La Unión Africana (UA) ha anunciado el despliegue temporal de 3.000 tropas en la región del Sahel, al oeste del continente africano, durante el transcurso del año. A pesar de los esfuerzos de las fuerzas internacionales, los grupos armados de la zona se han fortalecido y la situación de inseguridad no ha hecho más que aumentar.

El jefe de la Comisión de Paz y Seguridad de la UA, Smail Chergui, ha asegurado que esta decisión sobre el despliegue se tomó durante la cumbre anual del bloque, celebrada el pasado mes en Addis Abeba, capital de Etiopía. Refiriéndose a la fuerza conjunta de 5.000 miembros reunida por los países regionales y el bloque de Estados de África Occidental, Chergui declaró que » la amenaza se está expandiendo, se está volviendo más compleja «, de ahí la necesidad de reorganizar y aumentar el número de fuerzas.

Lo que en 2012 parecía ser una pequeña revuelta en el norte de Malí, se ha extendido ya al centro del país y ha traspasado las fronteras de Burkina Faso y Níger. Naciones Unidas asegura que conflicto se cobró 4.000 vidas únicamente durante el 2019, cinco veces más que durante el año 2016. Además, 4.000 personas han huido de Burkina Faso tras el aumento de los ataques contra civiles por parte de los grupos armados.

Paul Melly, consultor en el programa de Chatham House para África, afirmó que «Smail Chergui está tratando de que el proceso se mueva y de alentar a los Estados miembros a movilizar un mayor número de fuerzas». Además, añadió que «las tropas tendrán que ser adicionales a las ya proporcionadas por los países africanos a la fuerza de mantenimiento de la paz de la ONU en Malí o la creada por el G5 Sahel».

La mayor parte de las zonas de conflicto se encuentran en el Sahel, una zona semi desértica y subdesarrollada. La pobreza, ya presente en el territorio, ha aumentado considerablemente tras la aparición de grupos terroristas como ISIL (EIIL) o al-Qaeda, y además de la carestía, los conflictos por motivos religiosos o étnicos también se han incrementado.

Los ejércitos nacionales no han hecho sino empeorar la situación. Mal equipados y acusados continuamente de vulnerar los derechos humanos, han provocado el recrudecimiento de la violencia y arrojado a la población a los brazos de las fuerzas rebeldes. La presencia de la fuerza de mantenimiento de la paz de la ONU, formada por más de 13.000 efectivos, no ha conseguido detener el derramamiento de sangre.

Aunque todavía no se conocen todos los detalles sobre el acuerdo, los diplomáticos han confirmado el despliegue de 3.000 soldados, que trabajarán durante 6 meses junto con las fuerzas de los países del Sahel. A principios de febrero Francia confirmó la ampliación de su presencia militar en la zona con el envío de 6.000 fuerzas que se suman a las 4.500 ya presentes. Su objetivo es presionar al ISIL en el Gran Sahel y conseguir estabilizar la zona.

Melly aseguró que «el despliegue militar nunca puede ser la respuesta completa, pero ha de ser parte de la solución para aliviar la amenaza militar inmediata de los grupos yihadistas y conseguir así reestablecer los servicios públicos y las iniciativas de desarrollo local».

Sudáfrica ha asumido la presidencia de la UA y planea la celebración de una cumbre extraordinaria sobre seguridad durante el mes de mayo. El representante sudafricano en la UA, Edward Xolisa Makaya, ha afirmado que el despliegue del Sahel se produciría » durante el transcurso del año», aunque de momento nada se sabe del modo de financiación de esta misión o de la cantidad de tropas voluntarias.

Fuente: Aljazeera

[Traducción y edición, Patricia Fernández Blanco]

[Fundación Sur]

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