La vida dentro de los campamentos de refugiados en Nigeria

4/02/2015 | Crónicas y reportajes

Los nigerianos que han sido desplazadas de sus hogares por los militantes de Boko Haram nos relatan sus terribles experiencias desde los campos IDP (personas desplazadas internamente).

Abba Kolo tenía apenas ocho años y asistía a un colegio público de Damboa, cuando los insurgentes atacaron su pueblo, su casa y la escuela, todo al mismo tiempo. Su padre, Modu Kolo, vendedor de alimentos, fue sacrificado por los «servidores de Alá” justo delante suyo. Abba tiene incluso suerte de estar vivo.

Nos relata cómo las balas volaban sobre su cabeza durante el ataque. Vimos a los “servidores de Alá” que venían en nuestra dirección, gritando y gritando.

Algunas de las personas que conocía no tuvieron la suerte de poder escapar de las balas como él.

Muchos fueron muertos por las balas y otros fueron capturados por los insurgentes que posteriormente los reclutaban como «luchadores santos».

Pero para el joven Abba, sus días en su amada Damboa habían pasado. Se habían convertido, como todos los de su aldea, en un IDP.

Su madre, Memunat, le sacó a él y a sus otros dos hermanos, de contrabando, fuera de la ciudad, que había caído bajo el control de los insurgentes. Se vio obligada a andar campo a través hasta Maiduguri, un viaje de muchos kilómetros. Para Abba fue la parte más difícil de su experiencia ya que tuvo que dormir a la intemperie, con poca comida y agua y muchas pesadillas, con el recuerdo de la muerte de su padre siempre arrastrándose a través de sus sueños.

Estaba agotado, cuando por fin llegaron a Maiduguri, pero su madre no sabía dónde ir y finalmente fueron recogidos por funcionarios del gobierno que los llevaron a un campamento que ahora se ha convertido en su nuevo hogar.

Cuando Abba llegó al campamento, no podía respirar bien y pensó que iba a morir, pero no fue así, ya que fue tratado por los médicos del campamento. Ahora tiene esperanzas de poder volver algún día a su amada Damboa.

En el campamento, Abba tiene su nuevo hogar en el que está bien alimentando y ha empezado a ir a la escuela del campamento, mientras intenta recomponer su vida.

«Después de perder a mi padre y vernos obligados a dejar Damboa, pensé que se había perdido toda esperanza, porque incluso el viaje a Maiduguri, durante tres días, fue tortuoso», dijo Kolo. «Cuando llegué al campamento era un muerto viviente, pero fui tratado por el personal médico y he recuperado totalmente mis fuerzas, incluso mi padre ha dejado de aparecer en mis pesadillas”.

«Estoy disfrutando de la vida en este campamento, voy a la escuela por la mañana y durante el resto del día juego con mis amigos. La comida es mejor que la comida de casa, como arroz con frecuencia e incluso, a veces, carne”.

La historia de Abba es similar a la de otros miles de niños que viven en los campamentos IDP, repartidos por todo Maiduguri.

Otra habitante del IDP, Yagana Ibrahim, un ama de casa de 25 años de edad, tuvo que salir de Konduga, debido al ataque, contra su ciudad, de los miembros de la secta Boko Haram. Estaba embarazada de ocho meses cuando se vio obligada a huir de su casa, después de que mataran a su marido. Ella también logró llevarse a dos de sus hijos y también tuvieron que caminar una larga distancia, antes de llegar a Maiduguri.

En Maiduguri, se dirigió a uno de los campamentos para desplazados internos y el estrés del viaje había hecho mella en ella. Los responsables del campamento la trasladaron a uno de los hospitales generales de la ciudad. Yagana tuvo la suerte de dar a luz con todos los gastos pagados por la Agencia Nacional de Gestión de Emergencias (NEMA).

De vuelta en el campamento, se le permitieron privilegios especiales. Le dieron pañales y demás cosas necesarias para una madre lactante.

«Cuando perdí a mi marido y tuve que sacar, de contrabando, a mis dos niños de Konduga», nos cuenta, «no podía dejar de llorar mientras pensaba en cómo iba a ser capaz de cuidar de mis hijos y del que esperaba. Estaba traumatizada y por eso di a luz prematuramente”.

«No puedo olvidar el parto de Abba (el nuevo bebé). Me dieron todo lo que un bebé necesita. Debo confesar que esta es la primera vez que alguno de mis hijos usa pañales. Éramos pobres y ese tipo de cosas cosas no son conocidas ni inasequibles para nosotros”.

