Ladrillo a ladrillo, brics by brics, por José Ramón Echeverría

5/09/2023 | Bitácora africana

Lanzada por The Boston Globe, e independiente desde 2016, “CRUX” es una publicación online especializada en noticias relacionadas con la Iglesia Católica. Escribiendo en 2018 en l’Expresso, el vaticanista italiano Sandro Magister la describió como “el principal portal de información católica en los Estados Unidos y quizás en el mundo”. Con ocasión de la 15ª Cumbre de los BRICS (22 al 24 de agosto 2023), celebrada en Johannesburgo, Sudáfrica, John L. Allen Jr., redactor jefe de CRUX, aprovechando el significado literal del acrónimo “BRICS” (“BRICS”, “ladrillos” en castellano), publicó un insólito artículo titulado “BRIC by BRIC, the foundation for Pope’s geopolitical endgame is being laid”. Que podría traducirse como: “Ladrillo a ladrillo se asientan las bases de la geopolítica del papa”. ¿Imaginación o realidad?

Conviene recordar que ya antes de que en la última cumbre fueran admitidos 6 nuevos miembros, los BRICS (Brasil, India, Rusia, China y Sudáfrica) ocupaban el 29’5 % de las tierras emergidas, su población equivalía al 40 % de la población global, pero su PIB sólo al 26 % del PIB mundial (PIB mundial por habitante $12.647). Dentro de los BRICS, los PIB nacionales por habitante reflejan importantes diferencias: Rusia $15.345; China $12.720; Brasil $8.918; Sudáfrica $6.694; India $2.389. Y si se los compara, por ejemplo, con el PIB por habitante de USA $76.398, o Francia $40.963, esos mismos PIB explican en buena parte el carácter reivindicativo de los BRICS.

 El tema de la cumbre de Johannesburgo era “BRICS y África: Partenariado para un crecimiento mutuamente acelerado, un desarrollo sostenible y un multilateralismo inclusivo”. El Comunicado Final menciona 5 veces las diversas iniciativas de Sudáfrica. Pero al tema principal, “BRICS y África”, se le dedican tan sólo los puntos 34/35 (de los 94 del comunicado). En realidad, la reciente cumbre de los BRICS será recordada sobre todo por dos cosas: la transformación de BRICS en BRICS+, con una primera admisión de seis nuevos miembros (Argentina, Egipto, Etiopia, Irán, Arabia Saudí, Emiratos Árabes Unidos), efectiva a partir del 1 de enero de 2024; y por las quejas contra Occidente por su responsabilidad en crisis y guerras, y su incapacidad para controlar las consecuencias de estos eventos.

Un memorándum del Council on Foreign Relations (Consejo de Relaciones Exteriores, think tank estadounidense especializado en relaciones internacionales) del pasado 31 de agosto, explica cómo “la avalancha de solicitudes para unirse a los BRICS es síntoma de un malestar profundo”, y del creciente desencanto de los países del Sur Global con el sistema internacional imperante. “Los países BRICS+ han aprovechado su momento geopolítico y buscan una posición unida de los países emergentes y en desarrollo contra un orden mundial y una práctica de política internacional que no corresponde a sus necesidades”.

Palestina y el Vaticano participan en las actividades de la ONU como observadores junto a los 193 miembros de pleno derecho. Y cabe preguntarse: ante esa nueva realidad emergente, ¿cómo se posiciona el Vaticano del Papa Francisco? Uno de los grandes éxitos del Vaticano en el último medio siglo ha sido el crecimiento exponencial en sus relaciones diplomáticas. A fecha de hoy sólo 7 países no tienen relaciones diplomáticas oficiales con el Vaticano. Entre ellos China y Arabia Saudí, a los que el Vaticano reconoce gran importancia, y con los que, por diversos motivos, sí que se han dado diálogo y negociaciones. Los saudíes son clave para el Medio Oriente y para las relaciones con el mundo islámico, mientras que China es una superpotencia económica y política global cada vez más central para casi todo.

