Los gastos escandalosos en algunos deportistas, empresarios y jefes, así como el despilfarro creciente de recursos por muchos políticos y militares, particularmente en tiempos de pandemia, de inmigrantes africanos desesperados y de crisis económica mundial nos indigna, y nos deshumaniza cuando todo nos da igual.
El papa Francisco, en un mensaje por la 60ª Marcha por la Paz en Italia, ha señalado como «escandaloso» que los países gastan «enormes sumas de dinero» en armamentos mientras proclaman la paz en las cumbres internacionales, .
«El cuidado es lo contrario de la indiferencia, del descarte, de violar la dignidad del prójimo, es decir, de esa ‘anticultura’ que es la base de la violencia y de la guerra«, dijo en su mensaje por la marcha que recorre las ciudades italianas de Asís y Perugia.
Según el teólogo González Faus, estamos ante gastos escandalosos, que no se pueden justificar bajo el principio de “propiedad privada”:
“Solo hay derecho de propiedad privada en aquello que una persona necesita para cubrir todas sus necesidades de una manera suficiente, digna y sobria. Lo que supere ese criterio ya no es propiedad sino apropiación”.
El número de octubre de Le Monde Diplomatique nos cuenta que el salario neto de L. Messi en el PSG son 40 millones de euros al año (110.000 € diarios). Se trata de salario neto, que en bruto puede elevarse a más de los 60. A esos ingresos hay que añadir todos los que proceden de la publicidad; de modo que “la revista Forbes eleva a 126 millones los ingresos de este jugador en 2020”. Messi no es un caso único.
Ese periódico comenta además que el Grupo Internacional de Expertos sobre el Cambio Climático tiene un presupuesto anual de unos 6 millones y que la Agencia Nacional para la investigación gastó una suma total de 36 millones en más de doscientos proyectos sobre la covid-19.
En España, entre tanto, según el informe de FOESA, hay 11 millones de personas en exclusión social y, de ellas, 6 millones en pobreza severa, mientras un 49,3 % vive en el límite de sus posibilidades.
A pesar de los relativos avances, África sigue siendo el continente más pobre del mundo. Con el 13 % de la población mundial, el continente acoge el 33 % de la población pobre del mundo y alcanza el 1,6 % del PIB global. Todavía un cuarto de la población sufre de desnutrición. Hasta 2012 la mitad de las muertes infantiles a nivel mundial ocurrían en África. Más de la mitad de las personas del continente -62 %- vivían en chabolas y solamente el 16 % tenía acceso a agua potable por tubería.
Todos admitimos diversidad y diferencias entre personas y pueblos mientras sean razonables, respetando siempre la dignidad humana y cuidando de las personas marginadas. Pero estos datos reales son escandalosos, y lo más grave es que esta situación ya no nos importa ni preocupa a buena parte de la sociedad.
Rodeados de personas que solo buscan Techo, Trabajo y Tierra para vivir dignamente, seguimos tirando sumas escandalosas a “héroes de guante blanco”, que nos hemos creado y puesto en un pedestal, aunque nos opriman con su control de poder y recursos y dejen marginadas a millones de personas, pensando además que lo que tienen les pertenece como propiedad privada.