Las devastadoras consecuencias del cambio climático en África

16/07/2015 | Crónicas y reportajes

El cambio climático representa en estos últimos años una de las causas principales de conflictos armados. En los años 90 ya se habían desarrollado medidas más sofisticadas para medir los modelos del cambio climático, comprobando así que las emisiones del efecto invernadero deberían reducirse. Sin embargo, la comprensión de que esto conllevaría cambios drásticos en el uso de combustibles fósiles, convirtió al cambio climático en una cuestión económica y política. Pero en tan solo unos años, la importancia del cambio climático ha cambiado una vez más, y ahora es tratado como una amenaza a la paz y seguridad internacional; y la región más propensa a sufrir los peores efectos es África.

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El cambio climático amenaza la seguridad del agua, comida y distribución de recursos. Producirá un drástico descenso en la economía, inundaciones de áreas costeras y la degradación de terrenos cultivables. Dado que este continente no cuenta con la capacidad necesaria para afrontar estos cambios, se producirá un ambiente más hostil en el que la emigración se incrementaría, aumentando así las tensiones y los conflictos. Según el director del Programa de Alimentación Mundial de las Naciones Unidas, Richard Choularton, «las recientes crisis en el Cuerno de África y el Sáhel se están convirtiendo en lo normal. Se espera que las sequías se vuelvan más frecuentes. Se estima que en 2050 habrá más de 200 millones de personas con inseguridad alimenticia y 24 millones de niños malnutridos. El cambio climático es un desastre». Como bien comentaba el expresidente irlandés, esta es la injusticia del cambio climático, ya que sus efectos los sufrirán mucho más las poblaciones marginadas y más vulnerables, que son los que menos han contribuido a la causa del problema.

Una de las razones por las cuales los países del África Austral serán los primeros en notar estas consecuencias negativas es por su dependencia agrícola para la economía. Los efectos se notaran a no tardar en el resto del continente. En el informe publicado por The Guardian, se explica que se espera que Egipto pierda el 36% de sus cultivos de trigo cuando las temperaturas suban 4 grados. Esto tiene un gran efecto negativo, ya que la mayoría de los países norteafricanos importan trigo y un gran sector de su economía depende de ello.

Un nuevo estudio ha informado que 11 países Africanos podrán producir más comida si las temperaturas crecen, como por ejemplo Ghana y Nigeria, que podrían producir más sorgo. Sin embargo, el efecto sigue siendo negativo, ya que se predice que la población africana crecerá el doble en los próximos 40 años. Las condiciones climáticas empezarán a empeorar en África Austral, haciendo que algunas cultivos tengan que buscar terrenos más al norte, provocando así más emigración al norte del continente. A medida que el cambio climático vaya causando el traslado de animales y plantas, las poblaciones humanas se verán enfrentadas a nuevas enfermedades causadas por nuevos insectos y animales. Esta degradación medioambiental incrementará las probabilidades de conflictos armados, ya que aumentará la falta de agua y comida y el número de refugiados a países europeos o americanos.

Hasta ahora se ha estudiado el impacto que los recursos renovables tienen en los conflictos armados. Si se coopera en la gestión de estos recursos se puede seguir beneficiándose de ellos, pero si se sobreexplotan se acabarían terminando. Por ejemplo, si se pesca una población de pez específica demasiado rápido, desaparecerá. Esto podría llevar a pobreza y desempleo. Esto incita a los estados a negociar en vez de involucrarse en un conflicto armado, ya que, sea cual sea la solución, los dos estados ganarán algo a largo plazo porque el recurso seguirá existiendo. En el caso de África, hablamos de recursos que sostienen la vida humana ya que son uno de los mayores sectores de la economía, como bosques y plantas, y que se convertirán en no renovables. En esta situación, las reclamaciones de territorios serán violentas, ya que el recurso se acabará y no habrá dos ganadores. Por esta razón, la iniciativa, por parte del estado más fuerte, será de maximizar los beneficios a corto plazo y de privar al oponente más débil de este recurso para poder disfrutarlo durante el mayor tiempo posible. A medida que los conflictos violentos se vayan multiplicando, un gran número de poblaciones emigrará, incrementando el riesgo de violencia en la nueva región, ya que se aumentaría la competición entre nativos e inmigrantes.

Debería ser el estado el que protegiese a las poblaciones vulnerables, sin embargo, la mayoría de países africanos no cuentan actualmente con un estado capaz de proporcionar estos servicios sociales. Esta capacidad disminuirá aún más a medida que los gobiernos reciban menos ingresos, contando por lo tanto con menos dinero para proporcionar servicios públicos de sanidad o emergencia en caso de desastres naturales.

Esta combinación de factores es un gran indicador del hecho de que el cambio climático creará conflictos armados en los países más afectados, que intentarán refugiarse en países más septentrionales, creando así conflictos en el país de destino.

Como dijo el Papa en su carta Laudato Si ( Alabado Seas), el paradigma tecnocrático y la visión consumista del ser humano están dominados por la lógica de dominio y control de toda la economía y política, y no se interesan por el desarrollo humano integral ni por la inclusión social y ambiental.

Ya es demasiado tarde para cambiar el curso de la naturaleza, pero no lo es para asumir los errores y dejar de excluir a las poblaciones africanas que son las que van a pagar, los primeros, por todo esto.

Claudia Velilla Zuloaga

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