Aunque los medios oficiales del Vaticano han seguido con atención la expansión de los BRICS, el Vaticano no ha reaccionado oficialmente ante la misma. Sin embargo, en opinión de John L. Allen Jr., “extraoficialmente hay muchas razones para creer que no solo es probable que el Papa Francisco le sonría [a esa expansión], sino que la vea como una parte importante de la agenda geopolítica de su papado”. De hecho, en la era del Papa Francisco, el crecimiento de los BRICS se acuerda con la tendencia del presente Papa a alejarse de los “imperios” y dar prioridad a las periferias, sean estas sociales, políticas o económicas. “Hablo mal de cualquier imperio, sea cual sea la tendencia. Por esta razón, sé que soy una piedra en el zapato para más de uno cuando reporto estas situaciones”, decía Francisco en una entrevista reciente, hablando de los problemas de América Latina. Y “No voy a ir a ningún país grande de Europa hasta que no termine con los pequeños. Empecé con Albania, y si bien fui a Estrasburgo, no fui a Francia. Si bien voy a Marsella no voy a Francia”. Además, Francisco considera necesario cambiar el paradigma, es decir, «pensar» la Iglesia fuera del marco del pensamiento occidental, para liberarla de sí misma de alguna manera. Y está convencido de que la evolución demográfica del catolicismo mundial le está dando la razón. Como el que la última reunión de los BRICS haya tenido lugar en Sudáfrica.

Pero hay más, al menos en cuanto a la diplomacia vaticana y sus esfuerzos por promover la paz se refiere. China, entre los fundadores de los BRICS, y Arabia Saudí, uno de los 6 nuevos miembros, son dos de los siete países ante los que el Vaticano no tiene relación diplomática oficial. Mantiene sin embargo buenas relaciones con Brasil y Sudáfrica, entre los fundadores de los BRICS, y con Argentina, Egipto y los EAU, tres de los nuevos miembros. Dada la nueva realidad de la comunidad BRICS, el Vaticano de Francisco podrá contar con la abundante buena voluntad de varios de sus miembros en su interés por establecer relaciones fluidas con China y Arabia Saudí. Y en consecuencia, en sus esfuerzos por promover el diálogo y la paz. En la crónica de la reciente visita de Francisco a Mongolia, el periódico español ABC citaba “fuentes de alta responsabilidad en el Vaticano”, según las cuales “Estamos aquí, entre dos gigantes [China y Rusia], sin haber estado en ninguno. Pero estamos aquí, en el medio, para sembrar la paz, en Mongolia y desde Mongolia”.

Ramón Echeverría

 

[CIDAF-UCM]

 

 

Autor

  • Investigador del CIDAF-UCM. A José Ramón siempre le han atraído el mestizaje, la alteridad, la periferia, la lejanía… Un poco las tiene en la sangre. Nacido en Pamplona en 1942, su madre era montañesa de Ochagavía. Su padre en cambio, aunque proveniente de Adiós, nació en Chillán, en Chile, donde el abuelo, emigrante, se había casado con una chica hija de irlandés y de india mapuche. A los cuatro años ingresó en el colegio de los Escolapios de Pamplona. Al terminar el bachiller entró en el seminario diocesano donde cursó filosofía, en una época en la que allí florecía el espíritu misionero. De sus compañeros de seminario, dos se fueron misioneros de Burgos, otros dos entraron en la HOCSA para América Latina, uno marchó como capellán de emigrantes a Alemania y cuatro, entre ellos José Ramón, entraron en los Padres Blancos. De los Padres Blancos, según dice Ramón, lo que más le atraía eran su especialización africana y el que trabajasen siempre en equipos internacionales.

    Ha pasado 15 años en África Oriental, enseñando y colaborando con las iglesias locales. De esa época data el trabajo del que más orgulloso se siente, un pequeño texto de 25 páginas en swahili, “Miwani ya kusomea Biblia”, traducido más tarde al francés y al castellano, “Gafas con las que leer la Biblia”.

    Entre 1986 y 1992 dirigió el Centro de Información y documentación Africana (CIDAF), actual Fundación Sur, Haciendo de obligación devoción, aprovechó para viajar por África, dando charlas, cursos de Biblia y ejercicios espirituales, pero sobre todo asimilando el hecho innegable de que África son muchas “Áfricas”… Una vez terminada su estancia en Madrid, vivió en Túnez y en el Magreb hasta julio del 2015. “Como somos pocos”, dice José Ramón, “nos toca llevar varios sombreros”. Dirigió el Institut de Belles Lettres Arabes (IBLA), fue vicario general durante 11 años, y párroco casi todo el tiempo. El mestizaje como esperanza de futuro y la intimidad de una comunidad cristiana minoritaria son las mejores impresiones de esa época.

    Es colaboradorm de “Villa Teresita”, en Pamplona, dando clases de castellano a un grupo de africanas y participa en el programa de formación de "Capuchinos Pamplona".

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