Las autoridades de Marruecos han arrestado a los propietarios y al director de la fábrica de colchones de Casablanca, que quedó destruida por un incendio en el que murieron al menos 55 personas. Funcionarios de protección civil han declarado que ya está claro que las normas de seguridad no se cumplían en la fábrica de Rosamor, en la ciudad más grande del suroeste de Marruecos.
El propietario de la fábrica, Adil Moufareh, y su hijo, Abdelali, el director de la planta, fueron detenidos ser interrogados el pasado domingo, día 27.
Un oficial de emergencias ha declarado que los gerentes habían encerrado con llave a los trabajadores durante las horas de trabajo, para evitar que les robasen, provocando que quedasen atrapados en el incendio, que tuvo lugar el sábado 26. El fuego se extendió con suma rapidez quemando vivos a algunos de los trabajadores, mientras que otros saltaban por las ventanas. Muchas mujeres, 35 de las víctimas eran mujeres, murieron atrapadas por el fuego porque tuvieron miedo a saltar, según los forenses, que han asegurado que las 55 víctimas murieron unas asfixiadas y otras quemadas.
Los funerales por algunas de las víctimas tuvieron lugar el domingo, al que asistieron representantes de la casa real y cuatro Ministros.
El Ministro de interior ha declarado que las investigaciones para aclarar las causas del incendio examinarán las medidas de seguridad y las condiciones de trabajo de la fábrica. El edificio era de cuatro plantas, y se dedicaba a hacer muebles, por lo que guardaba en su interior productos altamente inflamables.
Moustapha Taouil, de protección civil de Casablanca, ha declarado que en las investigaciones que ya se han llevado a cabo se ha podido confirmar que los propietarios no respetaban los requisitos legales para esta clase de industria, como por ejemplo la formación del personal, además, infringiendo la ley, el propietario, encerraba a los trabajadores dentro del edificio, supuestamente para evitar que se le robasen las materias primas, a la vez que impedía que pudieran salir.
Taouil declaró que el incendio comenzó con un cortocircuito en la planta baja, y el fuego se propagó por la falta de un mantenimiento apropiado de ciertas maquinarias e instalaciones eléctricas. “Todas las puertas estaban bloqueadas y nadie pudo escapar de las llamas por las salidas”, asegura Smail Benhamed, de 19 años, que saltó por una ventana desde el segundo piso. Muchas ventanas habían sido selladas con barrotes de hierro, haciendo mucho más difícil la huida.
(Aljazeera, 28-04-08)