El sábado, en términos poco precisos, la UA propuso un «diálogo inclusivo» para sacar de la crisis a Burundi y se comprometió a enviar una misión compuesta por observadores de derechos humanos y expertos militares al país, al finalizar una visita de dos días a Buyumbura.
«La UA desplegará 100 observadores de derechos humanos y 100 expertos militares para controlar la situación», declaró el sábado el presidente de Sudáfrica, Jacob Zuma, jefe de la delegación enviada por la UA a Buyumbura.
Burundi está sumergido desde hace 10 meses en una profunda crisis política, nacida de la candidatura del presidente Pierre Nkurunziza a un tercer mandato. La violencia, ahora armada, ya ha matado a más de 400 muertos y obligado a más de 240.000 personas a abandonar el país. Las organizaciones de derechos humanos han denunciado la existencia de fosas comunes, muchos casos de ejecuciones sumarias y asesinatos selectivos.
La delegación de la UA «expresó su preocupación por los niveles de violencia, la pérdida de vidas y la inestabilidad política en la que se encuentra el país», según el comunicado publicado el sábado por la página web de la Presidencia de Sudáfrica.
«Creemos firmemente que la solución a los problemas políticos de Burundi sólo puede encontrarse a través de una participación inclusiva y pacífica» de todas las partes.
La delegación, encabezada por Zuma, y compuesta por los presidentes de Mauritania, Senegal, Gabón y el primer ministro de Etiopía, estuvieron jueves y viernes en Buyumbura tratando de encontrar una solución pacífica a la crisis, después de que la UA renunciara, a finales de enero, a desplegar, en este pequeño país de los Grandes Lagos, una fuerza africana de 5.000 hombres.
Interlocutores pacíficos
De acuerdo con la UA, el presidente de Uganda, Yoweri Museveni, el mediador en esta crisis, organizará un diálogo inclusivo lo más pronto posible con la participación de todos los actores principales de esta crisis.
El presidente de Uganda se encuentra, actualmente, completamente acaparado con la gestión de su disputada reelección, a raíz de un escrutinio muy criticado por la comunidad internacional.
Por otra parte, la formulación más bien vaga de la UA deja abierta la cuestión fundamental: ¿quién será invitado exactamente a esa mesa de negociaciones?
El mismo sábado, en un comunicado, la Presidencia de Burundi reitera su posición sobre la cuestión, sí a un diálogo interburundés, pero sólo con interlocutores «pacíficos», con exclusión de la plataforma principal de la oposición, el Cnared, acusado por Buyumbura de ser el instigador de la protesta contra el 3er mandato del Presidente y del intento de golpe de estado en mayo de 2015.
Unos días antes, Buyumbura había hecho el mismo discurso al secretario general Ban Ki-moon, que viajó al país para tratar de reavivar las conversaciones. Los intentos anteriores de conversaciones, ya bajo los auspicios de Uganda, habían fracasado.
Por otra parte, la presidencia de Burundi asegura que la UA acordó incrementar el número de personal «desarmados» (observadores y expertos militares) desplegados en el país, «por la necesidad de vigilar la frontera entre Burundi y Ruanda». Las relaciones con la vecina Ruanda se han deteriorado aún más en estas últimas semanas. Buyumbura acusa a Kigali de entrenar en su territorio a refugiados de Burundi para desestabilizar el régimen del presidente Nkurunziza.
Ruanda rechaza categóricamente estas acusaciones y recuerda, a quien quiera escuchar, que las causas de la crisis son propias de Burundi.
Durante su visita a Buyumbura, la delegación de la UA se reunió con el presidente Nkurunziza, con dos de los pocos líderes de los partidos de la oposición que no han huido del país, miembros de la sociedad civil, autoridades religiosas y un ex Presidente. La gran mayoría de los líderes de la oposición y la sociedad civil independiente se encuentra ahora en el exilio.
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