerado como el padre de la nación o el timonel nacional, es esencial para el funcionamiento del país. En Burkina Faso, Blaise ha perdido. Su ausencia estará exenta del caos. Como en otros países de África, después de la caída de los usurpadores de la soberanía, los países seguirán existiendo y creciendo.

3.- La Juventud ha sido la punta de la lanza del cambio. Fueron ellos quienes abrieron el camino: los partidos políticos, los sindicatos y el ejército siguieron las huellas que ellos habían marcador. En Burkina Faso, como en otras partes de África, la juventud está marginada por los poderes fácticos, se ve obstaculizada por el largo reinado de los primeros, se la excluye de la redistribución de los circuitos de la riqueza nacional, es la víctima de un sistema donde la perpetuación marca definitivamente su futuro. Así que la juventud es, de todas las fuerzas sociales y políticas, donde se encuentran de forma más apremiante los motivos del cambio. Los jóvenes de Burkina Faso así lo han entendido y la juventud africana en general sabe lo que los jóvenes de Burkina han entendido.

4.- Los jóvenes manifestantes en Burkina portaban pancartas en las que se podía leer: «Sankara está aquí, él está vivo.» La sombra del capitán Sankara planeó sobre la insurrección de Burkina Faso y la juventud exclamó “la Patria o la Muerte ¡Venceremos!». Hubo muertes en las filas de la juventud, pero la juventud ha vencido. La sombra del capitán acompañará a los jóvenes de los países africanos y la juventud africana vencerá como lo ha hecho la de Burkina Faso.

5.- El ejército no está por encima del pueblo. Incluso en casos como el que se ha dado en Burkina, se impone ahora debido al vacío de poder, pero dirige teniendo en cuenta los valores, las creencias y la voluntad de los componentes de la sociedad de Burkina. El Teniente Coronel Isaac Yacouba Zida ordena pero siempre bajo la supervisión de la opinión pública, es el instrumento de la voluntad popular. No es el hombre providencial pero si el que la providencia está utilizando para llevar a cabo la voluntad del pueblo de Burkina Faso. A la luz de lo que está sucediendo en Burkina, los ejércitos africanos deberían revisar su papel en la República.

6.- Bajo la presión de la comunidad internacional y los mandatos de la Unión Africana, en particular, el pueblo de Burkina Faso, reafirmó su soberanía y decidirá sobre su propio destino. En otros lugares de África, cuando las personas tomen su destino en sus propias manos, cuando la comunidad internacional haga su aparición, y la Unión Africana de sus ultimátum, se acordarán de que ni lo uno ni lo otro fue de ninguna ayuda para Burkina Faso, durante los 27 años de sufrimiento vividos bajo el yugo del hombre fuerte de Ouagadougou.

7.- Blaise Compaoré era (es) amigo de Francia. Pero la amistad que tenía con su protector no ha sido suficiente para mantenerlo en el cargo. El caso de este gran amigo de Francia debe dejar claro a los demás líderes que el apoyo más importante es el del pueblo, y que los apoyos externos que provienen de las antiguas potencias tutelares o de cualquier otra fuerza, no resisten la furia de la gente.

8.- Una nueva página de la transición democrática se está escribiendo en Burkina Faso. Al contrario de lo que se ha vivido, hasta ahora en el continente, a diferencia de esos grandes foros, conferencias nacionales que legitiman el poder de algunos dictadores o juntas militares que han reemplazado a juntas civiles perpetuando las mismas formas de gobierno, el proceso de transición en Burkina Faso es la voluntad del pueblo y los órganos de transición provienen de la voluntad popular. La gente va a leer con mucho interés, en el futuro, esta página de la historia general de África.

9.- Los líderes africanos que hayan tomado buena nota de estas lecciones revisarán y abandonarán sus malvados proyectos en el interés de todos, es decir, en el suyo propio y en el de su pueblo.

10.- Los eventos de Burkina Faso nos recordarán siempre, a todos, que la salvación de un pueblo es el pueblo mismo.

Profesor Farmo Moumouni

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