La tortuga de orejas rojas es una especie originaria de Estados Unidos que, con su popularización y comercialización como animal doméstico, se ha extendido por todo el mundo, amenazando la fauna y ecosistemas locales, llegando a colonizar, por ejemplo, zonas enteras del suroeste de España. En los años 80, 52 millones de tortugas de esta especie fueron criadas en Estados Unidos y vendidas por todo el mundo.
Las alarmas se encienden ahora en Sudáfrica con llamadas como la recibida por Price, becario postdoctoral en herpetología en la Universidad North West con el Laboratorio HerpHealth. La llamada venía de los Jardines Botánicos de Durban solicitando la retirada de dos ejemplares de tortugas adultas de orejas rojas. Estas llamadas se repiten en Sudáfrica. Se han encontrado tortugas de orejas rojas en Johannesburgo, Pretoria, Hartbeespoort Dam, Durban, Scottburgh y Ciudad del Cabo. La preocupación se hace latente ya que estas tortugas, aparte de su capacidad reproductiva y su longevidad, pudiendo llegar a vivir hasta 30 años, amenazan a las tortugas acuáticas y ranas locales al propagar enfermedades y parásitos y quitar los recursos.
Según Price, las tortugas adulto no solo sobreviven, sino que prosperan en ciertos climas sudafricanos como en KwaZulu-Natal, dado que su clima es similar al originario de estas tortugas, Florida, es decir, un clima subtropical. También proliferan bien en parques urbanos de Ciudad del Cabo y Johannesburgo. Aun así, todavía no hay motivo de alarma, ya que no existen casi registros de reproducción exitosa todavía en el país, solo en entornos urbanos, contando solo con un registro en un ambiente rural.
Asekho Mantintsilili, de la Facultad de Agricultura, Ingeniería y Ciencias de la Universidad de KwaZulu-Natal, en un estudio ha previsto que la población de tortugas de orejas rojas aumente significativamente en el futuro en Sudáfrica por su comercialización como animales domésticos, sumado a su buena adaptación al clima del país. El problema está en la liberación de las tortugas una vez compradas, ya sea porque crecen mucho o porque se vuelven una carga. También está el problema de que escapen. Ante esta situación, se recomienda que sean monitoreadas.
Según Albi Modise, portavoz del departamento de silvicultura, pesca y medio ambiente, estas tortugas se encuentran clasificadas con una categoría 2, existiendo 4 en total, según más o menos invasiva. Esto implica que para adquirirlas por parte de las tiendas se necesita un permiso emitido por el departamento. El departamento asegura que se llevan a cabo más de 1.000 inspecciones a tiendas de animales. Si se detectan incumplimientos puede acarrear sanciones o, incluso, un proceso penal.
Fuente: Mail&Guardian
[Traducción y edición, Guillermo de Simón]
[CIDAF-UCM]
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