La Unión Africana le ha fallado a nuestro continente

30/03/2011 | Opinión

¿No es una vergüenza que casi tres meses después de que estallase la revolución tunecina, seguida de las revoluciones egipcia y libia, la Unión Africana no haya dicho absolutamente nada sobre los acontecimientos que han sacudido el continente?

Es como si los estados árabes junto al mar Mediterráneo no fueran africanos. ¿Por qué la Unión Africana ni siquiera ha convocado una asamblea de ministros de Exteriores africanos para planificar estrategias de emergencia para contener la revolución, así como para arreglar temas de efectos adversos como los refugiados y otros?

¿Por qué ha dejado todos estos asuntos en manos de los americanos y la Unión Europea?

Me da la sensación de que los máximos líderes africanos están profundamente dormidos en sus puestos de trabajo. Parece como si la mayoría de ellos no tuviera la menor idea de qué es lo que preocupa a las multitudes del continente africano.

Así, Ben Ali de Túnez, Hosni Mubarak de Egipto y Muammar Gadafi de Libia estaban dormidos cuando las armas de la revolución comenzaron a explotar.

Las revoluciones del norte de África dieron a la Unión Africana la mejor oportunidad de demostrar cómo se comportaría África frente a catástrofes y tragedias, pero el presidente de la Unión Africana [Teodoro Obiang Nguema] parece profundamente dormido en su pueblo. Ni siquiera creo que sepa qué está pasando en el norte de África.

No estoy diciendo que la Unión Africana deba movilizar a los ejércitos continentales para repeler a los revolucionarios. Ni mucho menos. La mayoría de la gente de todo el mundo cree que las revoluciones son justificadas y oportunas.

Su argumento es que los ricos gobernantes del África del norte han reprimido injustamente los derechos democráticos de sus ciudadanos durante demasiado tiempo, y también que han negado la mayor parte de la riqueza petrolera a su pueblo.

Sin embargo, la unión continental tiene el papel de ocuparse de los desequilibrios del Continente. Tiene un papel que interpretar en garantizar que los intrusos y los mercenarios sean mantenidos a raya.

Incluso más importante, debería haber iniciado antes consultas con la Unión Europea y la OTAN sobre cómo manejar las revoluciones.
La Unión Africana nos ha dejado en la estacada. Ha hecho que el continente parezca moribundo e irrelevante a la hora de ocuparse de sus propios asuntos.

También debería haber aprovechado la oportunidad de las revoluciones para demostrar que los africanos del norte y los africanos del sub Sáhara son un solo pueblo.

Como dijo Kwame Nkruma: “África debe unirse, no importa la raza o el color. Todos compartimos un mismo destino”.

La desidia con la que la Unión Africana se ha abstenido de las revoluciones que están teniendo lugar, nos recuerda que queda mucho por hacer para mantener África como un continente compacto.

Los programas de estudios de las escuelas y universidades africanas deberían estar obligados a reflejar tanto la historia del panafricanismo y la pretendida integración, tarde lo que tarde en llegar.

También es hora de que la Unión Africana construya algunas universidades en las que estudiantes de todos los rincones del continente puedan aprender juntos. De hecho, cuanto más pensemos continentalmente, más rápido haremos desaparecer los pensamientos tribales de nuestras mentes.

WILLIAM OCHIENG

* El profesor Ochieng enseña historia en la Universidad de Maseno.

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