Mary Valesoa ha visto importantes ciclos de sequía en su pueblo de Fenoaivo, en el sur de Madagascar. Las hojas se vuelven marrones y vuelan llevadas por el viento. Las cosechas de batata de mayo-junio que nunca llegan. Niños que muestran signos de desnutrición aguda, y algunos incluso muriendo, durante una implacable sequía particularmente dura, en un país en las primeras líneas del cambio climático.
Valesoa, un agente local de salud que también dirige una Asociación de Agricultura de Mujeres, señala que «nuestra vida se resume por sequía«.
Pero hoy, Fenoaivo y otras comunidades vulnerables en el sur de África y más allá han encontrado un antídoto: una multifacética iniciativa de desarrollo rural encabezada por el Programa Mundial de Alimentos (PMA) que conlleva agua, energía, conectividad y nuevas fuentes de ingresos, entre muchos otros beneficios.
Conocida como la Iniciativa de Transformación Rural Rapida, se está implementando en seis países del sur de África y en otras partes del continente. El objetivo es iniciar con firmeza el desarrollo rural y promover la seguridad alimentaria a través de bombas solares y sistemas de riego, capacitación de habilidades y plataformas digitales que brindan educación y atención médica a áreas rurales remotas.
La iniciativa desencadena otros desarrollos: desde el empoderamiento de mujeres hasta la lucha contra la deforestación y el enriquecimiento de los suelos agotados. Este proyecto se sitúa entre las muchas formas en que el PMA está apoyando proyectos sostenibles de energía en África que están luchando contra el hambre y favoreciendo el desarrollo.
Federico Remonda, un funcionario de Resiliencia de Madagascar, cuenta que «a través del acceso a la electricidad y al agua estamos empoderando a las comunidades, proporcionándoles todas las herramientas y los recursos que necesitan para enfrentar futuros choques climáticos de una manera más independiente y sostenible«.
Proporcionar soluciones de energía asequibles en África es el foco de una cumbre clave sobre energía en Tanzania. Reuniendo a jefes de Estado, al sector privado, la sociedad civil y los socios humanitarios como el PMA, su objetivo es abordar el considerable déficit energético en el continente, donde 600 millones de africanos viven sin energía, un obstáculo clave para lograr la seguridad alimentaria sostenible y reducir el hambre en el continente.
Pero en Madagascar– una nación isleña en la costa de África Oriental, donde aproximadamente 7 de cada 10 personas no tienen electricidad y 1,3 millones enfrentan hambre aguda– el PMA y sus socios están ayudando a cambiar el panorama de la energía y la seguridad alimentaria. Trabajando con el gobierno en Androy y Anosy, dos de las regiones más vulnerables al clima del país donde abundan hambre y desnutrición entre los niños, estamos estableciendo centros solares, conectividad a Internet y fuentes de agua limpia para miles de personas.
Mikendrema Avimaro, técnico del PAM, señala que «estos proyectos benefician a toda la comunidad«, describiendo una serie de avances, desde aulas digitales, energía limpia para cocinar y servicios de salud en línea, hasta creación de empleos en soldadura, peluquería, agricultura hidropónica y procesamiento de carne. «Todos ellos de gran ayuda«.
Satisfacer las necesidades de alimentos
En la región de Anosy, Valesoa describe cómo el proyecto del PMA ha traído a su comunidad el riego por goteo, la capacitación comercial y nuevos conocimientos en áreas que van desde criar pollos y cabras, hasta la administración de dinero y la importancia de dietas saludables.
Gracias a la capacitación, «ahora enseño agricultura en mi propia aldea y he aprendido dónde vender nuestras cosechas«, nos comenta. «Entonces, con capacitación adecuada, podremos satisfacer nuestras necesidades alimentarias, incluso si el PMA se retira del proyecto«.
Valesoa describe los días más difíciles: una ardiente sequía en 2021 que trajo el hambre y la desnutrición a su pueblo. “Murieron 6 niños menores de 5 años«, recuerda Valesaa de la peor sequía que ha golpeado el sur de Madagascar en 40 años.
«Cuando todavía éramos niños, teníamos lluvias, y solo usábamos agua de lluvia«, dice otra granjera, Jeanette Famba, de 70 años. Pero las lluvias han parado y «ahora usamos el agua de fuente» o de riego, bajo la iniciativa del PMA.
El proyecto rural de transformación está empoderando a otras comunidades en otras partes de África, al tiempo que las ayuda a hacer frente a un clima que cambia rápidamente.
En Namibia, el PMA ha implementado, de manera similar, una iniciativa de desarrollo rural rápido en dos regiones, que está ofreciendo oportunidades de capacitación bancaria, educativa y de empleo.
En Níger, el PMA está aprovechando el sol y el biogás sostenible para establecer bombas con energía solar para agricultura y agua para beber, y estufas limpias para el hogar y la escuela, para poblaciones afectadas por conflictos.
«En el pasado, teníamos que sacar el agua de pozos, tarea agotadora y de duro trabajo”, dice el agricultor Zibo Hamidou, de la región del suroeste de Tillaberi de Níger. «Hoy, gracias a paneles solares y bombas motorizadas, esperamos tranquilos a que amanezca para comenzar nuestras actividades«.
Con el agua disponible durante todo el año, los agricultores inscritos en los proyectos del PMA pueden regar sus cultivos, incluso si las lluvias son escasas. «La transformación es innegable«, agrega Hamidou.
Empoderando a las mujeres
En la República Democrática del Congo, donde el PMA está pilotando siete esquemas de transformación rápida, la agricultora Faustina describe los múltiples beneficios de los proyectos para su comunidad en Nsele, una empobrecida área rural fuera de la capital, Kinshasa.
«Tengo paneles solares y puedo leer por la noche«, dice Faustina, quien dirige una asociación de mujeres. «Gracias a los grifos de agua que el PAM ha instalado, tengo un pozo que no se seca«.
Ella y otros agricultores recibieron también capacitación sobre formas de mejorar sus prácticas agrícolas, incluyendo cómo enriquecer los suelos agotados, así como clases de alfabetización y contabilidad.
Con el establecimiento de negocios para mujeres, dice Faustina, las habilidades están cambiando su posición en las comunidades. «Los hombres han comenzado a considerar que las mujeres tienen un lugar«, dice, «y eso es lo bueno a nuestros ojos«.
La iniciativa conlleva también enseñar a las comunidades cómo regenerar los suelos, plantar árboles de rápido crecimiento y encontrar fuentes de combustible limpias y sostenibles que no contribuyan a la tala de árboles para leña, reduciendo el bosque en un país con la segunda selva tropical más grande del mundo.
«Hay mucho entusiasmo entre la población«, dice Blandine Legonou, una experta en transformación rural para el PMA en la República Democrática del Congo, que describe cómo los pozos y las tuberías de agua han terminado con los días en que las mujeres caminaban millas para buscar agua. También pueden almacenar pescado para vender en el mercado, gracias a los refrigeradores de energía solar.
«Con electricidad, los niños pueden estudiar por la noche«, agrega. «Pueden aprender con los ordenadores, algo que nunca habrían podido hacer» sin energía.
Fuente: Programa de Alimentación Mundial (PAM / WFP)
[Traducción y edición, Jesús Esteibarlanda]
[CIDAF-UCM]