“Los refugiados en Sudáfrica se enfrentan a la injusticia y a la inhumanidad”, ha dicho S. E. Mons. Buti Thlagale, Arzobispo de Johannesburgo, en su discurso de apertura de la mesa redonda organizada por el Departamento para el cuidado de los Migrantes y Refugiados de la Archidiócesis de Johannesburgo y por el Jesuit Refugee Services (JRS). Se insta a las diferentes articulaciones de la Iglesia a ser compasivos y amables, compartiendo la información para mejorar el trabajo de caridad.
Durante el curso de los trabajos se han abordado varias cuestiones relacionadas con las condiciones de los refugiados en el país. JRS ha destacado que el nuevo seguro de salud nacional, cubre a todos los ciudadanos de Sudáfrica y a los refugiados permanentes, pero a los solicitantes de asilo sólo parcialmente, a los que sólo se garantiza los servicios de urgencias.
El director del Instituto Scalabriniano para la movilidad humana en África ha remarcado que las políticas de migración han fracasado, debido a que se basan en “criterios de selección y admisión, que por sí solos no pueden determinar los números, los flujos y patrones de migración. También es importante entender por qué las personas emigran”. Por último, ha subrayado que cualquier política migratoria debe contemplar el interés nacional, es decir, el derecho a la seguridad de los ciudadanos, con los derechos humanos de los migrantes. “Lo ideal sería que tuviesen el mismo peso”.
Un relator de la vecina Mozambique ha informado en su ponencia sobre la situación de los refugiados, la mayoría de nacionalidad congoleña. Al entrar en Mozambique desde Tanzania se les pide que se registren como refugiados. La inscripción se realiza en el campo de refugiados y sólo después de ser registrados pueden abandonar el campo. Los migrantes y refugiados regulares que viven en el país desde hace 10 años pueden solicitar convertirse en ciudadanos de Mozambique. Los irregulares son expulsados. Pero hay mozambiqueños y migrantes irregulares procedentes de otros países que tratan de entrar en Sudáfrica; todos ellos corren el riesgo de ser enviados de vuelta a Mozambique, donde los misioneros Escalabrinianos han organizado centros para ayudarles.
Agencia Fides
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