La UE y los EPAs : Una fábula moderna., por Mauricio Oudet, Misionero de Africa

11/02/2008 | Bitácora africana

A uno de mis amigos burkinabés, que reside en la región noroeste del país, para más señas ex combatiente de las tropas coloniales francesas, le encanta narrar cuentos, historias y leyendas, en las veladas de las noches de luna llena. He aquí una fábula adaptada por él mismo a las circunstancias.

“Esto aconteció en Francia, en mayo de 1968. Ya era noche cerrada. La gallina se había encerrado en su gallinero, reforzando puertas y ventanas. De pronto, a través de los orificios de la tela metálica, ve venir en su dirección al zorro, que se para frente al gallinero y enciende su radio. Justo en aquel momento, el locutor describía la huelga de los estudiantes en París y explicaba a los radioyentes, que sobre todas las paredes se podían leer pintadas, que declaraban: ‘Prohibido, prohibir’. El muy zorro apagó su transistor y de dirigió a la gallina. – “ ¿Has escuchado bien lo que dijo la radio? Mi vieja amiga, ¡los tiempos han cambiado mucho! Ahora está prohibido prohibir…

Y entonces, ¿qué cambia eso en nuestra vida? – replicó la gallina.

Eso quiere decir, que si tu quieres ser moderna, desde mañana por la mañana, cuando salgas del gallinero, debes dejar la puerta abierta de par en par. Ahora no puedes impedir que alguien entre en tu casa”.

Dicho esto continuó su ronda nocturna. A la mañana siguiente, después de un buen sueño reparador, la gallina se levantó en forma y salió a buscar su desayuno, picoteando los granos de mijo y de maíz caídos por el camino al transportar los cereales en los carros. Cuando iba a trancar la puerta, como acostumbraba, se acordó de lo le dijera el zorro la víspera. Punto seguido, salió dejando la puerta abierta, pensando: “Pues, claro que yo quiero ser una gallina moderna…” Al caer la tarde, regresó al gallinero, para poner su huevo y descansar. Por rutina iba a cerrar la puerta, pero de pronto recordó que quería ser moderna y dejó la puerta abierta. Se decía: “Hay que adaptarse a las nuevas costumbres, dejaré la puerta abierta, para que cuando pase el zorro esta noche no se ría de mí”. De manera que se fue a dormir, dejando la puerta abierta. Poco después se acercó el zorro al gallinero sin hacer ruido, mientras se preguntaba: “¿Será la gallina tan tonta, que habrá creído mis palabras y habrá dejado la puerta del gallinero abierta?”. Llegado ante el gallinero, el zorro verificó que la puerta estaba abierta de par en par. Dio un salto, atrapó la gallina que dormía confiada y se dio un banquete devorándola”.

Me parece que este cuento ilustra de maravilla el discurso que la Unión Europea dirige a los países africanos y cómo Europa lleva a esos mismos estados a la firma de acuerdos, que tienen consecuencias dramáticas para las poblaciones africanas.

Asistí en Bruselas a un encuentro entre la Comisión Europea y los diputados africanos, que realizaban estas negociaciones, para rubricar los Acuerdos APE. El representante de la Unión Europea les explicaba que no existe otra alternativa al liberalismo actual. Que Europa no podía obrar de otro modo a favor de los países ACP (África, Caribe y Pacífico): Ellos tenían que modernizar sus economías y por tanto abrir sus fronteras. Terminó diciéndoles: “¡El Liberalismo es la vida! ¡Sean modernos y acepten el libre intercambio!”. Europa pretende que los países ACP se adapten al mundo globalizado. Eso quiere decir: “¡Dejen las puertas abiertas! ¡Supriman sus derechos arancelarios! ¡Nada de Aduanas! ¡Acepten el libre intercambio puro y duro!

Si Europa fuera menos hipócrita y más comprensiva hacia los países de África, les hablaría de este otro modo: “Vosotros ¿queréis desarrollar la producción lechera? Comenzad por imponer aranceles fuertes a la leche en polvo de importación. Es lo que nosotros hacemos. Nuestra producción lechera está mejor organizada que la vuestra, pero no hemos dejado de protegerla. Nuestra tasa a la importación llega al 75%, mientras que vosotros sólo imponéis el 5%”. Europa tendría que enseñarles cómo hacer en muchos dominios comerciales. Los europeos podrían decir a los africanos: “Cuando nosotros negociamos tratados de libre comercio, sólo liberalizamos aquellos productos en los que favorecemos nuestros intereses, pero exceptuamos aquellos productos que serían desfavorables a nuestros productores. Por eso, en los Acuerdos de Libre Cambio, deberíais excluir de la liberalización por lo menos tantos productos como nosotros. Así hemos hecho en nuestros acuerdos con algunos países de América como Chile, Méjico y también con Suráfrica referente a las carnes, los productos lácteos, los cereales y harinas, el azúcar y los preparados alimentarios.

Si Europa quisiera construir una auténtica asociación de igual a igual, en lugar de aumentar su dominación sobre el Continente Africano, debería enseñarle sus recetas reales: Establecer una doble serie de aranceles a la importación, que se pueden aplicar al mismo tiempo, por ejemplo: Se puede imponer un arancel del 20% al arroz importado en lugar del 10% actual y a eso añadirle un impuesto aleatorio único de 100 Frs. Cfa. por cada kilo importado. Este proceso es utilizado con frecuencia en Europa, ¿porqué no en África si quiere proteger sus productos agrícolas? Lo mismo se podría hacer con los pollos importados, imponiendo 1000 Frs. Cfa. (no llega a un euro y medio) por cada pollo importado y así con los productos que necesitan protección hasta que lleguen a ser competitivos. La Tarifa Exterior Común (TEC) debe ser revisada en su conjunto.

Mauricio Oudet, misionero de África.
Presidente del SEDELAN de Burkina Faso

Autor

  • Oudet, Mauricio

    Nacido en 1944, trabajó como cooperante en Alto Volta (Actual Burkina Fasso en 1966-67 . Ordenado sacerdote en 1971 , es Misionero de África. Nombrado en Burkina Fasso en 1972. Presidente del SEDELAN . Servicio de ediciónn lenguas nacionales de Burkina Faso

    Este servicio nació en 1997 por iniciativa del P. Maurice OUDET, para dar una respuesta a las necesidades de información y de formación del mundo rural.
    Su sede se encuentra en el edificio de la Comunidad de los Misioneros de África en Kudugu.

Más artículos de Oudet, Mauricio