Yagana también contó que sus otros dos hijos ya van a la escuela del campamento y que aunque los llegaron demasiado débiles y enfermos, ya están de nuevo llenos de vida y se divierten con sus compañeros en el campo.

De acuerdo con el senador Mohammed Ali Ndume, el gobierno federal ha mejorado las vidas de estas personas desplazadas a través de su agencia, NEMA. Sin embargo lamenta que hay muchas otras agencias federales que igualmente deberían asistir a los desplazados para que, realmente, se note el esfuerzo del gobierno.

En la administración del día a día de los campos de desplazados internos, el oficial de información de la oficina del noroeste de NEMA en Maiduguri, Mallam Abdulkadir Ibrahim, afirma que, “la gestión del día a día de los campamentos responsabilidad de la Agencia de Estado de Borno para el Manejo de Emergencias (SEMA), la Cruz Roja, los operativos de seguridad y la Civil Joint Task Force (JTF).

En cada uno de los campamentos, hay comité de gestión del campamento elegido entre los desplazados internos. «A la llegada, después de que el IDP ha sido transmitido al campamento por el gobierno del estado de Borno, la NEMA entra en acción, facilita a todos el registro en el campo y ofrece primeros auxilios a las personas que lo necesitan» explicó Ibrahim.

«Después de tener el número de registro, se lleva a cabo la evaluación del IDP para determinar sus necesidades más concretas e inmediatas y proporcionárselas, siempre que esto sea posible. Los artículos de primera necesidad suelen ser la ropa de cama y la comida».

«Las necesidades especiales de los desplazados internos, como aquellos que requieren cuidados médicos, personas con diabetes, presión arterial alta, mujeres embarazadas, madres lactantes, etc., se identifican con el fin de proporcionarles, en la medida de lo posible, dietas especiales, alimentos para bebés, juguetes, biberones, pañales, etc.».

Ibrahim confesó que: «la gestión del campamento no reside en una única organización, sino que intervienen también, por ejemplo: Médicos sin Fronteras (MSF), Naciones Unidas, Ox-fam, Save the Children, organizaciones empresariales y cualquiera que tenga algo para el campamento, simplemente lo lleva a la comisión y ésta lo dispensa a los IDP”.

Las actividades de NEMA son vitales para la vida de los numerosos campamentos de desplazados internos, el papel de la agencia como pilar de los campos no puede ignorarse.

Para los IDP recientemente llegados de Baga, NEMA entregó 600 sacos de arroz, 300 sacos de maíz, 300 sacos de cereales de Guinea, 300 sacos de frijoles, 500 de fideos instantáneos, 200 de jabón y detergente.

Entre otros artículos también donados encontramos: 500 piezas de prendas femeninas, 400 piezas de prendas para hombres, 800 colchones, 100 l. de aceite vegetal, 1.000 esterillas de nylon y 1.000 mantas.

Esto se ha repartido en cada uno de los doce campamentos establecidos en el estado de Borno, donde 108.473 desplazados internos están alojados actualmente; la cuantía de la ayuda de la agencia a unos 700.000 desplazados internos que permanecen con sus familiares, es muy alta.

La asistencia prestada por NEMA está ayudando a millones de IDP a adaptarse a una nueva vida en el estado de Borno.

Aunque NEMA ha hecho mucho, reconoce el hecho de que aún queda mucho por hacer. Hasta que los desplazados internos puedan volver a sus casas y las rehabiliten, los esfuerzos de la agencia son todavía paliativos y nunca pueden ser del todo satisfactorios.

Mohammed Kanar, coordinador de la zona del noroeste de NEMA, explicó que el gobierno federal tenía previsto para el fin de la insurgencia, comenzar con un plan de reconstrucción masiva del noreste del país. El gobierno ha prometido que independientemente de la contribución de la agencia para los desplazados internos, no se cansará hasta que toda la crisis se resuelva y ellos (las víctimas de la insurgencia) vuelvan a tener una posición en la que puedan proporcionar comida a sus familias.

Kanar dijo: «El acuerdo que tenemos con la gente es que les seguiremos proporcionando materiales de ayuda hasta que finalmente se trasladen de nuevo a sus hogares y puedan retomar sus vidas, en NEMA nunca nos cansaremos de repartir materiales de ayuda no importa durante cuánto tiempo».

[Fuente: thisdaylive.com-Fundación Sur]

Autor

Más artículos de Administrador-Webmaster